sábado, diciembre 15, 2012

Cosas dentro de las cosas. de Gustavo Martín Garzo, 15 DIC 2012


Cosas dentro de las cosas
 

Dos principios rigen el universo de George Macdonald: la igualdad y la simultaneidad de los seres, soñados o reales, porque no se conoce dónde empieza el país de las hadas.

15 DIC 2012

“La complejidad de las cosas, las cosas dentro de las cosas, es sencillamente inagotable”, declara Alice Munro en una entrevista reciente. En La princesa liviana, el primer cuento de este libro, una niña es condenada por un hada perversa, a quien se han olvidado de invitar a la fiesta de su bautizo, a vivir ajena a las leyes de la gravedad. Y todos tienen que estar pendientes de ella pues una simple corriente de aire puede llevársela por la ventana. Pero esa ligereza es también una ligereza de su carácter. Se ríe sin motivo y es indiferente a toda preocupación o responsabilidad. Tampoco puede enamorarse, pues ¿cómo una princesa que carece de gravedad puede caer presa del amor? Sólo el agua tiene el poder misterioso de dar materialidad a su cuerpo y, cuando lo descubre, se pasa el día metida en el lago. Piensan entonces que, si el agua tiene ese efecto, bastará con hacerla llorar para que sea como las otras muchachas. Pero ¿cómo conseguir sus lágrimas si no tiene corazón? Su padre llega a darle una paliza, pero todo es inútil. Una noche un príncipe la encuentra en el lago y se baña con ella. Pero ahora la bruja hará desaparecer el lago, y el príncipe tendrá que sacrificar su vida para salvarla.
Leerle es como llegar a un palacio donde siempre quedan puertas por abrir
Así son los cuentos de George Macdonald: “cosas dentro de las cosas”. Leerle es como llegar a un palacio donde siempre quedan puertas por abrir. O, mejor dicho, a un mundo donde todo puede transformarse en una puerta —una estrella, un árbol, un lago, la oscuridad de la noche, el arcoíris—, como si la verdadera vida siempre estuviera en otra parte. “Una verdadera obra de arte, dice Macdonald, ha de significar muchas cosas. Cuanto más verdadera sea, más significados contendrá”. Para George Macdonald junto al mundo que vemos y podemos tocar y conocer, está el mundo escondido, formado por todo lo que vive más allá de nuestra razón. “Cuanto más lejos vayas, más cerca estarás de tu casa”, afirma dando a entender que cuentos y sueños se confunden. Dos son los principios que rigen su universo: la igualdad y la simultaneidad absoluta entre los seres que pueblan el mundo real y el soñado, porque “no es posible saber dónde empieza y dónde acaba el país de las hadas”; y el hecho de que ninguna norma puede imponerse a excepción de aquella que revela cada obra. “¿Cómo sabes que soy un príncipe?”, le pregunta el protagonista de uno de los cuentos a una princesita que tiene el poder de iluminar el mundo con la luz sus ojos: “Porque haces lo que se te pide y además dices la verdad”. Un príncipe es alguien que respeta las leyes del mundo y que, sin él saberlo, tiene tratos con la verdad. Pero contar es un acto carente de resultados. No es posible saber de qué forma le afecta a un niño un cuento, pero este debe surgir de una experiencia con la verdad, como si la verdad fuera la condición de posibilidad del contar.
Ilustración de Arthur Hughes.
Princesitas leves como hojas, gigantes que dan su corazón a una nodriza para evitar la responsabilidad que supone tener que ocuparse de él, niñas que menguan o crecen con la luna, hadas que raptan a los mortales por encontrar aburrido su reino, niñas ciegas que solo conocen la oscuridad del mundo, así son los personajes que pueblan este libro que es un bálsamo para nuestro corazón enfermo de realidad. “Yo no escribo para niños, sino para todos aquellos que son como niños, ya tengan cinco, cincuenta o setenta y cinco años”. Natalia Ginzburg dice que debemos enseñar a nuestros hijos las grandes virtudes en vez de las pequeñas. “No el ahorro sino la generosidad y la indiferencia ante el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor por la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo de éxito, sino el deseo de ser y de saber”. Francis Scott Fitzgerald escribió en El gran Gatsby que “la roca del mundo está sólidamente asentada sobre las alas de un hada”, y es justo eso lo que nos demuestran estos cuentos.
Creía que  no hay que temer en exceso los hechizos de las hadas
George Macdonald se crió en una atmósfera calvinista, doctrina con la que nunca se sintió a gusto. Se cuenta que cuando se enteró de la teoría de la predestinación, se echó desconsolado a llorar. Se hizo pastor, pero sus sermones sobre la imposibilidad de que Dios condenara a alguna de sus criaturas, produjeron desconfianza en sus superiores que le redujeron el sueldo a mitad. Platónico de convicción, creía que belleza, bien y verdad se confunden, y que no hay que temer en exceso los hechizos de las hadas, pues a la larga todos terminan por resultar benéficos; también, que la muerte es la mayor aventura. Fue amigo de Lewis Carroll, y su obra ejercería una gran influencia en autores como J. M. Barrie, C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien. Todos ellos creían que narrar era “ser miembro de una tribu antigua, ociosa, extravagante e inútil” y que la tarea de la literatura, como afirmó Isak Dinesen, era recobrar en nuestra imaginación todo lo perdido en el mundo exterior. “Si un acorde de mi quebrada música”, escribe Georges Macdonald, “hace brillar los ojos de un niño, o hace que los de su madre se nublen un sólo instante, mi trabajo no habrá sido en vano”. Cuentos de hadas para todas las edades es uno de sus últimos libros y contiene alguno de sus cuentos más divertidos y conmovedores. Ha sido además bellamente editado por Jacobo Siruela, tiene un interesante prólogo de Javier Martín Lalanda, y está traducido con claridad y gracia por Ana Becciú. No creo que pueda haber un regalo más adecuado para estos días de Navidad.
Cuentos de hadas (para todas las edades). George Macdonald. Traducción de Ana Becciú. Atalanta. Girona, 2012. 240 páginas. 20 euros

jueves, diciembre 13, 2012

RAVI SHANKAR HA MUERTO

Check out this website I found at ravishankar.org
Ravi Shankar Concert Poster
LINKS 
• www.eastmeetswestmusic.com 
• www.ravishankar.org 
• www.anoushkashankar.com 
• www.unfinishedside.com
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/12/12/actualidad/1355289353_285557.html 
DIEGO A. MANRIQUE 
Ravi Shankar, que murió ayer martes en San Diego (California) disfrutó de una vida plena. Sus 92 años fueron lo bastante intensos para justificar dos autobiografías (My music, my life y Raga mala), donde explicaba cómo amplió los límites de la tradición musical que encarnaba, aplicando sus poderes al cine, el teatro y el ballet, aparte de abrirse a experimentos internacionalistas.
"Aunque la operación fue exitosa, la recuperación resultó demasiado difícil para el músico", han informado en un comunicado conjunto la fundación que lleva su nombre y su sello discográfico East Meets West Music. El artista tenía su domicilio en el sur de California aunque mantenía también residencias en India. El primer ministro indio, Manmohan Singh, ha expresado su tristeza y ha dicho que con su muerte se pierde "un tesoro nacional y un embajador global de la herencia cultural de India".
Ningún otro músico clásico tuvo tanta influencia en la evolución del pop. Es posible que Segovia despertara idéntica veneración entre los guitarristas de los sesenta pero don Andrés no se mezcló con los melenudos. Ravi lo hizo, aún a sabiendas del riesgo de trivialización. Se recuerda su humor punzante en el Madison Square Garden neoyorquino, en agosto de 1971. Se celebraba el benéfico Concert for Bangladesh, que partía de una idea suya. Iba a tocar un jugalbandi, un dueto con el prodigioso Ali Akbar Khan y su sarod. Según la costumbre, afinaron sobre el escenario. Les respondió un aplauso general. Ravi advirtió al público: "Si apreciáis tanto la afinación, espero que disfrutéis aún más con la música".
Ravi conservaba prejuicios de su casta y deploraba el uso de drogas y la promiscuidad de los 'hippies' 
No funcionaba como gurú contracultural. De hecho, Ravi conservaba prejuicios de su casta y deploraba el uso de drogas y la promiscuidad de los hippies. Aunque él mismo se benefició de la tolerancia ambiental de los setenta, como se supo al triunfar Norah Jones y revelarse que era hija de Shankar y de una promotora estadounidense.
En realidad, Ravi tenía todas las credenciales para ejercer de embajador cultural. En los años treinta había recorrido Europa como parte del grupo de baile de su hermano Uday. Cumplidos los 18 años, se sumergió en el estudio del complejo sitar. Se benefició del resurgimiento cultural que siguió a la independencia, funcionando como director musical de All India Radio y confeccionando banda sonoras para películas de Satyajit Ray.
Como Ray, formaba parte del arte indio exportable. Participaba en giras patrocinadas por el Gobierno de Nueva Delhi. A mediados de los sesenta, actuaba en Madrid bajo los auspicios de la Embajada (ante un público tan escaso como entusiasta). Para entonces, ya había conocido al músico pop que le convertiría en un icono global similar a Ghandi o Tagore.
La música debía satisfacer las necesidades emocionales, espirituales, mentales y físicas 
El publicista fue George Harrison, el más insatisfecho de The Beatles. Puede que siguiera la pista de los californianos Byrds pero Harrison tuvo un acceso privilegiado al maestro: en compañía de Ali Abkar, ofreció un concierto privado para John Lennon, Ringo Starr y el propio George. En 1966, Shankar le dio clases, advirtiéndole que no eran más que rudimentos, que el verdadero dominio del sitar requería años de estudio. El discípulo no estaba tan comprometido pero sí aceptó los consejos de Ravi para internarse en las creencias hinduístas.
'Raga-rock'
El poder de irradiación de The Beatles hizo el resto: se materializó incluso un híbrido llamado raga rock. Shankar se horrorizó igualmente ante un invento como la guitarra-sitar, que imitaba la tímbrica de su instrumento. Pero también entendía que el modo de vida occidental estaba reñido con el desarrollo de sus largas ragas. Él mismo había grabado placas de pizarra y había interiorizado la posibilidad de recortar su arte en concentrados de tres minutos.
No menor fue su ascendiente sobre la vanguardia del jazz, entonces interesada por las religiones orientales. En 1965, John Coltrane bautizaría Ravi a su hijo, hoy también saxofonista. Fascinó igualmente a muchos minimalistas; con Philip Glass grabaría Pasajes, en 1990. Siempre estaba abierto a colaboraciones insólitas, como Inside the Kremlin (1988), con una orquesta y un coro rusos.
Consciente de su situación de intermediario entre dos mundos, Shankar manifestaba un aliento didáctico frente a cualquier micrófono. Aclaraba la estructura de las ragas, diferenciaba entre la escuela indostánica del Norte (la suya) y la del Sur de India, puntualizaba su preferencia personal por el toque gayaki (cantarín). Su filosofía subyacente se resumía en la metáfora de "la casa con cuatro habitaciones": la música debía satisfacer las necesidades emocionales, espirituales, mentales y físicas de todos los implicados en el proceso.
Harrison se mantuvo como principal difusor de las virtudes de Shankar pero el sitarista se sentía más cómodo al lado de colegas de formación clásica. Con el violinista Yehudi Menuhin realizó los populares elepés West meets East (1966-7). André Previn dirigió a la sinfónica de Londres en su Concerto for sitar and orchestra (1970), el primero de varios. Jean-Pierre Rampal, Bud Shank o Zubin Mehta también se beneficiaron de su apasionado discurso instrumental.
Aunque sufría problemas cardiacos desde los años setenta, apenas disminuyó su carga de trabajo. Recibió una oleada de honores y premios, sin renunciar a los conciertos o las labores de la Ravi Shankar Foundation. Guió los pasos de su hija menor, Anoushka Shankar, una sitarista igualmente atraída por el diálogo intercultural. Ella también realizó un cariñoso retrato de Ravi en el libro Bapi: love of my life.

Shankar Family Statement:
It is with heavy hearts we write to inform you that Pandit Ravi Shankar, husband, father, and musical soul, passed away today, December 11th, 2012.
As you all know, his health has been fragile for the past several years and on Thursday he underwent a surgery that could have potentially given him a new lease of life.
The surgeons and doctors - Dr. Robert Brunst, Dr. Scott Eisman, and Dr. Martin Charlat - all did tremendous work and the procedure was successful. However, the condition of his lungs just made the recovery difficult. We were at his side when he passed away.
We know that you all feel our loss with us, and we thank you for all of your prayers and good wishes through this difficult time. Although it is a time for sorrow and sadness, it is also a time for all of us to give thanks and to be grateful that we were able to have him as a part of our lives. His spirit and his legacy will live on forever in our hearts and in his music.

Sukanya & Anoushka Shankar
The Shankar Family thank you for all the thoughts and prayers during this difficult time. In lieu of flowers, please help carry on the tradition of Ravi Shankar by donating to the Ravi Shankar Foundation viaJustGive.org
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