un proyecto donde lo efimero es el soporte sabiendo que la muerte odia la eternidad del instante.
sábado, noviembre 29, 2008
viernes, noviembre 28, 2008
mas sobre tiqqun
Tiqqun
parte de la evidencia de la catástrofe, del mundo como catástrofe. Ante
ella, dicen, están los que se indignan y los que toman nota, los que
denuncian y los que se organizan. Tiqqun está al lado de los que se
organizan.
La catástrofe específica de la situación en la que vivimos se llama
“guerra civil mundial”, donde nada es capaz de limitar el
enfrentamiento de las fuerzas presentes. Ni siquiera el derecho, que
entra en juego como otra forma del enfrentamiento generalizado.
La “guerra civil mundial” tiene un estrecho vínculo con la hegemonía del
“liberalismo existencial”, es decir, el hecho de que se admita como
natural una relación con el mundo fundada sobre la idea de que cada
cual tiene su vida. Que ésta consiste en una serie de elecciones,
buenas o malas. Que cada uno se define por una serie de cualidades, de
propiedades que hacen de él un ser único e irrepetible. Que el contrato
resume adecuadamente el compromiso de los seres unos con otros, y el
respeto, toda virtud. Que el lenguaje no es más que un medio para
hacerse entender. Que el mundo está compuesto de cosas a gestionar y de
un océano de yo-yo.
En este mundo, todos hemos sido educados como supervivientes, como
máquinas de supervivencia. Hemos sido formados en la idea de que la
vida consiste en marchar, marchar en medio del hundimiento de otros
cuerpos que marchan idénticamente, tropiezan y luego se hunden a su
vez, en la indiferencia. La novedad hoy es que esto se sabe.
De alguna manera, la política (de izquierdas o alternativa o autónoma)
está contaminada por el liberalismo existencial: se fetichiza la forma
organizativa (asamblea, etc.) donde los individuos se reunen,
abstracción hecha de los mundos de cada uno -de las redes de cosas, de
hábitos, de fetiches, de afectos, de lugares y de solidaridades que
conforman el mundo sensible y le dan consistencia. Como ponemos todo
esto entre paréntesis cuando hacemos política, todo lo que nos aferra a
la vida, negándonos a asumirlo colectivamente, siempre llega el día del
agotamiento y el fin de la movilización, donde cada cual se
reencuentra (felizmente, aunque no se admita) con sus hábitos
abandonados, con las pasiones cruciales, todo ello bajo el infecto signo de lo privado.
Es el problema del activista.
El activista se moviliza contra la catástrofe, pero en el fondo no hace
más que prolongarla. Sus prisas vienen a consumir el poco mundo que
queda. Olvida cuál es la naturaleza de la urgencia que nos atraviesa
como origen de nuestro compromiso. El activista quiere estar en todos
sitios. Habla de “la gente”, de los parados, de los sin-papeles, de los
huelguistas y de las prostitutas, pero sin ponerse él mismo nunca
realmente en juego. Se mueve, aporta su creatividad pragmática, su
energía festiva. Pero nunca se da los medios para pensar cómo hacer,
como bloquear el avance de la catástrofe, cómo establecer mundos
habitables. Y la verdadera legitimidad pertenece a quien piensa sus
gestos, a quien sabe lo que hace y porqué lo hace, a quien dobla el
acontecimiento en el orden del gesto con el acontecimiento en el orden
del lenguaje, quien establece un lazo intenso entre lo que vive y lo
que piensa.
¿Qué significa, pues, organizarse para Tiqqun? En primer lugar: partir de la
situación, no recusarla (en nombre de un pasado idealizado o del
porvenir). Tomar partido en su seno. Tejer ahí las solidaridades
necesarias: materiales, afectivas, políticas. Inventar prácticas
habitables para cuerpos con mundo, organizarnos según nuestras necesidades: amar, dormir, pensar, estudiar, reposar, etc.
Por ejemplo, los centros sociales (la gente de Tiqqun ha vivido en okupas
francesas e italianas). En las okupaciones, se cuida colectivamente la
supervivencia elemental, mediante el trabajo en grupo, los robos, las
comidas comunales, la puesta en común de técnicas, materiales, saberes,
inclinaciones amorosas, la fiesta, etc. Las intensidades emotivas
vividas en común quiebran las rigideces del individuo, su autarquía
afectiva. Se constituyen lenguajes y sintaxis comunes, nuevos medios de
comunicación, una cultura autónoma que trata de arrancar la transmisión
de experiencia de las manos del Estado. Durante un tiempo, todas esas
prácticas conviven con la lucha política: acción directa, sabotaje,
manis, etc. Pero pronto se escinde existencia y política, los valores
dominantes marcan la experiencia de las okupaciones: valorización
personal, competencia, liberalismo sórdido en la vida afectiva,
necesidad de territorio, escisión entre vida cotidiana y política,
paranoias identitarias.
La alternativa es: o gueto (hegemonía del plano existencial) o ejército
(hegemonía del plano político). La única forma de escapar a esta
alternativa es la “máquina de guerra”, la construcción permanente del
lazo entre vida y política, la configuración política de una
estrategia. No existe LA comunidad, existe el hecho comunitario, que circula.
¿Quién se organiza, quién hace política? Tiqqun escapa voluntariamente de la
identificación de un sujeto político con una clase social dada, con un
segmento de la sociedad (cognitariado, excluidos). Y para escapar a la
dialéctica que plantea un antagonismo interior a una totalidad
escindida (clase contra clase), vuelven a la reflexión de Foucault
sobre la plebe, a la reflexión de Marcuse sobre los desclasados, a la
reflexión de Bataille sobre la sociedad heterogénea. No hay identidad o
sujeto revolucionario: es un oxímoron. Se trata de devenir cualquiera,
devenir imperceptible, des-subjetivarse. Tiqqun llama a la secesión de
cada uno con respecto a su papel (jóvenes, obreros, mujeres, víctimas),
a un movimiento de deserción interior con respecto a las identidades impuestas.
Desertar significa crear otra cosa. Autonomía es un movimiento de separ/acción.
Federar esas deserciones interiores en un plano de consistencia es la
tarea. Sin totalizar ni unificar. A la multiplicidad de prácticas que
agujerean el Imperio (a veces dicen Espectáculo, a veces Biopoder)
Tiqqun las llama el Partido Imaginario. Tiqqun es la fracción consciente de ese Partido.
Cuando capitalismo y vida se funden la huelga tradicional ya no tiene sentido.
Viene el tiempo de la huelga humana, donde en primer lugar dejamos de
ser lo que debemos ser, nos vinculamos más allá de las identidades
pre-existentes y hacemos saltar por los aires todo el universo de lo
previsible, los límites del yo (las fronteras que ponemos en torno a
nosotros para que no pase nada). Serán precisamente los que no trabajan quienes inventen
las formas de la huelga humana.
En este sentido, analizan detenidamente el ejemplo de las luchas autónomas
en Italia en 1977. El peligro es afrontar al Imperio en tanto que sujeto,
colectivo y revolucionario: firmar los actos de guerra, separarse del
tejido ético del movimiento (fuerza material común: radios libres,
fiestas contraculturales, centros sociales). El caso que citan son las
Brigadas Rojas. Pero no las BR de Curcio (guerrilla anónima), sino las
de Moretti (estalinianas). Otro peligro es identificar al sujeto
revolucionario (aquí hacen la crítica de Negri), ceder a la tentación
sociológica del concepto de composición de clase, burocratizar el concepto mismo
de autonomía, hacer de los movimientos UN movimiento, etc.
El caso italiano les permite analizar también las nuevas formas de
represión, contrarrevolución, excepción: como el enemigo a partir de
ahora es difuso e invisible, se trata de controlar permanentemente a
toda la población (manipulación social de afectos, tortura blanca,
guerra psicológica, infiltración, represión terapeútica, etc.). El
Imperio gestiona la guerra civil. No es un sujeto que se nos opone,
sino un medio hostil en el que nos desenvolvemos.
Sobre la lucha anti-CPE
Lo primero que Tiqqun (organizado en el Comité de Ocupación de la Sorbona)
resalta es que se trata de una lucha contra una ley votada
mayoritariamente por un Parlamento legítimo. La sola lucha anti-CPE
prueba que el principio democrático de voto por mayoría es
contestable, que el mito de la asamblea general soberana puede ser una
usurpación. La asamblea, como práctica, nos remonta a épocas donde la
vida y la palabra estaban cargadas de comunidad. Comunidad obrera o
campesina, guerrera o popular, guayakí o hassidica. Siempre hubo en la
asamblea una teatralidad, un gregarismo, un panoptismo, juegos de
poder, de control, de hegemonía. Pero según Tiqqun ya no hay más que
eso. De ahí que la gente se escapa de ellas. Por eso, ahí donde no ha
podido nacer una comunidad de lucha, las Asambleas Generales del
movimiento funcionaron sin relación con la calle. Inadecuadas para el
pensamiento libre y la organización de la acción, ignorantes de la
amistad como cemento político, la asamblea es una forma vacía, un
simulacro bueno para todo y nada. Un estorbo.
Por ejemplo, la idea de debatir democráticamente, cada día, con los
no-huelguistas sobre el desarrollo de la huelga es una aberración. La
huelga no ha sido nunca una práctica democrática, sino una política de
hechos consumados, una toma de posesión inmediata, una relación de
fuerzas. Nadie ha votado nunca la instauración del capitalismo.
Para Tiqqun, el CPE ha sido en primer lugar un pretexto. Pretexto para la
movilización de las organizaciones clásicas, sindicales. Pretexto para
las prácticas de bloqueo de los estudiantes. Pretexto de rebelión para
todos. Luego se convirtió en un asunto de honor. Nadie vivió la
retirada como una victoria, sino como una ofensa borrada. El contenido
de una lucha reside en las prácticas que adopta, no en las finalidades
que proclama. Según Tiqqun, el contenido efectivo del movimiento fue el
bloqueo de la economía y el ataque a las fuerzas del orden, la
interrupción de la circulación mercantil y la liberación del territorio
de su ocupación policial. El problema, con las reivindicaciones, es que
formulando necesidades en términos inteligibles para el poder, no dicen
nada de nuestras necesidades, de lo que implican como transformaciones
reales del mundo. Así, reinvindicar la gratuidad de los transportes no
dice nada sobre nuestra necesidad de viajar y no sólo desplazarse,
sobre nuestra necesidad de lentitud.
La lucha anti-CPE ha sido finalmente también un síntoma: nadie se siente
en su casa en el fúnebre decorado de la metrópolis capitalista. Al
rechazar el CPE no se aspiraba a una explotación más clásica (trabajo
fijo), no se rechazaba el trabajo asalariado ni su crisis, sino la
redefinición del trabajo que resulta de esa crisis, el elemento de sometimiento del trabajo contemporáneo, mediante el cual se nos moviliza subjetivamente. El deseo que animaba la lucha anti-CPE es: no deseo permitir que el trabajo penetre todo mi ser.
Frente a las Asambleas Generales, Tiqqun apostó por las comunidades: las
bandas. No llamaron a formar bandas, porque la banda sobreviene, sin
decisión previa. No es el producto de un contrato entre individuos
propietarios, sino de un pacto, anterior a toda decisión: esa es la experiencia de lo común.
Para ilustrar las dos formas de moverse en la calle, la comunidad-banda o la
muchedumbre de solitarios, Tiqqun alude al conflicto de marzo en los
Inválidos, cuando cenenares de chicos de banlieue atacaron la
manifestación anti-CPE, robando moviles, golpeando en corro a chicos,
arrastrando a chicas por el suelo de los pelos, etc. Según Tiqqun, a la
manifestación llegas individualmente, te unes por un rato a tus
“compañeros”, gritas algunos eslogans que no llegas a creerte y vuelves
a casa solo. No pasa nada. Con la banda se desembarca en la mani en
grupo, se tiene una ligera idea de lo que se ha ido a hacer ahí (pelear
contra los polis, incendiar París, liberar la Sorbona, robar móviles,
atacar a periodistas o manifestantes). La banda es una jauría de un
solo hombre, pero compuesta por cincuenta. Si uno corre, todos corren.
Si uno golpea, todos golpean. Si a uno le golpean, igual. Reflejos de
horda. Jerga común. Disposición a la estupidez, al seguidismo, al
linchamiento. Varias veces, en los dos últimos años, esas dos maneras
de moverse se han encontrado en la calle. Y cada vez, la confrontación
da la ventaja a las bandas. Cada vez, el individuo separado de las
muchedumbres, con su libertad de expresión, su derecho a ser sí mismo,
a tener su móvil y su tarjeta de banco, muerde el polvo, golpeado.
Golpeado por chicos de 15 años. Golpeado por una cruel alternativa:
organizarse en banda o morder el polvo.
¿Cómo se explica que el movimiento anti-CPE se desvaneciese en un abrir y
cerrar de ojos? Según Tiqqun, al rechazar la identificación de los
sindicatos, los media, la administración, los anti-huelga como enemigos,
y rechazando tratarles como a tales, el movimiento les permitió
convertirse en una componente más, figurándose así el consenso de la
sociedad civil contra el gobierno. Cuando todo ese mundo declaró con
una sola voz la victoria y el entierro del movimiento, el vacío se hizo
en torno a los que querían continuarlo, señalados como un puñado de
locos al descubierto.
Todo parece como si el estado de la sociedad actual fuese extremadamente
favorable al surgimiento de movimientos callejeros que son
exclusivamente movimientos “de expresión”, como se dice: repentinos,
espectaculares, enormes y sin porvenir. Como rezaba una pancarta en la
Sorbona: “los movimientos nacen para morir. ¡Viva la insurrección!”
Ahora no habrá “retorno a la normalidad”, sino un proceso de normalización:
una guerra a muerte contra las trazas del acontecimiento. Tiqqun no se
refiere aquí a “toma de conciencia” alguna, sino a amistades. Toda
amistad conserva una huella de las condiciones de su nacimiento, del
momento del encuentro (lacrimógenos, ocupación colectiva de la calle,
disturbios), a las que se tenderá siempre a volver.
(Tomado de Mesetas.net)http://dabolico.blogspot.com/2008/07/tiqqun-y-zimmerman.html
IV. ¿Qué somos nosotros?
“En realidad, la violencia existe para nosotros como aquello de lo que hemos sido desposeídos, y aquello de lo que hace falta ahora reapropiarse”. Tiqqun.
Queridos amigos,
Disculpad que os escriba en bloque. Es algo que odio, lo podéis
suponer. Odio esta idiota generalidad de la informática, pero en este
caso "el guión" (?) lo exige. En el fondo, lo sabéis, no confundo a
nadie. Gracias a vivir patológicamente "desconectado", alegremente
desinformado -esta presunción es un virus como otro cualquiera- sé
quién es cada uno.
Se trata de casos distintos y distantes –je, je- y muchos de vosotros
ni siquiera os conocéis. Sólo lo singular del mensaje -ya veremos-
disculparía su envío genérico.
Con todo, con todo quizás este bloque técnico tiene algo que ver con
una pregunta real: ¿qué hay en común entre los amigos de uno? Al fin y
al cabo, uno es uno, ¿no es eso? Y uno, tan uno -zoy como zoy,
decía Popeye-, no es amigo de cualquiera. Cualquiera, digamos, no tiene
amigos, es... "lo desconocido sin amigos". Por el contrario, nosotros,
vosotros tenéis que tener algo “uno” sabido, que se pueda unisaber. ¿Podemos temer que nuestra identidad tiene relación con el hecho de que hemos llegado?
¿Es eso? Os lo habéis currado, mucho, para llegar a donde estáis
-¿dónde decíais que estabais?- y por eso ahora no os mostráis
dispuestos a aceptar una versión radicalmente distinta del mundo que
hemos logrado. Sólo admitís de buen grado retoques de decorado,
detalles del programa, pero no que se cambie el papel principal. ¿Tiene
esto algo que ver con nuestra reciente manía de legislar hacia atrás,
sobre la ceniza de los muertos que callan? ¿No es menos cierto que nos
dedicamos a la Memoria Histórica, judicializando a víctimas y verdugos,
porque el presente ya lo sentimos cuajado y es hora -en parte
por aburrimiento- de hacer cuentas, de ajustar el pasado a este
presente que sentimos definitiva, gradualmente justo? Y además -je-, si
la izquierda no se distingue por la versión de las cosas, por su
"cultura", ¿qué haríamos aquí?
Ya hemos llegado. ¿No veis que hace tiempo nos repetimos? Sólo nuestro
insólito narcisismo -la cáscara amarga oculta dulces entrañas- nos
impide reconocer esa letanía. Somos fácilmente caricaturizables. Pero
nos dedicamos a la cultura, en esto consiste la alternativa de
izquierda. ¿Qué significa esto? Si la ventaja de la honestidad, de ser
coherente, es que al menos así puedes estrellarte, nosotros nos
refugiamos en el fragmento, en el zapping conceptual, en el estrés
deconstructivo... Nuestra autoconciencia no nos permite tener una única
versión, aparecer en bloque, con el uniforme de lo que somos.
En fin, time will tell.
Como decía aquel amigo, “Izquierda rockera, derecha petrolera, el mismo
combate”: Es necesario que parezcamos plurales, que no se vea nuestro
uniforme, esta miserable aversión al sentido de la existencia mortal,
este racismo frente al atraso de la humanidad que es indiferente al
progreso. Nuestra habitual histeria antivitalista, incluso
antiexistencial, repite que no existe naturaleza, ni referente, ni
tampoco existencia. La tierra entera debe pasar, como lo hicimos
nosotros, por un cambio climático para ser admitida en el club. ¿No
somos adorables? Pasará, como decía Debord de la sociedad, que pronto
seremos reconocidos únicamente por nuestros enemigos. Al fin y al cabo,
aparte del consenso, hace mucho que no creamos nada.
Entremedias, pensando siempre en vosotros y en vuestro digitalizado
malestar, me he tomado la molestia de romperme el espinazo con dos
libros extraños, difíciles, visionarios, "un poco" sombríos. Fijaos en
los títulos: Teoría del Bloom e Introducción a la guerra civil. ¿Verdad que prometen algo, aunque no sepamos qué? Los dos firmados por el "medio" anónimo Tiqqun en la editorial Melusina. Si caen
en vuestras manos -tal vez, diga yo lo que diga, no los buscaréis-
preferiréis pensar que estos libros son ininteligibles o incluso,
directamente un bluff. En efecto, al principio no se entiende nada...
¿y cómo nosotros no vamos a entender? ¿Os habéis parado a
pensar que tal vez porque nosotros, de izquierda de toda la vida, hace
mucho tiempo que estamos cómodamente instalados como ala alternativa de
lo que funciona, para darle precisamente fluidez? Sólo nos diferencia
de la derecha la letra de la canción, no la música, esa voluntad de
marcar el paso con el progresismo integral de un mundo democrático,
plural, desarrollado frente a los bárbaros de las afueras. Racismo
democrático que no admite que esos bárbaros tengan una versión de
nosotros que nosotros debamos escuchar. El problema es que estos chicos
de Tiqqun, que piensan como bárbaros interiores, no son rusos ni
árabes, sino de los nuestros, franceses o italianos -pocos lo saben-
que hablan nuestro idioma. Son cultos, citan a Benjamin, a Walser y a
Kafka. Y sin embargo, lo que dicen no dejará de alterar nuestros oídos,
pues vuelven nuestro pasado contra esta cultura del presente y
descubren una temporalidad oculta en nuestra historia que nos hace aberrantes.
En suma, como tienen la osadía y el descaro de ignorar que la
Democracia se ha convertido en la religión verdadera, hablan como si el
mal, aquello de lo que hay que ocuparse, anidase dentro de nosotros,
fuésemos nosotros. Generan así una metamorfosis monstruosa de nuestra
cotidianeidad: hablan de nosotros como si fuésemos los Otros, de manera
que nos costará reconocernos en ese espejo. Tenéis una breve, modesta
presentación -como es mi estilo- de esos dos libros venenosos en www.ignaciocastrorey.com .
Nosotros. ¿Qué es Tiqqun? Lo que podría dividirnos. Y como diría
nuestro amigo Badiou -no citado por ellos, aunque poseen una memoria infranalógica-,
¿qué es un pensamiento que no divide a los hombres? Haced la prueba,
resistir el impulso inicial de cerrar esos textos y después contadme la
experiencia. Decidme que me equivoco, que no somos parte de la infamia.
Hasta pronto. Gracias por estar ahí.
Vuestro
Ignacio
C u a d e r n o d e r e s i s t e n c i a: Tiqqun y Zimmerman
Todo parece como si el estado de la sociedad actual fuese extremadamente favorable al surgimiento de movimientos callejeros que son exclusivamente movimientos “de expresión”, como se dice: repentinos, espectaculares, enormes y sin porvenir. Como rezaba una pancarta en la Sorbona: “los movimientos nacen para morir. ¡Viva la insurrección!” Ahora no habrá “retorno a la normalidad”, sino un proceso de normalización: una guerra a muerte contra las trazas del acontecimiento. Tiqqun no se refiere aquí a “toma de conciencia” alguna, sino a amistades. Toda amistad conserva una huella de las condiciones de su nacimiento, del momento del encuentro (lacrimógenos, ocupación colectiva de la calle, disturbios), a las que se tenderá siempre a volver.
teresa moure, o natural é politico
TERESA MOURE por TERESA MOURE
Non me gusta mirar para atrás porque non sempre me recoñezo no que foi pasando. Contáronme que nacín cando os astronautas comezaban a explorar a Lúa; de aí véñenme o espírito soñador e as ganas de ir por libre. Toda a miña infancia estivo marcada pola enfermidade que me atou a unha cama e, consecuentemente, obrigoume a ser amante dos libros e dos mimos. Contravindo as decisións habituais na miña tribo para as mulleres do meu tempo, deume por ser nai cedo e, para seguir distinguíndome, por recuncar varias veces no experimento. Meus tres fillos vanme criando como poden, porque son un xardín húmido, con especies imposibles de clasificar que poñen a proba a súa capacidade de xardineiros, domadores de enredadeiras tumultuosas e exterminadores de plagas. Noutras palabras, que son rebelde e desconfiada, gústame escarmentar en cabeza propia e levar o pelo sobre a cara. Eles, os meus tres, que son sabios, van orientando as miñas inseguridades, templando a miña natureza volcánica, axudándome a decidir; vanme, xa o dixen, criando como poden: cravándome titores nos laterais e abonando os meus soños selváticos. As veces tamén lles axudan na tarefa os meus alumnos e as miñas alumnas, outro grupo de seres alucinantes, que teiman en facer de min un ser que ame a linguaxe. Se cadra, xa o amaba antes mais non me decatei ata que @s estudant@s universitari@s se me puxeron diante pedíndome que falase de algo. Nese momento da miña boca abrollaron os adxectivos barrocos e os verbos de acción mais axiña albisquei que as que realmente nos facían gozar eran as preposicións. Gústanme os salseiros que salfiren con pingas prometedoras cando bogo pola ría, os nomes de lugar, o queixo, as árbores, os gatos, a cor verde, o Subcomandante Marcos, os crebacabezas, nadar, as flores das cerdeiras, remexer nas librarías, as películas de Humphrey Bogart, a auga, ter tempo, o viño, os bicos, escachar a rir ata que me doa o ventre, a chuvia, o sol, a Revolución, os ordenadores, a poesía, o jazz, limpar a fondo e ordenar os armarios, as conversacións con respostas picantes e rápidas, os cadros de Magritte, os amorodos, o vento nordés e a utopía. Porén, o que máis me gusta é poñer o mundo patas arriba. Para que os tópicos non boten raíces e nin eu mesma crea que é verdade todo o que digo.
RESEÑA
O natural é político
Un dos tópicos máis arraigados recoñece Galiza como unha paisaxe: un país verde, de dondas montañas e mil ríos, onde a poboación vive da casa labrega ou do oficio mariñeiro, apegada ao territorio e ao seu. Hai varias décadas que ese modelo deixou de existir para ser aceleradamente substituído polo único vixente coa globalización neoliberal. O natural é político, o novo ensaio de Teresa Moure, non é un texto especializado. Un determinado modelo de desenvolvemento económico e os problemas globais do planeta (quecemento, cambio climático, contaminación) desatan unhas páxinas en que alterna o ensaio literario coas narracións, para provocar unha revolta contra o medioambientalismo eslamiado e o consumismo masivo. Velaquí un berro doente a prol da liberación animal, da desobediencia civil que practica segas de cultivos transxénicos, da toma de conciencia; de estarmos, en fin, a vivir un momento crucial na historia da humanidade. A pesar de a literatura ecolóxica ter sona de pesimista, o texto participa do entusiasmo liberador, do compromiso e a militancia, e propón o ecoloxismo como unha estratexia de liberación nacional, un modelo de existencia atento non só aos intereses económicos, senón tamén á conservación da vida, que poña os coñecementos técnicos e científicos ao servizo dos ecosistemas e desenvolva técnicas menos agresivas na liña dun movemento que xa se coñece como ecoloxía profunda.
miércoles, noviembre 26, 2008
Giorgio Agamben en la Argentina
Durante la madrugada del pasado 11 de noviembre 150 policías, la mayoría de los cuales pertenecían a las brigadas antiterroristas, rodearon un pueblo de 350 habitantes en la meseta de Millevaches antes de penetrar en una granja para arrestar a 9 jóvenes (que habían recuperado la tienda de ultramarinos para intentar reanimar la vida cultural del pueblo). Cuatro días más tarde las 9 personas detenidas fueron llevadas ante un juez antiterrorista y "acusados de asociación de malhechores con fines terroristas". Los periódicos informan que la ministra del Interior y el jefe del Estado "han felicitado a la policía y a la gendarmería por su presteza" Todo está aparentemente en orden. Pero intentemos examinar más de cerca los hechos y delimitar las razones y los resultados de esta "presteza". Primero, los motivos: los jóvenes que han sido detenidos "estaban siendo vigilados por la policía a causa de su pertenencia a la extrema izquierda y a la esfera anarco autónoma". Como precisa el entorno de la ministra del Interior, "tienen discursos muy radicales y contactos con grupos extranjeros". Pero hay más: algunos de los detenidos "participaban de manera regular en manifestaciones políticas", por ejemplo, "en las manifestaciones contra el fichero Edvige [1] y contra el refuerzo de medidas sobre la inmigración". Una adhesión política (es el único sentido posible de monstruosidades lingüísticas como "esfera anarco autónoma"), el ejercicio activo de las libertades, el sostenimiento de discursos radicales basta para poner en marcha a la Subdirección antiterrorista de la policía (Sdat) y a la Dirección central de la oficina de información del interior. Ahora bien, quien posea un mínimo de conciencia política no puede sino compartir la inquietud de estos jóvenes frente a la degradación de la democracia que conllevan el fichero Edvige, los dispositivos biométricos y el endurecimiento de las reglas de inmigración.
En cuanto a los resultados, se podría esperar que los investigadores hubiesen encontrado en la granja de Millevaches armas, explosivos y cócteles Molotov. Ni mucho menos. Los policías de la Sdat cayeron sobre "documentos en los que se precisaban las hojas de paso de los trenes, municipio por municipio, con el horario de salida y llegada a las estaciones". Es decir: un horario de la SNCF [2]. Pero también han requisado "material de escalada". Es decir: una escala como las que se puede encontrar en cualquier casa de campo.
Es momento de volver a las personas detenidas y, sobre todo, al presunto jefe de esta banda terrorista "un líder de 33 años que procede de una clase acomodada y parisina y que sobrevive gracias al apoyo económico de sus padres". Se trata de Julien Coupat, joven filósofo que dio vida no hace mucho tiempo, con algunos de sus amigos, a Tiqqun, una revista responsable de análisis políticos sin duda discutibles, pero que se sitúa aún hoy entre los más inteligentes de este periodo. Yo he conocido a Julien Coupat en esa época y guardo de él, desde un punto de vista intelectual, una perdurable estima.
Pasemos pues a examinar el único hecho concreto de toda esta historia. La actividad de los detenidos podría relacionarse con los actos malintencionados contra la SNCF que han causado el 8 de noviembre el retraso de algunos TGV [3] de la línea París-Lille. Estos dispositivos, si creemos las declaraciones de la policía y de los propios agentes de la SNCF, no pueden provocar en ningún caso daños a las personas: pueden como mucho al obstaculizar la alimentación de los pantógrafos de los trenes, causar retrasos de éstos últimos. En Italia, los trenes llegan con retraso muy a menudo, pero nadie ha pensado todavía acusar de terrorismo a la sociedad nacional de ferrocarril. Se trata de delitos menores aunque nadie los apruebe. El 13 de noviembre un comunicado de la policía afirmaba con prudencia que, tal vez, hay "autores de los daños entre los detenidos, pero que no es posible imputar una acción a alguno de ellos".
La única conclusión posible de este tenebroso asunto es que aquellos que hoy en día se comprometen activamente contra la manera (discutible) en la que se resuelven los problemas sociales y económicos, son considerados ipso facto como terroristas en potencia, aunque ningún acto justifique esta acusación. Hay que tener el coraje de decir con claridad que hoy, en numerosos países europeos (en particular en Francia y en Italia) se han introducido leyes y medidas policiales que en otros tiempos habrían sido juzgadas como bárbaras y antidemocráticas y que no tienen nada que envidiar a las que estaban en vigor en Italia durante el fascismo. Una de estas medidas es la que autoriza la detención preventiva durante 96 horas de un grupo de jóvenes imprudentes, tal vez, pero a los que "no es posible imputarles una acción". Otra igual de grave es la adopción de leyes que introducen delitos de asociación cuya formulación se deja intencionadamente en la ambigüedad y que permiten clasificar como "con fines" o "con vocación terrorista" unos actos políticos que hasta ahora nunca habían sido considerados como destinados a producir el terror.
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NOTAS
1. El fichero Edvige consiste en la posibilidad de que el Ministerio del Interior pueda archivar toda información sobre los ciudadanos mayores de 13 años respecto a sus actividades políticas, filosóficas, sociales, etc.
2. Compañía nacional de ferrocarril.
3. Tren de alta velocidad.
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Artículo aparecido en el diario francés Libération el 19 de noviembre, traducido del italiano por Martin Rueff y del francés por Elena Garrido Torres.
lunes, noviembre 17, 2008
viernes, noviembre 14, 2008
www.tepatoken.com, revista de Arte, Historia, Fotografía, Cómic, Literatura y más
Notas al pie de página
por Juan F. Molinera
1
El agua repiquetea,
vacilante, exhausto,
sombra alargada del rostro,
difusa,
La calle y el coche centellea,
ya no soy hombre,
respirar,
soy el trueno que llega,
lloverá,
y el alma que se lo lleva.
1998.
2
¿Quién me halagará con su presencia?
¿quién llorará mi perdida?
Será el viento pasajero,
o la lluvia insulsa
con si caída de desdén
o las lagrimas de algún desamor,
Será el tiempo
el que me cubra de polvo,
me resuma a un epitafio.
Será la historia
la que me impida salir
y la vida que me dejó aquí.
Donde estarás tú
que ahora ríes,
a donde habrán ido las risas,
quizás allí,
de donde
procede el olvido.
Pasa el tiempo,
segundo, minuto, hora, ...
Ya ha llegado.
Silencio.
1998.
3
Hace frío,
el viento que arrastra animas
lagrimas de poeta caen
sobre asfalto verde,
es Otoño,
y tengo frío.
1998.
4
La presencia (fugaz) del metro,
resaca (ojerosa) de lluvia,
ciudad (anciana) en que vivo,
calendario (oblicuo) de ayer,
negro paso de la vida,
le pedí que no existiera,
que no caminase
aquella tarde de lluvia
en que se heló, ...
...que sé yo, mí,
su,
sin corazón.
1998.
5
Mar rojo de aplausos
ángulos, dispares direcciones,
insípida brisa
que seca mi saliva,
un movimiento –vítores-
lento, -sonrisa-
un hecho
-una mueca-
mar rojo, (de espanto)
una recta, única dirección
sabrosa brisa,
¡¡Hoy creo en Dios¡¡
6
Piedra de formas
cuadrada,
redonda
mil y unas
pero siempre está,
escondida,
ofrecida,
como la costa,
oscilante y presente.
1998.
7
¿Qué quedará cuando ya no estés?
que aire rodará por las nubes
-el viento chocará-
los rostros neutros de todo,
hacia el sucio arenal del mar
llevando las almas hacia las olas
onduladas como ropa vieja
manchada de lodo,
grises mañanas,
sentimientos de pesar,
una vida añeja.
1999.
8
El tiempo es un tirano,
un embaucador, un tormento,
un río de mierda que estremece
el único que dice
si estamos o no estamos,
el que arrastra, el que conduce
absorbedor del espacio
tobogán de la vida
lugar donde lloro,
habitación sin puertas
y sin persianas,
lugar con luz de amanecer
recicladora
asesino, juez y verdugo,
tiempo, profeta,
cárcel,
luz de atardecer.
1999.
Pd. Un instante. De nuevo, otro.
9
...
10
Viento humilde afronta fuerte
en el cielo de lo azul,
un camino triste voltea (y siente)
tardes de mañana,
mañanas de la noche, un largo
sendero de pasión,
un corto trazo
de silencio
un corazón,
pero por ahora...
¿oyen?, calla,
Silencio.
1999.
11
Formas irregulares,
aluden a una forma
a un bello lienzo
de hojas secas,
de cálidos tonos ocres,
se conforman,
trasciendo el viento
en el rostro y los
labios cortados por
el frío,
eso es algo lleno
¿o vacío?
dos colores juzgan
una nada actúa.
1999.
12
El mar se agitó bruscamente
durante la noche,
el alba amansó los truenos
del recuerdo,
fervientemente buscó la calma
sudorosa, del invierno,
en una ola desatada de años.
La paz brillaba en el azul cielo
de la calma,
todo atrás,
ya nada brama.
Pero el atardecer invoca a nuevos fantasmas,
a esa hora, a ese momento
en que el café está caliente
y el sueño galopa en el corazón,
a esa hora, a este valiente..
Un guiño de un Dios irónico,
un espíritu burlón cuyas
carcajadas resuenan
en las gradas de la memoria,
La tempestad vuelve a levantar
olas de tristeza,
es una broma pesada,
una idea bastarda o
la fijeza
de una estaca elevada
en el fondo del placer.
Es el mar, la paz, el atardecer,
un guiño, una estaca, una esperanza ...
finales del ´99.
jueves, noviembre 13, 2008
pues por aqui andamos...
Hace dos años, el señor Luis García Montero insultó en una reunión del Departamento de Literatura de la Universidad de Granada a un compañero, el profesor José Antonio Fortes. No contento con ello, a los pocos días, en la edición de Andalucía del diario /El País/, del 14 octubre de 2006, Luis García Montero publicó un artículo titulado “/Lorca era un fascista/ <http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Lorca/era/fascista/elpepuespand/20061014elpand_5/Tes>”, en el que reiteraba algunos de esos insultos, y pedía la expulsión de su compañero de la Universidad. Ante la dimensión pública que adquirió el ataque, el profesor Fortes decidió pedir amparo a los tribunales de justicia, y el juez instructor de la causa los calificó, entonces, como “delito de injurias graves con publicidad”. Y, el pasado 22 octubre, se celebró el juicio por lo penal.Lo penoso no es todo lo hasta aquí relatado, con serlo, y mucho; lo más grave es que, desde el principio, el profesor José Antonio Fortes ha venido sufriendo una campaña de acoso, desprestigio y humillación pública de parte de los amigos mediáticos y académicos del señor García Montero, que se ha recrudecido en los días inmediatamente anteriores y posteriores a la celebración del juicio; bien a través del grupo Prisa (/El País/ y la cadena /Cuatro/, principalmente); bien desde la prensa local granadina; o bien, incluso, desde el diario /Público/, a través de su corresponsal en Sevilla, Ángel Munárriz.La línea argumental de esta campaña pasa por aplicar todas las técnicas de manipulación clásica, hasta convertir a la víctima en verdugo: invertir el papel de los actores, desnaturalizar los hechos, desviar la atención de la causa primera, el uso sistemático de medias verdades y de frases o afirmaciones descontextualizadas, cuando no, mentir descaradamente, etcétera, etcétera. Y, últimamente, con el artículo del señor Orozco en la edición de /El País/ en Andalucía (30/10/2008), la pura y simple presión al juez encargado del caso.Por la contundencia y claridad de su análisis, merece la pena comenzar por la “Respuesta” enviada al responsable de la sección de “Actualidad” del diario /Público/, por César de Vicente Hernando, con motivo de la crónica de Ángel Munárriz titulada “/El poeta García Montero, a juicio por defender a Lorca y Ayala/”, publicada en dicho diario, el pasado 20 de Octubre: /No merece la pena abrir un debate sobre la evidencia de que la prensa no informa. Los periódicos sencillamente defienden los intereses de las empresas editoras, las posiciones ideológicas de las mismas, o de los partidos políticos en que se integran oficiosamente, y, como en este caso, de los amigos de los articulistas. Pero sí resulta necesario decir que Ángel Munárriz es un falso periodista: a) porque sólo contrasta la noticia con una de las partes (“Consultado por Público, García Montero prefirió no pronunciarse «para no echar leña al fuego» con e/ /l juicio tan cerca. «//Que cada cual saque sus conclusiones» , dijo”.) ¿Y José Antonio Fortes qué dijo?; b) porque utiliza fuentes inventadas o no responsables (“Ex alumnos de Fortes, citados por Europa Press sin indicar su identidad, señalaron ayer que éste «humilla//» en sus clases a García Montero y que ha dicho que a Lorca //«le pegaron un tiro por maricón//»//”.); c) porque informa erróneamente al confundir el lugar en el que se editó el artículo de José Antonio Fortes (“El artículo Populismo y literatura <http://www.lajiribilla.cu/2005/n194_01/194_20.html>, escrito por Fortes en la revista digital La Jiribilla”), cuando en realidad se publicó en la revista El Nudo de la Red; d) porque ni siquiera ha hecho la obligada labor de cualquier periodista de leer tal artículo para ver cuáles son las verdaderas opiniones de Fortes sobre Lorca./ // /Ángel Munárriz no es un periodista. El problema es que el texto de Ángel Munárriz es un ejemplo perfecto de manipulación y engaño: a) empezando por el titular: “El poeta García Montero, a juicio por defender a Lorca y Ayala”: donde debía decir “El poeta García Montero, a juicio por insultar gravemente y amenazar en una reunión de departamento en una facultad de la Universidad de Granada a otro profesor”. Éste, y no otro, es el origen del citado juicio. Pero el lector ya ha sido encaminado a favor de García Montero porque su acto negativo, vamos a decirlo así, se convierte en muy positivo (con ese “defender”) y más si se trata de dos figuras reconocidas como Lorca y Ayala; b) La entradilla sigue en esta línea diciendo que “Un colega de la Universidad de Granada, que sostiene la teoría revisionista de que Federico García Lorca en realidad exaltaba la ideología fascista, pide al poeta 60.000 euros de indemnización”, intentando homologar las tesis de Fortes (lo que de hecho demuestra una absoluta ignorancia) a las de conocidos neofascistas como Pío Moa, César Vidal o Jiménez Losantos mediante el adjetivo “revisionista”, que así se llamó en Alemania a buena parte de las tesis que negaban el Holocausto; c) Las primeras líneas del artículo son claves, no sólo porque no hacen referencia alguna a las razones del conflicto judicial entre García Montero y Fortes, sino porque pretende enfrentar las posiciones supuestamente “de izquierdas” del primero a las fascistas del segundo: “El enfrentamiento entre los profesores de la Universidad de Granada Luis García Montero, escritor conocido por sus ideas de izquierdas, y José Antonio Fortes, que sostiene la teoría revisionista de que Federico García Lorca, poeta asesinado por sus ideas avanzadas, en realidad exaltaba la ideología fascista, se dirimirá en los tribunales”; d) Por si los lectores, en la idea que tiene Munárriz, no fueran suficientemente avispados, el autor de este texto, ejemplo de manual para la manipulación de noticias, coloca los términos del enfrentamiento en negrita; e) El siguiente párrafo del texto intenta hacer un retrato de Fortes como de alguien mezquino y estúpido dado que literalmente el articulista afirma que lleva a García Montero a los tribunales por decir de él que lanza “disparates”. Peores cosas se han dicho entre críticos y escritores y es, sin embargo, poco común poner querellas por eso, y mucho menos por “lanzar disparates”, lo que hace que Fortes aparezca ridículo: “El juzgado de lo penal 5 de Granada acogerá el miércoles un juicio en el que Fortes pide a García Montero una indemnización de 60.000 euros por injurias, en razón de un artículo del poeta publicado por El País en octubre de 2006 en el que lo acusaba de lanzar ‘disparates’ en sus clases”; f) Por si aún el lector no estuviera convencido de las maldades de Fortes, Ángel Munárriz trata de presentar el caso como una venganza personal dado que, señala, “Compañeros en el Departamento de Literatura, la enemistad entre ambos es pública y notoria en Granada” (sic); g) Finalmente, el articulista minimiza las injurias que García Montero escribe contra Fortes en su artículo de El País, en Andalucía, “Lorca era fascista”, diciendo que García Montero escribe “esquivando el insulto mediante el sarcasmo”, con lo que tenemos claro que no ha leído el artículo o, sencillamente, lee torticeramente; i) El lector, que al terminar el artículo sigue sin saber la verdad de la noticia, sí saca una conclusión: que no es el realmente injuriado, insultado y amenazado José Antonio Fortes la víctima sino García Montero. / /El grado máximo de manipulación no es ocultar la verdad sino transformarla hasta tal punto que, por ejemplo, los culpables sean inocentes y los inocentes culpables. La foto que acompaña al artículo abunda en la bondad de García Montero./ /Suponemos que Público pondrá en la calle a un tipo que ha inventado una noticia, manipulado la información, sesgado la objetividad, engañado a los lectores y mentido. Público tiene la oportunidad de rectificar./Y, en efecto, así es, como recuerda César de Vicente Hernando, el grado máximo de manipulación no es ocultar la verdad sino transformarla. Y eso no sólo ha sucedido con las crónicas del señor Munárriz, para /Público/, sino también, por ejemplo, de un modo especialmente innoble y patético, con el reportaje propiciado por el señor Iñaki Gabilondo, en /Cuatro/ (repetido varias veces); o con las declaraciones públicas de una de las principales autoridades universitarias granadinas, el señor Miguel Gómez Oliver. O como ha sucedido con –hasta la fecha– el último episodio de esta larga serie de intentos de manipulación y de humillación: el artículo del señor Román Orozco, titulado “/Un poeta acosado/”, en la edición de /El País/ de Andalucía (del pasado día treinta de octubre). Esta vez, con algunos de los elementos más tópicos, anclados en el folclore de los viejos señoritos andaluces, cuales son la presión directa, con nombre y apellidos, al juez de la causa; o el argumento central del mismo, por el que, si tienes éxito y eres famoso, o eres un “intelectual comprometido” (“/García Montero es catedrático de Literatura, poeta, ensayista y columnista. Ha ganado los más importantes premios de poesía: el Federico García Lorca, con tan solo 21 años; el Adonais, el Loewe, el Nacional de Literatura y el Nacional de la Crítica. Pero sobre todo, García Montero es un intelectual comprometido…/”), tienes el derecho de humillar e insultar al que ni es famoso ni tiene éxito, ni, claro está, es un “intelectual comprometido”, ni, por supuesto, tiene el premio /Loewe/ (“/Las similitudes entre el catedrático García Montero y el profesor Fortes son escasas…/”); porque si eso, además, le pasó a un /currista/ (seguidor del torero Curro Romero). cómo no le va a pasar –y de qué se va a quejar– a un “donnadie” como el profesor Fortes, que lleva acosando al pobre Señor Montero casi desde antes de que se conociesen o que éste último pisase la Universidad.Y por si faltaba algún dato a ese juez distraído, cómo será la cosa que el tal José Antonio Fortes, un donnadie, se ha atrevido a llamar al grupo PRISA, editora de /El País/ y /La Ser/ (y “donde colabora el poeta”, Premio Nacional, y premio /Loewe/) una “/poderosísima empresa de manipulación/”, así como suena, “/poderosísima empresa de manipulación/”.A ese juez, nombrado con nombre y apellidos, no le queda otra; porque si el honor de Lorca y Ayala no bastasen, el de PRISA (“donde colabora el poeta”, Premio Nacional y premio /Loewe/), eso es ya otra cosa. Y, si no ha quedado claro, ahí está la cita del mismísimo Salman Rushdie (con la que el señor Orozco concluye esta joya del periodismo argumentativo), para avalar la ira y el derecho al insulto del señor Luis García Montero.Más allá del sarcasmo, todo esto –creo– nos debería hacer pensar –y mucho– a todos los que nos llamamos “gente de izquierda” (especialmente, si somos unos donnadies y no hemos ganado el premio /Loewe/). ¿Qué pueden –qué deben– hacer los que, aun teniendo algo que decir, no disponen de los medios, de esos poderosos altavoces que nos aturden, o, ni tan siquiera, de un lugar desde el que escribir contra los que lo poseen todo; los medios, los altavoces, los lugares, la influencia, la fuerza?
miércoles, noviembre 12, 2008
Miguel Espinosa
Siempre tenerle en el recuerdo: Uno de los mas grandes, solapado brutalmente por la mercaderia estridente.
A qué se llama austeridad
([1957], diario La Verdad, Murcia, 1997)
El verdadero sentido de la palabra austeridad sólo se conoce cuando se enlaza con la modestia. Lo modesto es rehusar lo innecesario, desde el momento en que lo innecesario nada significa. Se es naturalmente modesto, mas no por renuncia, sino por predisposición, por ideales o por instinto. De tal forma se es igualmente austero; se rehúsa el lujo porque el lujo nada significa, pero no se renuncia al lujo. Sería absurdo que, en nombre de la austeridad, renunciara un mendigo al dinero, o un eunuco a la aventura galante; o un resentido a la espontaneidad de la danza. En su verdadero sentido se llama, pues, austeridad a la modestia o predisposición a rehusar lo innecesario, y así es como generalmente hubieron de entenderlo los romanos, y como nunca lo entendieron los españoles.
Que los mendigos, que los asténicos o que los resentidos prediquen la austeridad es, pues, absurdo, como también lo es que la prediquen los políticos, cuando el más alto grado de austeridad estriba, o debiera estribar, en rehusar el trato con el Estado.
1-11-57
domingo, noviembre 09, 2008
jueves, noviembre 06, 2008
bandera
Mi tienda siempre fuera de los muros. Mi lengua aprendida siempre en otro sitio. Mi bandera perpetuamente blanca. Mi nostalgia vasta y caprichosa. Mi amor ingenuo y mi fidelidad irónica. Mis manos graves y en ellas un incesante rumor de pensamientos. Mi porvenir sin nombre. Mi memoria deslumbrada en el amor incurable del olvido. Lastrada en el desierto mi palabra. Y siempre desnudo el rostro donde sopla el tiempo.