C u a d e r n o d e r e s i s t e n c i a: Tiqqun y Zimmerman
Todo parece como si el estado de la sociedad actual fuese extremadamente favorable al surgimiento de movimientos callejeros que son exclusivamente movimientos “de expresión”, como se dice: repentinos, espectaculares, enormes y sin porvenir. Como rezaba una pancarta en la Sorbona: “los movimientos nacen para morir. ¡Viva la insurrección!” Ahora no habrá “retorno a la normalidad”, sino un proceso de normalización: una guerra a muerte contra las trazas del acontecimiento. Tiqqun no se refiere aquí a “toma de conciencia” alguna, sino a amistades. Toda amistad conserva una huella de las condiciones de su nacimiento, del momento del encuentro (lacrimógenos, ocupación colectiva de la calle, disturbios), a las que se tenderá siempre a volver.
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