martes, junio 24, 2014

Wisława Szymborska: "Más que por los grandes temas...

El jinete insomne: Wisława Szymborska: "Más que por los grandes temas...: La poetisa, ensayista y traductora polaca Wisława Szymborska (1923-2012), considerada una de las voces más originales de la poesía contemp...

Wisława Szymborska: "Más que por los grandes temas, la poesía se salva por los pequeños detalles"



La poetisa, ensayista y traductora polaca Wisława Szymborska (1923-2012), considerada una de las voces más originales de la poesía contemporánea de su país, nació en Prowent, un pueblo de la provincia de Poznań, pero en 1931 se trasladó junto con su familia a Cracovia, ciudad en donde cursó sus estudios y vivió hasta su muerte. Luego de trabajar como empleada del ferrocarril para evitar ser deportada por los nazis, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial estudió Literatura Polaca, Filología y Sociología en la Uniwersytet Jagielloński y se vinculó al grupo literario Inaczej que reunía, entre otros escritores, a Tadeusz Kubiak (1924-1979) y a Stanisław Lem (1921-2006). Influida por la obra del poeta Czesław Miłosz (1911-2004), inició su andadura literaria consagrada esencialmente a la poesía, aunque también a la crítica y al ensayo en diversas publicaciones periódicas como "Walce", "Pokoleniu", "Naprzód" y "Świetlica Krakowska". En 1945 publicó en el diario "Dziennik Polski" su primer poema, "Szukam słowa" (Busco la palabra), pero no sería hasta la aparición en 1952 de su poemario "Dlatego żyjemy" (Por eso vivimos) y el posterior "Pytania zadawane sobie" (Preguntas que yo me hago), en 1954, que empezaría a conseguir reconocimiento literario. Afiliada al comunista Partido Obrero Unificado Polaco, su primeros poemas se encuadran dentro del dogmático "realismo socialista", un estilo que abandonaría a partir de la publicación en 1957 de "Wołanie do Yeti" (Llamada al Yeti), poemario en el que hizo una reflexión personal, intimista y condenatoria del periodo estalinista. Por entonces ya trabajaba como editora de poesía y columnista en el semanario "Życie Literackie", al tiempo que publicaba ensayos y artículos, y traducía poemas franceses al polaco. Luego, con el correr de los años, publicaría "Sól" (Sal), "Sto pociech" (Cien consuelos), "Wszelki wypadek" (Por si acaso), "Wielka liczba" (Gran número), "Ludzie na moście" (Gente en el puente) y "Koniec i początek" (Fin y principio), obras en las que ya aparece perfilado su estilo intimista, irónico, paisajístico y existencialista. Por el conjunto de su obra poética, no muy numerosa pero memorable, recibió en 1996 el Premio Nobel de Literatura. En su discurso al recibirlo -uno de los más breves e irónicos que se recuerdan-, Szymborska dijo que cualquier saber que no provoca nuevas preguntas se convierte muy pronto en algo muerto, pierde la temperatura que proporciona la vida. También habló de dos palabras que siempre la estimularon: "no sé". En sus últimos poemarios publicados profundizó su mirada filosófica sobre la vida, sin por ello dejar de utilizar un humor algo irónico: "Chwila" (Instante), "Tutaj" (Aquí), "Dwukropek" (Dos puntos) y "Wystarczy" (Sólo), obras todas ellas en las que, al decir del escritor español Fernando Savater (1947), "se mantiene fiel, aunque con ironía y hasta con sarcasmo, a la pretendida salvación por la palabra y sin embargo nunca pretende decir la última palabra: porque en ese definitivo miramiento estriba lo que nos salva". En el siguiente resumen de las entrevistas realizadas por Félix Romeo (para la edición del 25 de enero de 2004 del diario argentino "La Nacion") y por Javier Rodríguez Marcos (para la edición del 5 de diciembre de 2009 del diario español "El País"), la poetisa polaca habla de su obra y de los temas sobre los que debería escribir sin demorarse mucho porque "el tiempo apremia", aclarando que "hay preguntas para las que no tengo respuesta".


¿De niña leía poesía?

No. En mi casa había sólo dos libros de poemas del siglo XIX. Y tampoco los leía. Siempre quise escribir novelas gordas. Al principio creía que si alguien aspiraba al título de escritor tenía que ser autor de novelas de varios tomos y cientos de páginas. No pasé de relatos mediocres. Un día escribí un poema, horroroso, y se lo pasé a la gente que trabajaba conmigo en el periódico. Me preguntaron: "¿pero tú qué lees?". Resultó que no conocía los poetas contemporáneos. Había leído mucha narrativa, a Thomas Mann, a Proust, a Dostoyevski, pero de poesía, ni idea. Me tuve que formar un poco.

¿Cómo recuerda la guerra?

Lo mejor que puedo decir es que sobreviví. Recuerdo el hambre, el frío. Tuve que trabajar haciendo zanjas en la calle. Mi padre fue inteligente: mucha gente huyó de Cracovia y se fue a Lvov, en la actual Ucrania, y pasaron a formar parte de la ocupación soviética. Sobreviví, sí. Pero hubo gente que murió. Mi primó cayó en el levantamiento de Varsovia.

¿Qué función cumple la poesía ante la crueldad del mundo?

El mundo es cruel, pero merece también otros calificativos más compasivos. Si únicamente fuera cruel, la gente hace mucho tiempo que no estaría aquí. Habría aquí y allá algunos escombros y crecerían algunas plantas. Plantas anónimas, porque no habría nadie que les diera nombre.

¿Qué piensa de la idea de Adorno de que no se puede escribir poesía después de Auschwitz? Supongo que para una escritora polaca que vive a 70 kilómetros de ese campo de concentración la frase tiene un significado especial.

Adorno no tenía razón, y eso lo pudo comprobar personalmente porque vivió todavía más de veinte años después de terminar la guerra. En ese tiempo hubo poetas nada desdeñables que escribieron poemas nada desdeñables. Si ese trabajo hubiera carecido de sentido, ¿para qué habría servido?

¿Y puede un poeta escribir sobre la historia?

Aunque su deseo de no escribir sobre ella fuera muy grande, es imposible evitarlo. Hay poetas para los que la historia es una fuente directa de inspiración. Para mí los mejores en ese aspecto son Cavafis y Zbigniew Herbert. Pero incluso la poesía que carece de cualquier referente histórico se inscribe para siempre en la historia, ya que utiliza un lenguaje que determina de forma exacta dónde y cuándo nace. La poesía supratemporal es una ilusión idiota.

¿Tiene alguna fórmula mágica para escribir?

Sé lo que quiero escribir, pero no siempre me sale. Trabajo constantemente en los poemas. Hay algunos poemas que surgen de forma espontánea... Es mi secreto: no voy a decir nunca cuáles salen con facilidad y cuáles salen con esfuerzo, pero no siempre salen de forma espontánea.

¿Y cómo es la Szymborska que narra sus poemas?

Creo que cada poema lo escriben dos personas. Hay una persona que es la que siente las cosas, la que las experimenta, la que piensa. Y otra persona, que está detrás de mí y dice: "¿No estarás exagerando? ¿Qué va a entender el lector de lo que estás escribiendo? y, además, ¿para qué le sirve?". Ese yo irónico está siempre, pero si desaparece escribiré muy malos poemas... ¡Y si desaparezco yo, también serán malos!

Utiliza un lenguaje muy especial.

Mi lengua es una lengua viva. Utilizo frases hechas, lengua coloquial, juegos de palabras, que no necesariamente funcionan en otras lenguas... La suerte de los poetas en el exterior depende de los traductores.

¿Hablamos de los temas de su poesía?

Todos mis poemas nacen del amor. Diría incluso que todos los poemas nacen del amor; incluso aquéllos que transmiten el mal tienen en el fondo una forma de amor hacia el mundo. Estoy totalmente convencida... Y si no es así, lo siento por esos poetas.

¿Y el odio?

Tengo un poema sobre el odio, que es verdaderamente un sentimiento del siglo XX, el más fuerte, el que encuentra más seguidores. Y eso es algo horrible. Quizá en algún momento fue necesario pero ahora el odio es un sentimiento horrible. Aunque parece más fácil que un loco propague sus ideas con los nuevos medios. Antes, alguien llegaba y se subía a un cajón en una plaza y se ponía a hablar con un megáfono... Todo era más pequeño.

En sus poemas aparecen muchos animales.

No imagino la poesía sin los seres que nos acompañan en la vida: los animales, las plantas... e incluso las piedras. Mi animal preferido es el mono. Me encantó un libro de Jane Goodall, "A través de la ventana. Treinta años estudiando a los chimpancés", en el que cuenta su investigación en Tanzania con los primates y con los chimpancés. No los estudió como un grupo sino como individuos. Estuvo años siguiéndolos de uno en uno, investigando cada animal en concreto y descubrió que uno era individualista, otra era una mala madre, otra era muy cariñosa, otro era muy travieso... Se trataba de una forma de estudiar a los animales desde una perspectiva totalmente diferente. No me imagino otro enfoque distinto al del análisis individual. Todos somos un poco diferentes. El hombre se somete a diversas ideas de grupo y no siempre es bueno.

También aparecen muchos sueños en sus poemas.

Escribo de la realidad y los sueños son una parte de la realidad.

Al escribir "Aquí", ¿pensaba en la muerte?

Para mí la vida es una aventura con fecha de caducidad. Cuando estaba en la escuela murió una profesora y tuve conciencia de la muerte como algo natural. Con ochenta y seis años pienso igual que con ocho.

¿Y eso influye cuando escribe?

Yo no escribo sobre la muerte. Es una de las cosas más fáciles de hacer en poesía. Y no es verdad que tenga un poder ilimitado. No consigue todo lo que quiere y cuando quiere. Es cierto que hay poemas buenísimos sobre la muerte, pero en general es fácil porque despierta sentimientos y emociones fáciles, la ternura y todo eso.

¿El amor también es un tema fácil?

Ah, ése ya no es tan fácil. Y lo más difícil es el erotismo, que de hecho se ha tocado muy poco en poesía. Nunca he leído un poema que sea capaz de trasladar lo que sucede entre dos personas. Hablo del erotismo puro, no del amor como sentimiento, que sí es más fácil de expresar.

Hay más literatura en los amores difíciles.

Tal vez, pero yo he tenido la gran suerte de vivir algunos amores, y mis recuerdos son muy felices. Pero no hablemos de mí, que todo eso ya está en los poemas.

¿Hay palabras que trata de evitar especialmente cuando escribe?

Las arcaicas y las grandilocuentes. Pero hay palabras que utilizo raramente y con ciertas dudas. Cuando intento describir algo como "bello", por ejemplo. La belleza es una idea relativa, que depende de la tradición y de las costumbres, y sobre todo de los gustos personales, que el lector puede no compartir. Para mí, las catedrales románicas son más bonitas que las góticas, la cerámica más bonita que la más refinada de las porcelanas y la muñeca de trapo con la que en mi infancia podía hablar de cualquier cosa, mil veces más bonita que esa horrorosa Barbie. Porque, a ver, ¿sobre qué se puede hablar con una de esas Barbies? Bueno, a lo mejor de trapitos y esmalte para las uñas.

Sus poemas hablan de los grandes temas, pero parecen huir de las abstracciones.

Cualquier poema bueno se convierte de alguna manera en algo abstracto. Pero siempre tiene que ver con la realidad, con la vida del poeta o con la vida de otros. Las cosas bellas tienen también algo de metafísicas...

Me refería a que en el poema "Metafísica" habla usted de los fideos con tocino.

Es que todo termina siendo metafísico. Pero más que por los grandes temas, la poesía se salva por los pequeños detalles. Hay poemas antiguos que han pervivido gracias a un solo detalle. Pero me temo que estoy generalizando... sobre los detalles.

¿El humor le sirve para escribir sin vergüenza sobre temas más serios?

Es mi forma de ser. Desde niña he tenido tendencia a darle vueltas a un asunto y a buscarle la parte cómica. Hay cuestiones, sin embargo, que ni me hacen gracia, ni me han hecho nunca gracia, ni me la harán: el odio, la violencia, la estupidez agresiva.

¿Ahora qué lee?

Siempre he leído poca poesía. Nunca he sido capaz de leer un libro de poesía desde el principio hasta el final. Y hablo de los buenos. Lo que hago es leer un poema y dejarlo. Luego retomo el libro, y así. Como se puede imaginar, a veces quedo fatal con gente que me ha mandado sus libros porque tardo un año en contestarles con mi opinión, pero ésa es mi forma de leer. Leo todo el tiempo. Muchos libros de divulgación científica y de antropología, de zoología. Leo a Brodsky, con el que tenía mucha afinidad. Pero como no quiero olvidarme de nadie sólo voy a decir que leo a Rilke. Con él comenzó mi fascinación por la poesía.

¿Y escribe?

Aún estoy viva, para extrañeza de algunos y también para la mía. Y soy escéptica ante la poesía, incluso ante la mía. Como tengo poco talento, necesito un silencio de varios días: sin llamadas, sin visitas. Conozco pintores que pueden trabajar mientras llevan una conversación. En poesía eso es absolutamente imposible. Pensé que cuando pasara el Nobel el trajín se reduciría, pero no.

¿El premio Nobel le cambió la vida?

¿Que si el premio me cambió la vida? Y tanto. Para bien y para mal. Para bien porque multiplicó el número de cartas que me envían, de paquetes con libros, de invitaciones, de propuestas y de preguntas a las que hay que responder en las entrevistas. Para mal porque multiplicó el número de cartas que me envían, de paquetes con libros, de invitaciones, de propuestas y de preguntas a las que hay que responder en las entrevistas. A las invitaciones para viajar a otros países siempre respondo lo mismo: cuando sea más joven.

¿Es usted feminista?

Yo me niego a tener ninguna etiqueta, pero en Polonia las feministas tienen muchísima razón y muchas cosas por las que luchar: por los sueldos, por derechos que tienen que ver con su cuerpo, porque todavía hay resortes reaccionarios en la Iglesia... Sueño con el momento en que las feministas no sean necesarias.

Está en su casa, pero me pidió permiso para fumar...

Una vez recibí una carta de varias páginas en la que una mujer me pedía que dejara de fumar. Me hubiera gustado responderle: "he ido a tantos entierros de gente que nunca había fumado y que era más joven que yo...". Me limité a decirle que le agradecía que se preocupara por mí.

Por eso utiliza tanto el humor.

Mi poesía, como la vida, es una moneda: tiene una parte trágica y una parte cómica.

Y una parte cósmica...

Recuerdo una anécdota de Filipovich, un fabuloso escritor que supera la prueba del tiempo: cuando el hombre llegó a la Luna mucha gente en Cracovia estaba asombrada. Filipovich estaba pescando y trataba de ver el acontecimiento con prismáticos. Una vez, caminando por los alrededores de Cracovia con Filipovich, nos paramos a identificar estrellas, y cuando nos dimos vuelta, había un enorme grupo de gente a nuestro alrededor; tanta, que al día siguiente la prensa publicó que se había producido el avistamiento de un ovni. Una información que nunca fue desmentida. Espero que eso hiciera feliz a alguien. Escribí un poema en el que decía que no hay que mandar bromistas al cosmos.

Le fascina el espacio, pero realmente se ha movido muy poco.

No sé si es por mi signo zodiacal -cáncer-, pero no me gusta viajar. Nací un día después (y muchos años después) que Proust, que escribió doscientas páginas para decir cómo se preparaba para ir a la playa. No me gusta viajar, pero me gusta volver.

jueves, junio 19, 2014

Encuentran el mayor botín de poemas inéditos de Pablo Neruda

Encuentran el mayor botín de poemas inéditos de Pablo Neruda | Actualidad | EL PAÍS



Encuentran el mayor botín de poemas inéditos de Pablo Neruda

Se trata de una veintena de poemas de temática amatoria, en su mayoría. Apareció en varias cajas durante una revisión de los archivos del Nobel chileno por parte de la Fundación Pablo Neruda



“Reposa tu pura cadera y el arco de flechas mojadas
extiende en la noche los pétalos que forman tu forma"...
Ni en su madurez Pablo Neruda se olvidó del amor como refugio poético.
..."que suban tus piernas de arcilla el silencio y su clara escalera
peldaño a peldaño volando conmigo en el sueño
yo siento que asciendes entonces al árbol sombrío que canta en la sombra
Oscura es la noche del mundo sin ti amada mía,
y apenas diviso el origen, apenas comprendo el idioma,
con dificultades descifro las hojas de los eucaliptos”.
Son ocho del botín de más de mil versos de la veintena de poemas inéditos de Neruda (1904- 1973) recién descubiertos. Van 21. Y podrían ser más. Y no solo poemas, sino también algo de prosa, discursos o conferencias escritas entre 1956 y finales de los años sesenta. El hallazgo literario más importante del Nobel chileno con una gran presencia del tema amoroso y erótico. A su lado, versos sobre la naturaleza o Chile que aguardaban ser encontrados en el archivo de laFundación Pablo Neruda, en Santiago de Chile.
Escritos muchos en el modesto y amarillento papel roneo, son poemas cortos algunos, y otros tan largos que ocupan hasta siete y nueve páginas.
Originales inéditos de Neruda, en su Fundación en Santiago de Chile.
Poemas dispersos a lo largo de más de una década que aún no se sabe por qué no entraron en los libros de la época. El anuncio lo ha hecho la editorial Seix Barral, en Barcelona, que los publicará a finales de 2014 en Latinoamérica y principios de 2015 en España bajo el título de Poemas inéditos. Pablo Neruda.

Nunca dejó de lado el amor y sus laberintos ya andados, pero siempre desconocidos; como estos poemas escritos tres y cuatro décadas después de que se hiciera popular, en 1924, con
 Veinte poemas de amor y una canción desesperada.Versos que alumbran más zonas del universo nerudiano y lo expanden. “No son poemas cualesquiera”, afirma Pere Gimferrer, poeta y experto de Seix Barral, que ha quedado impresionado tras su lectura. Un asombro que le ha hecho decir que muestran un Neruda con “el poderío imaginativo, la desbordante plenitud expresiva y el mismo don, el apasionamiento erótico o amatorio que para la invectiva, la sátira o el mínimo detalle cotidiano convertido en poema. Es decir, por igual el Neruda de Odas elementales y el Neruda de La Barcalora, el de Memorial de Isla Negra e incluso el deEstravagario”.
El amor como compañía, refugio e inspiración tras los tiempos del exilio, del reencuentro con Chile y de su veta política. Son los años en los que ya separado de su segunda esposa conoce a Matilde Urrutia, la pasión de su vida.
El botín de inéditos estaba en una de las cajas fuertes de la Fundación Pablo Neruda, en Santiago de Chile. A una temperatura controlada en varias cajas de conservación especiales llenas de carpetas y cuadernos con páginas manuscritas y mecanografiadas de toda su obra. La Fundación, recuerda su director Fernando Sáez, las recibió hacia el año 1987 tras la muerte de Matilde Urrutia. Durante varios años, el material fue ordenado, clasificado, fotocopiado, escaneado y desde hace tres años revisado exhaustivamente, página a página, para cotejar qué había sido publicado y qué no.
Eso ha hecho Darío Oses, encargado de la Biblioteca de la Fundación, desde julio de 2011. Leer y expurgar hojas y hojas y hojas escritas con la letra grande y clara de Neruda, o mecanografiadas, pero corregidas con su puño y letra, hasta ir dando forma y brillo, sin buscarlo, al nuevo tesoro nerudiano. Lo que prueba, según Oses, es que “Neruda sigue siendo un poeta inagotable que siempre permite nuevas lecturas, como los clásicos”.
El trabajo de investigación y auditoría ahora se ha repartido entre la Fundación y Seix Barral para fijar el número total de poemas y textos que el Nobel escribió y que merecen la pena publicarse. “Es un gran descubrimiento no solo por su condición de inéditos, sino también por la extrema calidad de varios poemas”, asegura Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral. La edición, agrega, irá acompañada de anotaciones y todas las explicaciones necesarias.
Son sus terceros inéditos que aparecen. Previamente están El río invisible (1980), que incluye poesía y prosa de juventud, y Cuadernos de Temuco (1996), poemas de adolescencia, ambos publicados por Seix Barral.
El nuevo libro coincidirá con el 110º aniversario del nacimiento de Neruda, este 12 de julio, y los 90 años de la publicación de Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
“Con dificultades descifro las hojas de los eucaliptos”, escribió Pablo Neruda en uno de los versos que ahora ha visto la luz. Y con asombro y dificultad todos los que han leído estos 21 poemas se preguntan qué habrá sucedido para que esos mil versos se quedaran en la orilla del camino.

Fragmento inédito de neruda

"Reposa tu pura cadera y el arco de flechas mojadas
extiende en la noche los pétalos que forman tu forma
que suban tus piernas de arcilla el silencio y su clara escalera/
peldaño a peldaño volando conmigo en el sueño
yo siento que asciendes entonces al árbol sombrío que canta en la sombra
Oscura es la noche del mundo sin ti amada mía,
y apenas diviso el origen, apenas comprendo el idioma,
con dificultades descifro las hojas de los eucaliptos".

sábado, junio 07, 2014

Ensayo: leer, escribir», moderado por Miguel Casado

Queridas amigas y amigos,
el jueves 18 de junio, a las 19:30 horas, tendremos el último encuentro del ciclo «Ensayo: leer, escribir», moderado por Miguel Casado. Adjunta encuentran toda la información. Como siempre será en Enclave de Libros, c/ Relatores 16. Están cordialmente invitados.
Abrazos,

Edmundo Garrido / Juan Soros

Ciclo «Ensayo: leer, escribir»
Presenta y modera: Miguel Casado

Mesa redonda «Los ensayos de Carlos Piera»
con Rosa Benéitez, José Luis Gómez Toré y Carlos Thiebaut

Miércoles 18 de junio a las 19:30 horas en Enclave de libros, c/ Relatores, 16

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La última mesa redonda de este ciclo girará en torno a los ensayos de Carlos Piera (Contrariedades del sujeto, 1993; La moral del testigo, 2012), que es también uno de los grandes nombres de la poesía española. En el necesario cruce de la reflexión crítica y la escritura, sus textos muestran el persistir de una mirada libre y abarcadora; poesía y ética, historia y lingüística remiten quizá en ellos a una raíz política que fuera atención a la vida, pensamiento que fluye como tejido del presente. El pulso de la obra de Carlos Piera es la lucidez existencial, continua apertura de lugares de respiración y sentido, amplísima gama de saberes, resistencia y pregunta por la razón.

Los participantes:

Rosa Benéitez es doctora en Filosofía, crítica y traductora, ha codirigido las revistas de ccrítica culturalAfterpost y Fakta; acaba de aparecer su traducción –hecha en colaboración– de ¿Cómo convertirnos en materialistas históricos? de Edoardo Sanguineti.

José Luis Gómez Toré es poeta, crítico y traductor. Su último libro de poesía, en colaboración con la artista plástica Marta Azparren, es Claroscuro del bosque (2011).

Carlos Thiebaut es catedrático de Filosofía. Fue miembro de la redacción de La balsa de la Medusa. Su último libro es Invitación a la filosofía: pensar el mundo, examinar la vida, hacer la ciudad (2003). 


Imagen: Pedro Núñez, Sin título, 2012
Impreso intervenido con plegaduras
Organiza: Libros de la resistencia

jueves, junio 05, 2014

Aviso de derrumbe BYUNG-CHUL HAN

Aviso de derrumbe | Cultura | EL PAÍS



El filósofo coreano aficando en Berlín Byung-Chul Han. /ALEXANDRA KINGA FEKETE



No es extraño que Alemania, el país que ha producido mentes como las de Kant, Hegel, Nietzsche o Marx, tenga devoción por la filosofía, lo inusual es que la nueva revelación del pensamiento alemán —tronco inevitable del pensamiento occidental moderno— sea un autor oriental que cuando era un treintañero cambió Corea del Sur por Europa. Hoy los libros de ese autor, Byung-Chul Han, son prestigiosos superventas en un país que todavía discute apasionadamente a sus filósofos vivos, sean Jürgen Habermas, Peter Sloterdijk o Richard David Precht. Han ya es uno de ellos.



Byung-Chul Han nació en 1959 en Seúl y allí estudió metalurgia, pero pronto llegó a la conclusión de que con aquello no iba a ninguna parte. La carrera ni siquiera le interesaba. Decidió instalarse en Alemania y estudiar literatura, aunque acabó interesado en la filosofía. En 1994 se doctoró por la Universidad de Múnich con una tesis sobre Martin Heidegger y poco después se estrenó como profesor universitario tras haber obtenido la habilitación en Basilea. Actualmente enseña Filosofía en la Universidad de las Artes de Berlín después de ejercer en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe al lado de Sloterdijk, que no ha evitado polemizar con el que muchos consideran su sucesor en el trono simbólico de la filosofía germana.



En los últimos meses se han publicado en España dos libros de Han —La sociedad del cansancio y La sociedad de la transparencia—, en abril aparecerá un tercero —La agonía de Eros (en la editorial Herder, como los anteriores)— y varios más serán traducidos pronto. En ellos analiza los males del presente: el hombre contemporáneo, sostiene el filósofo, ya no sufre de ataques virales procedentes del exterior; se corroe a sí mismo entregado a la búsqueda del éxito. Un recorrido narcisista hacia la nada que lo agota y lo aboca a la depresión. Es la consecuencia insana de rechazar la existencia del otro, de no asumir que el otro es la raíz de todas nuestras esperanzas. Más aún, solo el otro da pie al eros y es precisamente el eros el que genera el conocimiento.



La entrevista se celebra en el Café Liebling, situado en la berlinesa Raumerstrasse, en Prenzlauer Berg, un barrio que ha pasado en poco tiempo de bohemio a aposentado. Suena una música ambiental suave que los camareros no tienen problema en suavizar aún más para evitar interferencias en la grabación de la charla. Han es puntual a la cita. Se sienta y pide café. La primera pregunta es sobre la relación directa que él establece entre el eros y el pensamiento. Mira al entrevistador, se mira las manos, se mesa el cabello, calla. Al cabo de unos segundos empieza a hablar: “Creo que para responder a eso necesitaría antes pensar durante un par de semanas”. En apariencia deja el asunto de lado, aunque lo abordará al final de la entrevista. No tiene prisa. Se toma su tiempo. Para todo. “Cuando llegué a Alemania, ni siquiera conocía el nombre de Martin Heidegger”, cuenta. “Yo quería estudiar literatura alemana. De filosofía no sabía nada. Supe quiénes eran Husserl y Heidegger cuando llegué a Heidelberg. Yo, que soy un romántico, pretendía estudiar literatura, pero leía demasiado despacio, de modo que no pude hacerlo. Me pasé a la filosofía. Para estudiar a Hegel la velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día”.



El esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento. Uno se ve libre y se explota a sí mismo hasta el colapso

Cualquier cosa menos volver a la metalurgia que había dejado en Corea. “Al final de mis estudios me sentí como un idiota. Yo, en realidad, quería estudiar algo literario, pero en Corea ni podía cambiar de estudios ni mi familia me lo hubiera permitido. No me quedaba más remedio que irme. Mentí a mis padres y me instalé en Alemania pese a que apenas podía expresarme en alemán”.



Inició un proceso de aprendizaje del idioma y de nuevas materias que le permitieran comprender los problemas que aquejan al hombre de hoy. Explicarlo es el objetivo de sus libros. A diferencia de lo que ocurría en tiempos pasados, cuando el mal procedía del exterior, ahora el mal está dentro del propio hombre, subraya Han: “La depresión es una enfermedad narcisista. El narcisismo te hace perder la distancia hacia el otro y ese narcisismo lleva a la depresión, comporta la pérdida del sentido del eros. Dejamos de percibir la mirada del otro. En uno de los últimos textos que he escrito insisto en que el mundo digital es también un camino hacia la depresión: en el mundo virtual el otro desaparece”. ¿Hay posibilidades de vencer ese estado depresivo? “La forma de curar esa depresión es dejar atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de su presencia”, sostiene. “Porque frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos”.



Para precisar lo que sugiere recurre a Jean Baudrillard: el enemigo exterior adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un virus. Hoy, sin embargo, “la violencia, que es inmanente al sistema neoliberal, ya no destruye desde fuera del propio individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer”. La interiorización del mal es consecuencia del sistema neoliberal que ha logrado algo muy importante: ya no necesita ejercer la represión porque esta ha sido interiorizada. El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo a la búsqueda del éxito. Siendo así, ¿cómo hacer frente a los nuevos males? No es fácil, dice. “La decisión de superar el sistema que nos induce a la depresión no es cosa que solo afecte al individuo. El individuo no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar deprimido. El sistema neoliberal obliga al hombre a actuar como si fuera un empresario, un competidor del otro, al que solo le une la relación de competencia”.



Retomando la idea hegeliana de la dialéctica del amo y del esclavo, Byung-Chul Han denuncia que “el esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento”. Y lo ha hecho a cambio de un modo de vida escasamente interesante, “la mera vida, frente a la vida buena”, dice, casi pura supervivencia. A cambio de eso, el hombre cede su soberanía y su libertad. Pero lo más llamativo es que el propio amo ha renunciado también a la libertad al convertirse en explotador de sí mismo. Ha interiorizado la represión y se ve abocado al cansancio y la depresión. Pero el cansancio y la depresión no se pueden interpretar como alienación, en el sentido tradicional marxista. “Solo la coerción o la explotación llevan a la alienación en una relación laboral. En el neoliberalismo desaparece la coerción externa, la explotación ajena. En el neoliberalismo, trabajo significa realización personal u optimización personal. Uno se ve en libertad. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. Uno se explota a sí mismo, hasta el colapso. En lugar de la alienación aparece una autoexplotación voluntaria. Por eso, la sociedad del cansancio como sociedad del rendimiento no se puede explicar con Marx. La sociedad que Marx critica, es la sociedad disciplinaria de la explotación ajena. Nosotros, en cambio, vivimos en una sociedad del rendimiento de autoexplotación”. El hombre se ha convertido en un animal laborans, “verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un horizonte terrible: el fracaso.



Como todo buen romántico, Han encuentra la solución en el amor. Hay que negar el presente represivo y aceptar la existencia del otro y, de su mano, la posibilidad del amor. Un buen ejemplo es la película Melancolía, de Lars von Trier. En ella aparece Justine, un personaje deprimido “porque es incapaz de amar. La depresión aparece como una imposibilidad de amor. Pero Justine alcanza a salir de la depresión gracias a la aparición de un planeta que va a destruir la Tierra. Es la amenaza de esa catástrofe la que le permite curarse de la depresión porque la hace capaz de percibir la existencia del otro. Primero, el otro es el planeta y luego los demás. Y al salir de la depresión se siente capaz de amar, de recuperar el sentimiento del eros”. Y es que “el eros es la condición previa del pensamiento. Sin el deseo hacia un ser amado que es el otro, no hay posibilidad de filosofía”.



Mientras Grecia y España están en ‘shock’ por la crisis, se endurecen la competencia descarnada y los despidos

Hay una relación directa entre eros y logos que pasa por descubrir al otro. Sin eso no hay posibilidad de verdad. El eros tiene una relación vital con el pensar. El logos sin eros sería pensamiento puro. Así termina La agonía de Eros, recuerda: “El pensamiento en sentido enfático comienza bajo el impulso de eros. Es necesario haber sido amigo, amante para poder pensar. Sin eros, el pensamiento pierde la vitalidad y se hace represivo”. Ahí está el ejemplo de Alcibíades, que accede al conocimiento gracias a la seducción que Sócrates ejerce sobre él. “Siempre se había pensado que el eros estaba excluido, pero es condición para el pensamiento”, insiste. “Es el amigo el que introduce una relación vital que hace posible el pensar”. Por el contrario, “la falta de relación con el otro es la principal causa de la depresión. Esto se ve agudizado hoy en día por los medios digitales, las redes sociales”. La soledad, la incapacidad para percibir al otro, su desaparición.



No hay, sin embargo, que confundir la seducción con la compra. “Creo que no solo Grecia, también España, se encuentran en un estado de shock tras la crisis financiera. En Corea ocurrió lo mismo, tras la crisis de Asia. El régimen neoliberal instrumentaliza radicalmente este estado de shock. Y ahí viene el diablo, que se llama liberalismo o Fondo Monetario Internacional, y da dinero o crédito a cambio de almas humanas. Mientras uno se encuentra aún en estado de shock, se produce una neoliberalización más dura de la sociedad caracterizada por la flexibilización laboral, la competencia descarnada, la desregularización, los despidos”. Todo queda sometido al criterio de una supuesta eficiencia, al rendimiento. Y, al final, explica, “estamos todos agotados y deprimidos. Ahora la sociedad del cansancio de Corea del Sur se encuentra en un estadio final mortal”.



En realidad, el conjunto de la vida social se convierte en mercancía, en espectáculo. La existencia de cualquier cosa depende de que sea previamente “expuesta”, de “su valor de exposición” en el mercado. Y con ello “la sociedad expuesta se convierte también en pornográfica. La exposición hasta el exceso lo convierte todo en mercancía. Lo invisible no existe, de modo que todo es entregado desnudo, sin secreto, para ser devorado de inmediato, como decía Baudrillard”. Y lo más grave: “La pornografía aniquila al eros y al propio sexo”. La transparencia exigida a todo es enemiga directa del placer que exige un cierto ocultamiento, al menos un tenue velo. La mercantilización es un proceso inherente al capitalismo que solo conoce un uso de la sexualidad: su valor de exposición como mercancía.



Lo propio ocurre en la exigencia de transparencia en la política: “La transparencia que se exige hoy en día de los políticos es cualquier cosa menos una demanda política. No se pide la transparencia para los procesos de decisión que no interesan al consumidor. El imperativo de transparencia sirve para descubrir a los políticos, para desenmascararlos o para escandalizar. La demanda de transparencia presupone la posición de un espectador escandalizado. No es la demanda de un ciudadano comprometido, sino de un espectador pasivo. La participación se realiza en forma de reclamaciones y quejas. La sociedad de la transparencia, poblada de espectadores y consumidores, es la base de una democracia del espectador”.



La exigencia de transparencia, acompañada del hecho de que el mundo es un mercado, hace que los políticos no acaben siendo valorados por lo que hacen, sino por el lugar que ocupan en la escena. “La pérdida de la esfera pública genera un vacío que acaba siendo ocupado por la intimidad y los aspectos de la vida privada”, afirma. “Hoy se oye a menudo que es la transparencia la que pone las bases de la confianza. En esta afirmación se esconde una contradicción. La confianza solo es posible en un estado entre conocimiento y no conocimiento. Confianza significa, aun sin saber, construir una relación positiva con el otro. La confianza hace que la acción sea posible a pesar de no saber. Si lo sé todo, sobra la confianza. La transparencia es un estado en el que el no saber ha sido eliminado. Donde rige la transparencia, no hay lugar para la confianza. En lugar de decir que la transparencia funda la confianza, habría que decir que la transparencia suprime la confianza. Solo se pide transparencia insistentemente en una sociedad en la que la confianza ya no existe como valor”. Un ejemplo de esta contradicción es el Partido Pirata que se presenta a sí mismo como el de la transparencia, lo que en realidad equivale a una propuesta de despolitización. “Se trata, en realidad, de un antipartido”, afirma Han.



Y se ha diluido también la “verdad”, porque en la sociedad de la transparencia lo que importa es la apariencia. Parte de su discurso recuerda el de los situacionistas franceses de los sesenta, que sostenía que la historia podía explicarse por el predominio de los verbos que explican las cosas. En la antigüedad, lo importante era el ser, pero el capitalismo impuso el tener. En la actual sociedad del espectáculo, sin embargo, domina la importancia del parecer, de la apariencia. Así lo resume Han: “Hoy el ser ya no tiene importancia alguna. Lo único que da valor al ser es el aparecer, el exhibirse. Ser ya no es importante si no eres capaz de exhibir lo que eres o lo que tienes. Ahí está el ejemplo de Facebook, para capturar la atención, para que se te reconozca un valor tienes que exhibirte, colocarte en un escaparate”. Y el mundo de la apariencia se nutre de las aportaciones de los medios de comunicación. Pero hay una gran diferencia entre el saber, que exige reflexión y hondura, y el conocer, que no aporta verdadero saber. “La acumulación de la información no es capaz de generar la verdad. Cuanta más información nos llega, más intrincado nos parece el mundo”.

El Caballero de la Palabra, de GUSTAVO MARTIN GARZO

El Caballero de la Palabra | Opinión | EL PAÍS







n memoriam Gabriel García Márquez
Uno de los pasajes que prefiero deDon Quijote de la Mancha es el que tiene lugar en Sierra Morena. Don Quijote se pone en él a dar saltos y hacer todo tipo de disparates por las peñas, imitando a esos caballeros, como Amadís y Orlando, que enloquecidos por los celos dieron en las mayores locuras. Sancho le pregunta por la razón de tal proceder dado que él no tiene motivo alguno para sentirse desdeñado por su dama Dulcinea o para pensar que esta haya podido “hacer alguna niñería con moro o cristiano”. A lo que Don Quijote le responde: “Ahí está el punto y esa es la fineza de mi negocio, que volverse loco un caballero andante con causa, ni grado ni gracias: el toque está en desatinar sin ocasión”.
Ese “desatinar sin ocasión” guarda la clave del libro de Cervantes. El diccionario de la RAE define desatino como “locura, despropósito o error”. Pero en Cervantes tiene una significación muy distinta. Como los gestos absurdos del maestro zen, las locuras de Don Quijote tienen el poder de suspender por un momento el principio de realidad. Su función es abrir una grieta, y, más allá de la lógica, llevarnos a la comprensión profunda e inmediata de una verdad nueva. Por eso entre los dos modelos que le salen al paso en Sierra Morena, el de Amadís y el de Orlando, Don Quijote elige sin dudarlo el ejemplo del primero. Orlando, trastornado por la traición de Angélica, revienta el curso de los torrentes, asola los bosques, aniquila el ganado; mientras que Amadís no hace “locuras de daño sino de lloros y sentimientos”. Ese es el camino de don Quijote, para quien la aventura no supone nunca una quiebra de lo real, sino su exaltación. De ahí que sea indisociable de la alegría, que supone concebir las cosas no en función de verdadero o falso sino de epifanía. El desatino es una condición de lo paradisíaco ya que hace del mundo el lugar de la posibilidad.
Nada que ver con la locura. La locura es no tener en cuenta a los otros y pocos héroes los han tenido tan en cuenta como el nuestro. La gran lección de sus aventuras es que un mundo sin justicia no merece la pena; pero que tampoco la merece sin misericordia, que no es sino esa segunda oportunidad que damos a las cosas para que sean al fin lo que pueden ser. Don Quijote es el caballero de esa segunda oportunidad y por eso hay pocos héroes más parlanchines que él, pues esa segunda oportunidad siempre se juega en el lenguaje. Hasta el punto de que bien podría decirse que todo lo hace animado por su deseo de no dejar de hablar y que es el hablar mismo, el seguir encontrando cosas que decir y a quién decírselas, su razón de ser como caballero. De forma que, al lado de esos nombres que tan merecidamente asume, el Caballero de la Triste Figura, el Caballero de los Leones, podría haberse llamado con más propiedad el Caballero de la Palabra.
La ironía, para Cervantes, es la capacidad de aceptar las contradicciones de la vida
Pero también nos entrega su cuerpo. Pierde lanzas, escudos, yelmos, trozos de armadura, sale maltrecho y herido infinidad de veces. Pocos personajes en la historia de la literatura han ido dejando tras de sí un rastro semejante, hasta el punto de que casi podemos decir que no hay aventura en la que se embarque en que no deje a sus espaldas algo de sí mismo. Es decir, no habla por hablar. Cuando le toca hacerlo, paga una prenda. Y esa es la ironía, que el caballero que comete un desatino tras otro sea también el que termina dando cuenta con sus palabras y sus actos de todo lo que indecible, noble y hermoso hay en nosotros.
La ironía, para Cervantes, es la capacidad de aceptar las contradicciones de la vida; de aceptar, en suma, que nada es de una sola manera. Por eso Don Quijote, su personaje, no se cansa de pedir. Pide a los sucios venteros que sean corteses anfitriones, a las pobres criadas que sean misteriosas y dulces, a los campos áridos y pelados de La Mancha que regresen al tiempo de la Edad de Oro y a una bacinilla de barbero que se transforme en un yelmo de oro. Su fuerza surge siempre de creer el mundo mucho mejor de lo que es, como si solo ignorando la verdadera naturaleza de las cosas estuviéramos en condiciones de conseguir que se mudaran en lo que debieron ser.
Los personajes de Cervantes toleran la contradicción, de un modo que, por ejemplo, los más graves y apesadumbrados personajes de La Biblia no saben hacerlo. No tengo ninguna duda de que si Don Quijote se hubiera encontrado en una de sus andanzas con Abraham y su hijo dirigiéndose al monte Moriah la habría emprendido a mandobles con el primero y puesto fin al sin sentido de aquel sacrificio; o de haber andado por Egipto, en las noches de las plagas que lo destruyeron, se habría enfrentado a los ángeles vengativos que mataron a los primogénitos. Se habría enfrentado a esos ángeles y puesto en fuga a Abraham, ya que Don Quijote amaba la justicia y creía que esta no era nada sin el amor, y que de la misma forma que un padre no podía llevar engañado a su hijo al altar del sacrificio, ningún pueblo, por muy oprimido que estuviera, podía pretender conquistar su libertad con la muerte de los hijos de sus enemigos, que una libertad que se conquistaba a ese precio no podía merecer la pena. Y hasta habría resultado bien gracioso ver a Don Quijote detrás de Abraham con su espada, como si fuese el mismísimo sabio Frestón, o persiguiendo a los ángeles entre un remolino de plumas, que por encima de todo Cervantes escribió su libro para entretenernos, hacernos reír y llegar a conmovernos, porque lo que en él predomina es el amor a la libertad y a los sueños.
Esa realidad que está a igual camino del mundo de los sueños que del de la realidad es la literatura
Algo que Cervantes deja bien claro en el pasaje, tan hermosamente comentado por Luis Landero, en que Don Quijote confunde la bacía de un barbero con un yelmo. Sancho le discute lo que afirma y, ante la negativa de Don Quijote a dar su brazo a torcer, llegan al acuerdo que tal vez no sea yelmo ni bacía, sino baciyelmo; es decir, un objeto que no pertenece enteramente ni al orden de lo real ni al orden de lo imaginario. Ese nuevo orden, esa realidad intermedia, a igual camino del mundo de los sueños que del de la realidad, es el mundo de la literatura. Darío Villanueva lo recuerda al referirse a la teoría cervantina de lo peregrino, como clave y fundamento de la novela moderna desde El Quijote. “Por boca del canónigo toledano”, nos recuerda Villanueva, “Cervantes pedía, más como lector que como autor, que anduviesen juntas, en las ficciones, la admiración y la alegría, sin que por ello se dejase de armonizar la maravilla de las fábulas con el entendimiento de los discretos lectores, para lo que los novelistas deberían esforzarse en facilitar los imposibles, allanar las grandezas y suspender los ánimos”.
“Facilitar los imposibles, allanar las grandezas, suspender los ánimos”, ¿hay mejor definición de lo que debe ser el arte de novelar? Todos los que nos dedicamos a escribir ficciones hay momentos en que nos preguntamos por qué dedicamos nuestro tiempo y nuestras energías a algo que bien mirado no sabemos bien a quién aprovecha ni si acaso puede ser bueno esto de pasarse la vida en compañía de seres y hechos que solo existen en nuestra imaginación. Y en este punto Don Quijote siempre nos echa una mano. Él nos enseña que hay dos tipos de mentirosos: el que se disfraza para amordazar la verdad y el que lo hace para seguirla por donde esta quiera llevarle. Los enmascarados de las películas, libros y tebeos que amábamos de niños pertenecían al segundo tipo. Ellos fingían ser otros, pero gracias a esa nueva identidad se rebelaban contra la injusticia, llevaban la alegría a los tristes y ponían freno a los abusos de los poderosos. Don Quijote, el Caballero de la Palabra, es uno de esos enmascarados cuyos desatinos tiene el poder de dar alas a la verdad.
Gustavo Martín Garzo es escritor.

lunes, junio 02, 2014

Escondrijos donde el amor se pudre |

Escondrijos donde el amor se pudre | Babelia | EL PAÍS





La represión durante la dictadura militar argentina (1976-1983) es uno de los temas que Juan Gelman trata en el libro "Hoy". / AGENCIA UPI

La vida que se va deja un soplo en medio de la mano que es inútil besar. Trátelo bien, señora, no equivoque los platos que calentó y sirvió, sueños, abrigos, oscuridades, claridad, la fe que se repite, dolores en la mitad del día, bellezas que se deben quedar.
La eternidad es una idea violenta / capitalista / acumular futuro. La conciencia se libra de sí misma cuando vira su luz en las respiraciones del rocío. Fulgor de las almohadas en las que el tiempo se desnuda y el orden del amor se pierde. La noche madura / las verdades del cuerpo conocen el cortejo / las horas que se van.
Llegan los ruidos de la muerte cotidiana / México / Irak / Pakistán / Afganistán / Yemen / Somalia. Me miro sin explicaciones / soy el asesino y el asesinado. Adiós, candor, los restos de la infancia están pálidos / no hay qué darles de comer. La belleza de un pájaro dormido me trae agonías y ruego al pájaro que duerma. Sin árboles de hermosura corpórea, sin largos días de mayo.
La cárcel de la feria no tiene puertas de diamante ni candados de oro. La pena, el hambre, la guerra, la infamia, la tristeza, hasta la misma muerte / se pasean a dedos del jilguero que cae malherido. Te olvidaste del odio, la resignación, la furia, Baltasar. Las disciplinas de la humillación enfrían la vía pública y no soplan vientos de salud, los contratos posibles del encuentro entre los miedos del espíritu y los colores de una garza. La dignidad canta músicas flacas / párpados de arena / le clavan la fuente de la sangre. La indignación olvida sus fulgores. Vida, qué te hacen, vida, sola ahí, sin techo ni parábolas, en la evaporación de cualquier sueño.
A Tomás Segovia
El dolor cuece con alquimias. Los planetas empujan las ruedas de la naturaleza / Mercurio es un dragón esposo y esposa de sí mismo / fecunda en un día el veneno que mata lo que aún vive. ¿Su parte femenina se le va como quien abandona su placenta? ¿Neptuno cuida cenizas de la muerte en Ciudad Juárez, Puerto Príncipe, Sana, Veracruz? ¿El poema de la Luna y el Sol se disfraza de nube sin corona? Los ministros del ojo retoman su trabajo con bestias calculables.
Sirven un plato con porciones de belleza y veneno. La locura ocupa muchas partes en límites del plato / la deuda con lo que no somos / el tiempo fijo en su pasar / odios sin ámbar que los sacie. Tienen ojos de lince / violencias en su cultivo enfermo. Desean abrir la maravilla a pie, apenas un chorrito de la noble pasión, la que buscaba el blanco de un nenúfar en la estación más breve / a tiros si es preciso.
Los caminos del duelo eluden el deber cumplido, tienen audacias para sobrevivir / países / escondrijos de estar. La imposibilidad de borrar huellas ancla en el real con péndulos indetenibles / su semejanza con la muerte es un escándalo.
A ver, pedazos míos, hagan asamblea y decidan. Pónganse sombreros blancos y tiradores rojos, haya color para que el viejo buey se vaya. Mis muertos ponen sombras porque no tienen más remedio. Clavan dientes de jabalí, señora, besos helados en representación de otoños idos, naves que buscan algún mar.
Hay escondrijos donde el amor se pudre. Libertad, libertad, grita el camino caminado. Ninguna brisa a medianoche limpia el ojo perdido o brazo o pie que se rompió anduviéndolo. Recortaron el cuerpo del aullido, avanza en plena destrucción. Una mujer alza los brazos para reemplazar a la piedad. La pasión pedigüeña escribe lo que se va de su escritura a otras desolaciones, otros pagos y la memoria es un papel en fuego seco.
La muerte no interpreta sus textos, no lee lo que se va a llevar. Si alguna prisionera en Campo Mayo recién nacida a madre con los ojos tapados que ni a su hijo vio. Si un petirrojo que tenía deseos. Si un joven que tocaba entrañas de la música. Si el que transforma el tiempo en un qué es. Si la dolor de un hombre que llora para adentro.
¿Adónde se fueron extravagancias del paisaje / parientes del todo y de la nada / vida y muerte del toro / lágrimas en el cerebro? La diferencia última cantaba ciega en la evaporación del sí como ocultarse y el ojo intercambiable con trampas de doctrina. El sacrificio era barato y escribió cartas que arden en silencio. Las leen los prohibidos, sus furias sin amparo, aves sin pico, rosas detenidas en lo que no vinió.
A Juan Marsé
El poema que te quiero escribir, amoramor, no tiene palabra todavía. Viaja en sus negaciones y desastres como el ayer en hoy y su argumento es una llama. Nadie puede apagarla y guarda su secreto cuando tu rostro es plena maravilla. Abre todas las puertas del sujeto, sacrificios del cuándo, los círculos de dos sin redactor original.
El rebozo fue al río donde se quiere más / crecieron plantas de irse. Apagaron la rosa y su consuelo / la sombra de la rosa / cubre rincones de la cuna / pieles vírgenes / caballos de aire que se quedan. Aromas del pensamiento líquido tocan oídos ciegos. La que llora de cruz inalterable carga con besos rotos / gana batallas que perdió.
A Chavela Vargas
In memoriam. Ciudad de México, 5 agosto 2012
Me cavo para no encubrirte más con visiones de tu abrigo largo. Un parpadeo dura mucho cuando se aparta el ser de sí en vuelos sin rumor. Libre aún entre muros de cemento y cal viva / arrojado a que nunca fueras certidumbre.
A Marcelo
¿Y si la poesía fuera un olvido del perro que te mordió la sangre / una delicia falsa/ una fuga en mí mayor / un invento de lo que nunca se podrá decir? ¿Y si fuera la negación de la calle / la bosta de un caballo / el suicidio de los ojos agudos? ¿Y si fuera lo que es en cualquier parte y nunca avisa? ¿Y si fuera?

Hoy. Juan Gelman. Visor. Madrid, 2014. 318 páginas.

domingo, junio 01, 2014

Columnas Jazz: Universos Paralelos - Por Vijay Iyer

Columnas Jazz: Universos Paralelos - Por Vijay Iyer - Jazz Artículos

Parallel Universes

Pianist on economic climate, jazz education program and social networking

Lately I’ve been pulled into discussions about three disparate issues, each with its own frame of reference: the dire economic climate and its effect on the arts, the abundance of jazz education programs, and the obvious significance of social networking sites in our lives. On the surface they don’t really have much to do with each other, but if we consider them together we might better understand America’s current jazz climate.
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In summer 2009 I was enlisted to debate the conservative arts critic Terry Teachout about the supposed problem of declining “participation in the arts” among Americans. Some doomsday figures from the National Endowment for the Arts seemed to show that “jazz audiences” were getting both older and scarcer. Upon examination of the data, which, of course, was collected during a recession, Teachout still concluded that the problem was jazz’s fault. He speculated that we musicians had abandoned our audience in moving the music toward an esoteric art and away from populist entertainment. (I suppose he meant to include Charlie Parker, Thelonious Monk, John Coltrane, Charles Mingus, Sonny Rollins, Max Roach, Anthony Braxton and all those other culprits in his accusations.)
I saw this as a reactionary, blame-the-victim argument. The reality is that public and institutional support for the arts in the U.S. has systematically declined over the last 30 years. Meanwhile, as the top 1 percent of private earners amassed unprecedented amounts of increasingly tax-free wealth, they mostly failed to invest in the production, presentation, preservation and infrastructure of jazz.
Which brings us to today’s America: not enough gigs to go around and almost no jazz on television or radio or even onstage, if you don’t live in a major city. The vast majority of Americans not only don’t listen to jazz; they can’t even find it. The NEA report measured what percentage of Americans had attended a jazz concert in the previous year. But how could they, if there were hardly any to attend?
The question boils down not to accessibility, but to access. How do people find this music today? They might hear a little about it on NPR, or they might find it on YouTube, or they might notice the very capable improvisers backing up Beyoncé or Maxwell. But, most obviously, young people are discovering jazz by playing it, enrolling in high school and college jazz programs.
Today, music schools have acquired a central role: the main jazz training ground of the 21st century. Recently, some bloggers debated whether there are perhaps too many college-level jazz performance programs out there and not enough opportunities for their graduates. These schools and conservatories are for-profit enterprises in the business of selling education, so they are not going to dissuade you from applying. But if you just consider the size of the market, you immediately see that it can only accommodate a small number of artists.
It’s a basic problem of supply and demand. In this period of economic fragility, when jazz venues, festivals and record labels rapidly appear and disappear like so many elementary particles, where are all these highly trained, capable, student-loan-burdened musicians supposed to go? And yet, young people are entering this area of music in droves, an oncoming swarm whose aim is true. It’s as if the impossibility of the prospect drives them ever forward.
Online, however, the patchwork of fellow musicians and potential industry connections might seem endless for these students. At least once a week I get laughed at when a close friend or family member notices the thousands of “friends,” “followers” and “likes” I have accumulated on various social networks. Of course, like my fellow musicians I tend to accept all requests, because music is about connecting and because we do it for the world to hear, blah blah blah. But I have also come to realize that a good portion—perhaps a majority—of these friend-fan-followers are in fact none of these things; rather, they are enterprising young musicians seeking access and opportunities—the same music students and underemployed recent graduates mentioned above.
Many of them probably don’t give a damn about my music. But that’s OK, because what it really means is that, effectively, we have already formed a spontaneous, bottom-up massive global network of jazz musicians. Many of these same people are also “friends” with Wayne Shorter, Gonzalo Rubalcaba, Gretchen Parlato, Kurt Rosenwinkel, Steve Coleman, Ambrose Akinmusire, Esperanza Spalding—and, crucially, with each other.
So there it is, in all its banal glory: It’s 2011 and we’re all connected, across generations, subgenres, levels of visibility and empowerment. We have an abundance of young, highly skilled music students and recent graduates who are completely linked in with the rest of the jazz community. And collectively we face a scarcity of opportunities to present our music across America.
So my question is, can we achieve anything productive with this de facto musicians’ network? Can we marshal this virtual community of ours to confront the current situation? Is it preposterous to suggest that we all work not just as artists but as advocates, instigators, programmers, curators—the musical equivalent of community organizers? Can we imagine a “Field of Dreams” model where we, with our massive network, build the very nationwide jazz infrastructure that we’ve been waiting for?
Wishful thinking, maybe. It is notoriously hard to mobilize social networks to do anything of consequence in the real world, according to a recent New Yorker column by Malcolm Gladwell. But I do feel that something is afoot.
As Jacques Attali famously argued in his book Noise, music always prefigures the larger shifts in the structure of society; “Things to Come,” and all that. But if the recent work of cutting-edge musicians like Tyshawn Sorey, Craig Taborn, Matana Roberts and John Escreet offers any indication, then what is to come is the uncanny emergence of deep, intricate structures from apparent disorder: ephemeral but highly effective networks of organization, improvised into being. That’s the story I’m hearing in music right now, and if I’m right, then perhaps it’s time for all of us to help make it happen in the world. JT
Vijay Iyer is a pianist, composer and bandleader whose album Historicity (ACT) is nominated for a 2011 Grammy Award.

Universos paralelos

Pianista en el clima económico, el programa de educación del jazz y las redes sociales

Últimamente he estado arrastrado a discusiones acerca de tres cuestiones diferentes, cada uno con su propio marco de referencia: el clima terrible económica y su efecto en las artes, la abundancia de programas de educación del jazz, y el significado obvio de los sitios de redes sociales en nuestras vidas . En la superficie que en realidad no tienen mucho que ver entre sí, pero si los consideramos juntos pueden comprender mejor el clima del jazz actual de Estados Unidos.
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En el verano de 2009 me alisté para debatir la crítica de arte conservadores Terry Teachout sobre el supuesto problema de la disminución "la participación en las artes" entre los estadounidenses. Algunas cifras del fin del mundo de la National Endowment for the Arts parecían demostrar que "el público de jazz" estaban recibiendo tanto mayor y más escasos. Tras el examen de los datos, que, por supuesto, se recogió durante una recesión, Teachout todavía concluyó que el problema era culpa de jazz. Se especula con que nosotros los músicos habían abandonado a nuestra audiencia en el movimiento de la música hacia un arte esotérico y lejos de entretenimiento populista. (Supongo que significa que incluye a Charlie Parker, Thelonious Monk, John Coltrane, Charles Mingus, Sonny Rollins, Max Roach, Anthony Braxton y todos esos otros culpables en sus acusaciones.)
Vi esto como un argumento de culpar a la víctima reaccionario. La realidad es que el apoyo público e institucional para las artes en los EE.UU. ha disminuido sistemáticamente en los últimos 30 años. Mientras tanto, como el 1 por ciento de los asalariados privados acumulado cantidades sin precedentes de la riqueza libre de impuestos cada vez más, que en su mayoría no pudieron invertir en la producción, la presentación, la preservación y la infraestructura de jazz.
Lo que nos lleva a América de hoy: no hay suficientes conciertos para dar la vuelta y casi ninguna de jazz en la televisión o la radio, o incluso en el escenario, si usted no vive en una gran ciudad. La gran mayoría de los estadounidenses no sólo no escuchan jazz; que ni siquiera pueden encontrar. El informe NEA mide qué porcentaje de los estadounidenses había asistido a un concierto de jazz en el año anterior. Pero, ¿cómo pudo ellos, si casi no había para asistir?
La cuestión se reduce a no accesibilidad , sino para el acceso . ¿Cómo la gente a encontrar esta música hoy en día? Pueden escuchar un poco de ella en la NPR, o pueden encontrar en YouTube, o pueden notar los improvisadores muy capaces copias de seguridad de Beyoncé o Maxwell. Pero, lo más obvio, los jóvenes están descubriendo el jazz tocándola, inscribirse en programas de jazz de secundaria y universitarios.
Hoy en día, las escuelas de música han adquirido un papel central: el principal campo de entrenamiento de jazz del siglo 21. Recientemente, algunos bloggers debatieron si hay quizás demasiados programas de jazz de nivel universitario de rendimiento que hay y no hay suficientes oportunidades para sus egresados. Estas escuelas y conservatorios son las empresas lucrativas en el negocio de la venta de la educación, por lo que no van a disuadir de la aplicación. Pero si sólo tenemos en cuenta el tamaño del mercado, se ve inmediatamente que sólo tiene capacidad para un pequeño número de artistas.
Es un problema básico de la oferta y la demanda. En este período de fragilidad económica, cuando locales de jazz, festivales y sellos discográficos aparecen rápidamente y desaparecen como tantas partículas elementales, donde se supone que todos estos músicos de alto nivel, capaces, préstamos estudiantiles sobrecargados ir? Y, sin embargo, los jóvenes están entrando en este campo de la música en masa, un enjambre que se aproxima, cuyo objetivo es la verdadera. Es como si la imposibilidad de la perspectiva los conduce siempre hacia adelante.
En línea, sin embargo, el mosaico de sus colegas músicos y conexiones potenciales de la industria podría parecer sin fin para estos estudiantes. Por lo menos una vez a la semana recibo reí cuando un amigo cercano o miembro de la familia Avisos sobre los miles de "amigos", "seguidores" y "le gusta" que he acumulado en varias redes sociales. Por supuesto, al igual que mis compañeros músicos me inclino a aceptar todas las solicitudes, porque la música es sobre la conexión y porque lo hacemos para que el mundo oiga, bla, bla, bla. Pero también me he dado cuenta de que una buena parte-tal vez la mayoría-de estas amistades fan-seguidores son, de hecho, ninguna de estas cosas; más bien, son emprendedores jóvenes músicos que buscan el acceso y las oportunidades de los mismos estudiantes de música y subempleados graduados recientes mencionados anteriormente.
Muchos de ellos probablemente no dan una maldición sobre mi música. Pero eso está bien, porque lo que realmente significa es que, efectivamente, ya hemos formado un espontáneo, de abajo hacia arriba masiva red global de músicos de jazz .Muchas de estas mismas personas también son "amigos" con Wayne Shorter, Gonzalo Rubalcaba, Gretchen Parlato, Kurt Rosenwinkel, Steve Coleman, Ambrose Akinmusire, Esperanza Spalding-y, sobre todo, con los demás.
Así que ahí está, en toda su gloria banal: es 2011 y todos estamos conectados, a través de las generaciones, subgéneros, los niveles de visibilidad y empoderamiento.Tenemos una gran cantidad de jóvenes, estudiantes de música altamente cualificados y titulados recientes que están completamente vinculados con el resto de la comunidad del jazz. Y colectivamente nos enfrentamos a una escasez de oportunidades para presentar nuestra música a través de América.
Así que mi pregunta es, ¿podemos lograr nada productivo con esta red de músicos de hecho "? ¿Podemos reunir esta comunidad virtual de los nuestros para enfrentar la situación actual? Es absurdo sugerir que todos nosotros no trabajamos sólo como artistas, sino como promotores, instigadores, programadores, comisarios-el equivalente musical de los organizadores de la comunidad? ¿Podemos imaginar un modelo de "Field of Dreams", donde nosotros, con nuestra red masiva, construimos la infraestructura de jazz muy a nivel nacional que hemos estado esperando?
El optimismo a ultranza, tal vez. Es muy difícil de movilizar a las redes sociales para hacer algo de importancia en el mundo real, de acuerdo con una columna reciente del New Yorker por Malcolm Gladwell. Pero yo siento que algo se está tramando.
Como Jacques Attali argumentó en su famoso libro El ruido , la música siempre prefigura los cambios más grandes en la estructura de la sociedad; "Las cosas por venir", y todo eso. Pero si la obra reciente de músicos de vanguardia como Tyshawn Sorey, Craig Taborn, Matana Roberts y John Escreet ofrece una indicación, entonces lo que está por venir es la aparición misteriosa de estructuras intrincadas profundas de aparente desorden: redes efímeras pero muy eficaz de organización, improvisó a existir. Esa es la historia que he escuchado en la música ahora mismo, y si no me equivoco, entonces tal vez es hora de que todos nosotros para ayudar a hacer que suceda en el mundo. JT
Vijay Iyer es un pianista, compositor y director de orquesta cuyo álbum historicidad (ACT) es nominado para un Premio Grammy 2011.

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