miércoles, diciembre 18, 2013

Marcos Lorenzo constrúe coa biografía do poeta Karlotti un modelo vital

Marcos Lorenzo constrúe coa biografía do poeta Karlotti un modelo vital - Ferrol - Diario de Ferrol

Marcos Lorenzo constrúe coa biografía do poeta Karlotti un modelo vital

 | Actualizado 17 Diciembre 2013 
Karlotti
Poesia Salvaxe
Karlotti Poesia Salvaxe
Baixo o título “Karlotti, un poema crónico” (Axóuxere edicións) o economista e xestor cultural Marcos Lorenzo vén de publicar o primeiro volume dunha serie titulada “Vividores” na que reflexiona a través de varios exemplos vitais acerca do que entende que debería ser unha escola de vida emocional e psicolóxica, “hoxe afastada dos coñecementos académicos e técnicos que se aprenden en escolas ou universidades”.
“Unha sabedoría –abunda Lorenzo– que antes se transmitía oralmente a través das familias. Como enfrontarse á vida, tomar decisións e manexar as emocións e que hoxe, roto o diálogo interxeracional, cambiouse polo consumo, un sucedáneo que marca os obxectivos das nosas vidas como a cenoura do burro. Un fenómeno que está sendo unha fábrica de seres fracasados e torturados por tratar de imitar os modelos que nos venden”.
a superación dos medos
Lorenzo, que foi técnico de Cultura do Concello de Ferrol entre 2007 e 2009, explica as causas que o levaron a facer o primeiro volume da serie centrado na biografía de Carlos Valle Karlotti, alma, con Guillermo Ferrández, da ferrolá  Semana da Poesía Salvaxe. “Karlotti é un home falador, capaz de facer dunha conversa tabernaria toda unha experiencia na que transmite toda a súa humanidade, desde o máis abstracto ata o máis pedestre, desde o concepto de dignidade ata as legumes. O seu non é un saber libresco, no que se repiten citas e lugares comúns aprendidos nos libros, senón unha escola da experiencia, de sabedoría e de vida”.
Para Lorenzo, un repaso á biografía do poeta dá unha idea do seu significado: “Foi un home que saíu de aquí e viviu moito mundo. Marchou de visita un mes a Praga e logo acabou dando voltas por varios países durante anos e traballando, por exemplo, en Afganistán ou nun circo en Irán. Montou dúas tabernas libertarias en Valladolid e foi instigador e figura cultural ‘underground’ nos tempos da Transición. Traballou en moitas cousas e non traballou en nada, viviu o día a día sen ningún dos medos que hoxe se nos queren inxectar. Un revolucionario vital que me inspirou neste proxecto aberto que máis que unha colección de vidas ilustres é un banco de ideas e de boas prácticas da vida no que estaría ben que nos miráramos, un espello de xente que como Karlotti soubo enfrontarse ao día a día cun sorriso”

"Los políticos matan la cultura porque desprecian la cultura, pero también porque le tienen miedo"

"Los políticos matan la cultura porque desprecian la cultura, pero también porque le tienen miedo"

"Los políticos matan la cultura porque desprecian la cultura, pero también porque le tienen miedo"

El profesor y filósofo calabrés Nuccio Ordine, gran experto en Giordano Bruno, convoca a los grandes pensadores de todas las épocas para manifestarse contra la destrucción de la cultura y de nuestra capacidad de reacción
"En nuestra sociedad se considera útil sólo aquello que produce beneficios"

"Afirmo, señores, que las reducciones propuestas en el presupuesto especial de las ciencias, las letras y las artes son doblemente perversas –argumentaba Victor Hugo frente a una propuesta ministerial de recortar fondos para la cultura en 1948–. Son insignificantes desde el punto de vista financiero y nocivas desde todos los demás puntos de vista".
Es una de las muchas voces que invoca el pensador italiano Nuccio Ordine en La utilidad de lo inútil (Acantilado), un "manifiesto" sobre la necesidad de la literatura (y especialmente de los clásicos) en tiempos de crisis y contra la desintegración de los museos, universidades y laboratorios. Aprovechamos su visita a Madrid para hablar de su libro y de las consecuencias del utilitarismo cultural, que devora también nuestras instituciones. 

Empecemos por el principio. ¿Qué es lo inútil?
En nuestra sociedad se considera útil sólo aquello que produce beneficios. Por esa lógica, la música, la literatura, el arte, las bibliotecas, los archivos de Estado, la arqueología, son todas cosas que se consideran inútiles porque no producen beneficios. Por eso no nos extraña que, cuando los gobiernos hacen recortes, comienzan por estas cosas inútiles sin darse cuenta de que, si eliminamos lo inútil, cortamos el futuro de la humanidad.
El drama que vivimos es ese: todos los ámbitos de nuestra vida están contaminados por la idea del beneficio y del lucro. Ya no educamos a las nuevas generaciones en el amor por el bien común, por el desinterés, por lo gratuito. Los educamos al revés, en el amor al dinero, a lo útil, al beneficio personal. Los profesores y rectores universitarios se han convertido en managers, y hablan un lenguaje contaminado por la lógica económica. Los estudiantes estudian para conseguir créditos y para pagar unas deudas. Este lenguaje no es neutro, demuestra que el lenguaje del lucro doimina todas las capas de la vida. 

Dice usted que la cultura sólo puede ser gratuita.

Kant lo explica muy bien: si yo voy a un concierto, ¿en qué me beneficia? Mi amor por la música es un amor desinteresado y sólo ese amor me hace mejor. En una sociedad corrompida por la dictadura del beneficio, el conocimiento es la única forma de resistencia. Porque con el dinero se puede comprar cualquier cosa; parlamentarios, políticos, jueces, el éxito, la vida erótica. Sólo hay una cosa que no se compra con dinero: el conocimiento. Si soy un gran magnate y quiero comprar el saber, ni un cheque en blanco me valdría. El precio del saber es el esfuerzo personal. El conocimento no se compra, se conquista. 

Sin embargo, en su libro pone toda la responsabilidad sobre las instituciones. ¿No tenemos los individuos la obligación moral de ser inteligentes?
Las instituciones son los lugares donde esas cosas deberían ocurrir. Un joven tiene que comprender la importancia de la cultura y la misión de la escuela, de la educación, es esta: demostrarle que para entenderse a sí mismo y entender al mundo es necesario aprender. Y esto no ocurre porque los profesores están mal pagados, infravalorados y al mismo tiempo no hay recompensa para el que trabaja en la escuela. Es una paradoja que aún hoy en Italia hay profesores universitarios que tienen 50 años y siguen siendo interinos, no tienen un puesto de trabajo. La crítica de las instituciones es una crítica a cada uno de nosotros, pero las instituciones deben favorecer la excelencia. Cada vez que se reduce la financiación de las escuelas y universidades, acabamos con ella.

En su libro menciona que el poder tiene que destruir primero los artefactos y las instituciones culturales para poder establecer su régimen. ¿Los destruye porque los desprecia o porque les tiene miedo?

Los políticos matan la cultura porque desprecian la cultura, pero también porque le tienen miedo. Lo desprecian porque nuestra élite política es cada vez más ignorante, más inculta. Y por otra parte tienen miedo porque prefieren tener delante un público de personas que no estén capacitados para pensar con su propia cabeza y, por tanto, sean manipulables por los medios de masas, la televisión, las campañas electorales, toda una dimensión de engaños y mentiras que las personas reciben sin ser conscientes.
La ausencia de cultura es el abono necesario para que prospere la corrupción.

En Italia, el Tribunal de Cuentas que comprueba el presupuesto del Estado ha establecido que pagamos más o menos 150.000 millones al año de corrupción. Esto significa que, si un funcionario del Estado compra un vaso y el vaso compra un euro, nosotros pagamos un euro con 50 porque los 50 son el precio de la corrupción. Si pudiéramos eliminar la corrupción, ya no haría falta debilitar a la clase media y empobrecer cada vez más a los pobres. No haría falta eliminar los derechos fundamentales que hacen que el hombre sea digno de ser hombre.

La inutilidad de lo inútil
La furia destructiva se abate sobre las cosas consideradas inútiles: el saqueo de la biblioteca real de Louyang efectuado por los Xiongnu en China, la quema de manuscritos paganos en Alejandría, decretada por el obispo Teófilo, los libros heréticos consumidos por las llamas de la Inquisición, las obras subversivas destruídas en los autos de fe escenificados por los nazis en Berlín, los espléndidos budas de Bamiyán arrasados por los talibanes en Afganistán o también los manuscritos de Sahel y las estatuas de Alfaruk en Tombuctú amenazadas por los yihadistas. Cosas inútiles e inermes, silenciosas e inofensivas, pero percibidas como un peligro por el simple hecho de existir.
Lee la introducción completa del manifiesto de Nuccio Ordine
Con la excusa de la crisis se está expropiando la dignidad humana. Si corto los fondos para financiar a los enfermos, para ayudar a los discapacitados, si despido a padres que ya no pueden mantener a los suyos con un mínimo de dignidad, cometo un crímen gravísimo. Los derechos en los que se funndamenta la dignidad humana jamás se deberían tocar. Sería suficiente luchar contra la corrupción y esos 150.000 millones que ahorraríamos podrían con creces solucionar la crisis y mucho más.

Los gobiernos mienten cuando dicen que la crisis la pagamos todos: esta crisis no la pagan los bancos, no la pagan los banqueros, no la pagan los financieros. Esos reciben millones de euros de sueldo al año y aún finalizan su mandato con 15 millones de euros de finiquito. Luego se descubre que la empresa está en números rojos y que el directivo había firmado acuerdos para "privatizar" el dinero de la gente y llevárselo a casa. ¿Cómo podemos salir de este círculo vicioso? Creando y formando a jovenes que sean conscientes, que sean capaces de defender el bien común. Jovenes que no sean educados en el culto del beneficio y del dinero. Gente que se haya educado en una visión ética del mundo y que profesen el culto a la solidaridad humana. 

Pero la solidaridad no depende de sus beneficiarios, igual que la naturaleza de un crimen no se debe definir por sus víctimas. ¿Podemos aspirar a la solidaridad humana mientras aceptamos como sociedad la crueldad institucionalizada contra el resto de las especies?

Absolutamente correcto: infligir dolor no es una cosa que atañe únicamente al género humano. Hay un fragmento bellísimo de Demócrito que, hablando con Hipócrates, le explica al padre de la medicina por qué se ríe. Porque Hipócrates pensaba que Demócrito estaba loco y por eso se reía. En cambio Demócrito se ríe por otra cosa. "Mira debajo de los hombres –le dice– ¿Qué hacen todo el día? Persiguen el dinero. ¿Y qué hacen con el dinero? Buscar más dinero. El dinero ya no es un medio, se ha convertido en el fin en sí mismo". Y añade que, para conseguir el dinero, el hombre "le corta las venas a la tierra".
Es lo que estamos viendo hoy en todo el mundo. En Italia, la Camorra (la mafia napolitana) ha construido una serie de depósitos subterráneos de residuos tóxicos. Y en aquellas zonas hay una alta tasa de enfermedad, de niños enfermos porque sus habitantes comen productos agrícolas contaminados por esos residuos tóxicos. Con este sistema estamos creando una manera de aniquilar cualquier cosa que atañe no sólo a la vida humana sino a la vida de nuestro sistema en sí.

El Renacimiento y la Ilustración, con su desarrollo de conceptos ilustrados como el de los "derechos humanos" que definen nuestra sociedad actual, coinciden en el tiempo con las dos grandes olas de colonialismo europeo. Los monarcas e intelectuales ilustrados, junto con la Iglesia, disfrazaron la expropiación y el genocidio de misión civilizadora. ¿No está ocurriendo ahora lo mismo dentro de nuestras fronteras? ¿Son los pobres las nuevas colonias?

La comparación es muy buena. Si lees a algunos autores del Renacimiento, pocas voces han gritado contras las masacres llevadas a cabo en el Nuevo Mundo. Uno de estos es Bartolomé de las Casas. En Italia, Giordano Bruno describió a Colón y a sus marineros, no como marineros sedientos de saber sino como piratas sedientos de oro y de plata. Bruno dice: "Fueron a llevar una civilización, pero ellos ya tenían una civilización. Fueron a llevar una lengua, pero ellos ya tenían una lengua. Fueron a llevar una religión, pero ellos ya tenían una religión". 

Estos filósofos del Renacimiento dejaban entrever que la multiplicidad de las lenguas, de las religiones, de las filosofías, de los pueblos, de los colores de la piel, no son una limitación de la humanidad sino una riqueza de la humanidad. Lo que vemos hoy es propio de ese modelo horrible de masificación de hacer que seamos todos iguales. ¿Cuál es la ley que nos guía? La ley del beneficio.
Del país más perdido de Asia hasta el país más rico de Europa o Estados Unidos, comemos las mismas hamburguesas de McDonald's, vestimos la misma ropa y vemos las mismas tonterías en televisión. Esta ideología del beneficio es cada vez más global de lo que pudo ser en el pasado y los primeros ejemplos de la colonización son los ejemplos de cómo una suspuesta civilización pudo destruir una civilización que no conocía el beneficio y que vivía en un estado natural.

Torqueville dice "hoy en América la gente busca las bellezas fáciles". ¿Qué quiere decir? Que no tengo tiempo de dedicarme a la lectura o para ir a una exposición de cuadros. El tiempo es dinero. Prefiero el libro que no me pide esfuerzos y aquellas manifestaciones culturales superficiales, mundanas, donde yo no aprendo nada porque no tengo tiempo para las cosas que requieren un compromiso personal. El riesgo de hoy está justamente en cultivar las bellezas fáciles; elbestseller, las películas que sólo son efectos especiales, todo lo que usamos para distraernos porque no queremos pensar, en lugar de ser estimulados a la reflexión.

¿Qué pasará cuando se privatice totalmente la enseñanza?
La educación, como la sanidad, es un pilar fundamental de una sociedad que sólo el Estado puede gestionar. Y la educación privada es una trampa, una de las peores cosas hacia las que nos podemos dirigir. Porque no podemos conocer el nivel de laicidad de una escuela privada, de una escuela católica, musulmana, de partido. Digo laicismo en el sentido de pluralidad, de construir personas libres de la ortodoxia. La escuela pública garantiza en primer lugar igualdad de los estudiantes. Quizá no ahora en la práctica pero es el único lugar donde se puede aspirar a este modelo. Hay universidades privadas excelentes pero están restringidas a los que tienen dinero. Tenemos que crear unas escuelas e universidades igual de excelentes con dinero del Estado para dar a todos la misma oportunidad. 

¿Se puede tener democracia sin escuela pública? 

Absolutamente no. Como no se puede tener democracia sin cultura, sin el respeto del otro y sin amor por el bien común. La formación de los jovenes es importante porque es el futuro de la democracia. Si seguimos creando personas que piensan sólo en su beneficio personal, perderemos lentamente la democracia. 
¿Lentamente?
Bueno, en realidad ya la hemos perdido. El proceso está ocurriendo ante nuestras narices pero no tenemos capacidad de reacción. 

¿Cuál es la cura de la infelicidad?

Adriano Olivetti [el singular empresario de las máquinas de escribir] decía: "Yo quiero una fábrica que no produzca sólo beneficios. Quiero una fábrica que produzca belleza y libertad. Porque serán la belleza y la libertad las que nos indiquen el camino para ser felices". Y una de las cosas que me ha llamado la atención leyendo a Montaigne es que Montaigne nos dice que no es poseer lo que nos hace felices, sino el gozar y el aprender a gozar. Si no apreciamos la belleza, si no sabemos apreciar el arte, la música, muy difícilmente aprenderemos a gozar. 

¿Nos ayudan los clásicos a encontrar en el infierno lo que no es infierno?
Leí ese pasaje del que hablas en un colegio donde muchos chicos eran hijos de padres encarcelados y les impactó mucho. Mi libro quiere ser una de esas pequeñas llamas de las que habla Calvino que pueden ayudar a ver el camino y hacernos entender lo que no es infierno del infierno en que vivimos para poder defenderlo. Este es el camino difícil que necesitamos escoger.
La tarea de los clásicos es despertar nuestra atención, estimular la reflexión, alimentar nuestra pasión, y ayudarnos a entendernos a nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Y para desmontar una de las mayores tonterías que hoy perviven en nuestra sociedad: que para entender el presente hay que estudiar el presente. Para entender el presente hace falta el pasado. Sin pasado, no se puede entender el presente.
Giordano Bruno nos enseña que si la filosofía no se transforma en una manera de vida, no nos sirve para nada. Y Bruno escribió la última página de su filosofía en la hoguera del Campo de Fiore donde fue quemado por hereje, demostrando que se pueden quemar los libros pero no las ideas. La palabra de Bruno, la palabra de Montaigne, la palabra de Victor Hugo, nos hacen entender tantas cosas de nuestro presente porque algunos de nuestros grandes autores que han sabido exponer de manera sencilla lo que llevamos dentro y que no somos capaces de expresar. Y la literatura, la música, el arte son los únicos capaces de decir lo indecible y enseñarnos lo invisible.


lunes, noviembre 04, 2013

Camus cumple cien años

Camus cumple cien años | Cultura | EL PAÍS

Camus cumple cien años

El autor de 'La peste' sigue siendo un extranjero en Francia. Su hijo Jean y el hijo de su maestro Jean Grenier, Alain, glosan su figura


Albert Camus en Bougival en noviembre de 1945, en la propiedad de Guy Schoeller. / EL PAÍS

Jean Camus, el hijo de Albert Camus, atiende el teléfono gracias a la mediación de Alain Grenier, el hijo del filósofo y escritor Jean Grenier, que fuera profesor en el instituto de Argel y amigo íntimo del autor de El extranjero. Camus hijo es abogado, está delicado de salud, y prefiere no recibir a nadie en la casa de sus padres, en la Rue Madame de París. “Está destruida”, dice. Nacido en 1945, el mellizo de Catherine Camus siempre ha dejado que sea su hermana, la albacea del escritor, quien se ocupe de hablar de su padre y de gestionar sus derechos.

Pero ahora que se acerca el centenario del nacimiento del novelista, periodista, dramaturgo y ensayista, Jean Camus ha aceptado dejar ese segundo plano para compartir los —escasos— recuerdos que atesora de su padre; para reivindicar la importancia de Grenier (1898-1971) en su vida y su obra —“Camus no se entiende sin Grenier, y su libro sobre él es el más profundo que se ha escrito nunca sobre Camus”, dice—; y para afirmar que “Francia todavía no ha comprendido bien que Camus no fue un filósofo ni un pensador, sino un hombre que habitaba entre nosotros, un narrador de mundos, un extranjero”.

Camus siempre fue diferente de Sartre, nunca quiso jugar un papel político. Quizás nunca estuvo cerca de él”, dice Alain Grenier
Alain Grenier es hijo del maestro de Camus
“Camus tenía verdadera necesidad de los demás para vivir”, añade Jean Camus. “Yo lo leí tarde, después de su muerte, pero antes había leído a Borges y a Pascal, y comprendí enseguida que no era un filósofo”. Él mismo lo dijo en 1959: “Me pregunto las mismas cosas que los otros. No soy un filósofo”.

“La visión que ha dado gente como Michel Onfray y Benjamin Stora” —los dos filósofos que han competido por coordinar la truncada exposición del centenario— “son bobadas”, continúa Jean Camus, que ríe y se emociona al recordar a su padre, fallecido cuando él y su hermana tenían 15 años: “Mi libro preferido es El extranjero. Lo he leído más de 20 veces y siempre veo cosas distintas. Es el más fácil de leer, el más corto, y también el más misterioso. Está escrito para la gente. Un compositor dijo que tiene música dentro, un bajo continuo, como Bach. Recuerdo que un día mi padre estaba triste, sin dinero, tenía no sé qué problemas con el contrato de Gallimard, llamó al poeta Francis Ponge, y este le dijo: ‘No te preocupes, El extranjero quedará para siempre”.

Aquella novela de 1942, escrita y publicada durante la ocupación nazi de Francia, que interrogaba al mundo sobre el absurdo destino de la gente decente obligada a vivir en medio de la abyección moral y sometida a la arbitrariedad de fuerzas colectivas y anónimas, fue la catapulta a la fama de Camus, que había llegado a París en 1940 desde Argel, donde había publicado el ensayo El revés y el derecho, que solo reeditaría en Francia 20 años más tarde.

Camus era en ese momento colaborador de Combat, el diario de la Resistencia contra Vichy y el Tercer Reich, que duraría cuatro años pero que fue elogiado por el general De Gaulle como un ejemplo de periodismo insobornable y libre, “intratable”. Antes, el joven licenciado en Filosofía había codirigido Le Soir Républicaine en Argel, la oprimida capital de la provincia francesa de ultramar, donde publicó en 1939 un artículo-manifiesto con los mandamientos que deben guiar la acción de los periodistas en tiempos de guerra —y de paz—. El texto lo rescató Le Monde el año pasado, y se lee hoy tan moderno como entonces. Camus defendía el derecho de cada ciudadano a “elevarse sobre el colectivo para construir su propia libertad”, y definía las cuatro columnas del buen periodismo: lucidez, desobediencia, ironía y obstinación. Los puntos cardinales que inspirarían su obra.

Camus había nacido en Mondovi el 7 de noviembre de 1913. Su padre pied-noir (colono francés) había muerto luchando en la Primera Guerra Mundial, y su madre, Catalina Sintes, nacida en Mahón (Menorca), semianalfabeta y con fama de ser casi completamente sorda, se había encargado de su educación. Jean Camus recuerda que cuando su abuela llegó a Francia, dijo: “Es bonito, pero ¿no hay árabes?”, y desmiente que fuera sorda: “Hablaba poco pero oía perfectamente”.

“Ante mi madre siento que pertenezco a un noble linaje: el que no envidia nada”, diría Camus. Su infancia y adolescencia en Argel, la figura de su brava madre española y su profesor de secundaria, Jean Grenier, marcaron profundamente la sensibilidad literaria y humanista de Camus, cuenta Alain Grenier, de 82 años, el hijo del autor de Les Îles, uno de los libros que, según ha escrito José María Ridao, más influyó en Camus. “Albert venía a menudo a nuestra casa”, recuerda Grenier sentado ante un café que acaba de traer su mujer, la encantadora Elisabeth. “A mi padre le gustaba reunir a los alumnos en casa, se interesaba mucho por ellos, y Camus y él se hicieron muy amigos. Camus se quedó deslumbrado con mi padre un día que estaba enfermo. Llevaba días sin ir al instituto, y mi padre decidió acercarse a su casa para ver cómo estaba. Camus y su madre se quedaron asombrados”.

Mi padre pensó que si Camus quería hacerse comunista era mejor no decir nada, que tenía que vivir esa experiencia”
“Grenier y mi padre se querían mucho”, añade Jean Camus. “Eso es un hecho. Mi padre solía decir que tenía un amigo inglés para subrayar la elegancia y la caballerosidad de Grenier. Y es maravilloso ver que en su libro de recuerdos titulado Albert Camus. Souvenirs (1968), escribe: ‘Releyendo El extranjero y otros textos de juventud, me emociono por las cosas que creo entender’. Nadie ha hablado nunca tanto de la parte de silencio involuntaria, de esa parte secreta que mi padre no quería ver ni que se viera”.

Años más tarde, la guerra separaría a las familias. “A pesar de que mantenían posiciones distintas, mi padre y Camus se escribieron docenas de cartas y mantuvieron un lazo permanente”, recuerda Grenier. “Mi padre se fue a Lille, y aunque también se escribió con otros alumnos, Camus siempre fue especial. La luz que desprendía era tan grande que oscurecía a los demás, aunque fuera injusto era así. Era excepcional, y mi padre le aconsejó que escribiera, le ayudó a publicar, le presentó a editores. Luego, cuando yo era estudiante en París, Camus y su segunda mujer —Francine Faure— se ocupaban de mí, yo iba mucho a su casa de Rue Madame, y a veces íbamos juntos a ver a mi padre cuando se instaló en Bourg la Reine, en la periferia de París. Camus decía: “¡Vamos a ver a mi buen maestro!”.

Jean Grenier y Albert Camus pasaron años sin verse. Pero cuando tomó las riendas de Combat, el periodista llamó a su maestro para que se incorporara. “Le ofreció ser el crítico teatral, el teatro era lo que más le gustaba, pero mi padre tuvo que decirle que no porque no le daba tiempo a ir y volver desde la periferia. Así que le nombró crítico de arte, aunque mi padre había sido de los primeros que había denunciado que el comunismo era totalitario en su ensayo Sobre el espíritu de la ortodoxia, de 1936. Muchos comunistas eran estalinistas, Camus nunca lo fue”.

Jean Camus cree que la entrada de su padre en el PCF obedeció a que “era el único partido que tenía una posición presentable sobre la colonización de Argelia. En cuanto cambió esa posición, se marchó. Aunque luego le acusaron de ser trotskista, y otras cosas cómicas, lo que pasaba es que no era estalinista”. El propio Camus diría: “No estoy hecho para la política porque soy incapaz de desear o de aceptar la muerte del adversario”.

Algunos culparon y todavía culpan a Grenier por no haber evitado que su discípulo entrara en el PCF. “Creo que entendieron mal su relación”, dice el hijo de Grenier. “Eran muy amigos, aunque nunca se tutearon porque no les salía natural. Camus enviaba desde joven sus borradores a mi padre. Pero eran muy distintos. Mi padre era un hombre provinciano, respetaba mucho la religión y le interesaba el pensamiento oriental, el budismo. Era más espiritual que político. Camus venía de otro medio social, tenía otro pasado…”.

Grenier insiste en que su relación “era muy sutil. Mi padre debió pensar que si Camus quería hacerse comunista era mejor no decir nada, que tenía que vivir esa experiencia. Él no era de imponer nada a nadie, pero nunca dejó de querer a sus alumnos comunistas, y tuvo varios”. La salida del PCF en 1937 daría lugar con el paso del tiempo a uno de los episodios cruciales de la vida de Camus: la ruptura con Jean-Paul Sartre y el medio existencialista y oficialista del comunismo francés. Sucedió en 1952, después de que el combativo filósofo sartreano Francis Jeanson escribiera una crítica feroz a L’homme revolté (El hombre rebelde) en Les Temps Modernes, la revista fundada en 1945 por el pope Sartre. Camus replicó con una carta al director (Sartre), y este le acusó de ser un burgués.

En ese momento, ha escrito Ridao en la revista Turia, “Camus se decidió a mostrar la extrema miseria en la que había vivido durante su infancia, sobreponiéndose al pudor del que dejaron numerosos testimonios sus maestros y amigos, y liberándose de pronto, como él mismo explicaría en Le premier homme, de la vergüenza y de la vergüenza de haber sentido vergüenza”.

“La polémica con Sartre fue dura”, recuerda Alain Grenier. “Pero Camus siempre fue diferente a Sartre, nunca quiso jugar un papel político. Tuvieron discusiones de periódico a periódico, y Camus era una persona de mucho carácter, él decía que era orgulloso como los españoles y que se sentía más español que francés. Quizá nunca estuvo muy cerca de Sartre. Mi padre comía con él una vez por semana, en la brasserie Lipp, cerca de Gallimard, y era muy sobrio, no comía mucho, apenas bebía…”.

Jean Camus recuerda que en su casa la ruptura con Sartre se vivió con aprensión pero también con humor: “Mi madre estaba muy preocupada por la crítica de Jeanson y por la respuesta de Sartre, y cuando más tensa estaba, mi padre, para desdramatizar, dijo: ‘¿Y qué hacemos, les reto a un duelo con pistolas?’. Por supuesto, había una parte de verdad dentro de la broma”.

En 1957, al recibir el Nobel de Literatura, Camus diría: “Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará. Pero su tarea quizá sea aún más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida, en la que se mezclan las revoluciones frustradas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; cuando poderes mediocres pueden destruirlo todo, pero ya no saben convencer; cuando la inteligencia se ha rebajado hasta convertirse en criada del odio y la opresión, esta generación ha tenido, en sí misma y alrededor de sí misma, que restaurar, a partir de sus negaciones, un poco de lo que hace digno el vivir y el morir”.

En ese discurso, el escritor rindió homenaje a sus maestros Louis Germain y Jean Grenier, y recordó que convencieron a su madre para que continuara sus estudios. El Nobel, galardón que Sartre rechazaría años más tarde, fue recibido en Rue Madame con desconcierto, recuerda Jean Camus: “Nadie entendía nada, y cuando se lo dijeron estaba avergonzado. Mi madre usó una expresión pied-noir para burlarse de él: tutututú”.

Por entonces, Camus pagaba ya el ostracismo al que le condenaron Sartre y su corte; seguía sintiéndose extranjero; avejentado pese a su sempiterna cara de niño, tocado por la tuberculosis de su infancia, vivía atornillado a sus pasiones (la actriz española María Casares, sobre todas las demás) y sus problemas conyugales —Francine tuvo que ser ingresada entre 1953 y 1954 por problemas psiquiátricos—.

Pero su vieja relación con Grenier sobrevivió a los embates del siglo. Como sobrevivió el amor y el agradecimiento a Catalina, su madre, que le enseñó español y catalán, y a cuya figura recurriría en la Universidad de Uppsala cuando fue preguntado por su oposición al Frente de Liberación Nacional, y explicó así su rechazo a la violencia que intentaba liberar a Argelia de la injusta dominación colonial: “Entre la justicia y mi madre, elijo a mi madre”.

El día de su muerte, Camus tenía 47 años. El accidente de coche sucedió el 4 de enero de 1960, cerca de Villeblevin, un pueblo de la Borgoña. El editor de La Pléiade, Michel Gallimard, que conducía el coche, moriría cinco días después. Jean Camus, que heredó de su padre el amor al fútbol y jugó de extremo derecho, siempre estará agradecido a esa estirpe de editores: “Cuando hay algún problema con los derechos siempre digo lo mismo: gracias a Gallimard mi padre se pudo comprar la casa de Rue Madame. Y mi primer recuerdo es el olor a linóleo de la casa que ellos nos prestaron cuando mis padres no tenían nada”.

En la maleta que Camus llevaba en el coche, había 144 páginas de un manuscrito inacabado, El primer hombre, de fuerte contenido autobiográfico y gran belleza literaria. El libro, que se publicaría por decisión de su albacea Catherine Camus en 1994, pondría a cada uno en su sitio y demostraría que Camus nunca fue un burgués, ni un comunista, ni siquiera un filósofo, sino un hombre rebelde, un narrador de mundos y un enamorado de la libertad.

Todo estaba en la luz del Mediterráneo, esa reminiscencia infantil que Grenier siempre le animó a glosar: “En plena oscuridad de nuestro nihilismo, he buscado solamente las razones para superar ese nihilismo”, escribió. “Pero no las he buscado en absoluto por virtud, ni por una singular elevación espiritual, sino por fidelidad instintiva a la luz donde nací y donde, desde hace milenios, los hombres aprendieron a saludar a la vida hasta en el sufrimiento”.

Lo enterraron en Lourmarin, un pueblecito de la Provenza, donde se acababa de comprar una casa que hoy ocupa Catherine. Su lápida es la más sencilla del cementerio. Durante 18 años, nadie salvo Grenier escribió sobre él. Hoy, un siglo después de su nacimiento, Camus sigue siendo un cuerpo extraño para Francia, y las vergonzantes disputas políticas y personales entre sus herederos intelectuales han impedido que el Ministerio de Cultura organizara la prometida exposición del centenario —lo que se ha hecho en Aix en Provence es, según Le Monde, una sucesión de paneles para escolares—. Y mientras la fraternidad de la República cae en los peores instintos de la extrema derecha, su hijo Jean concluye: “Si Camus sigue siendo francés es porque nunca dejó de ser el extranjero”.

Pie de página:

Las frases de Camus citadas en este artículo serán publicadas en español por la editorial Plataforma con el título Breviario de la dignidad humana. La fotografía del escritor pertenece al libro Albert Camus, solitario y solidario, publicado por el mismo sello.

viernes, noviembre 01, 2013

“Luzes”, periodismo gallego insurgente contra la conspiración del cinismo | Tam-Tam Press

“Luzes”, periodismo gallego insurgente contra la conspiración del cinismo | Tam-Tam Press

Portada del nº 0 de 'Luzes' que se presentó el pasado verano.

Periodismo comprometido y creativo. Es lo que promete la revista ‘Luzes’, que saldrá a la calle el próximo 29 de noviembre, dirigida por dos escritores y periodistas de referencia, Xosé Manuel Pereiro y Manuel Rivas. En papel y en gallego, con periodicidad mensual. De momento, con el primer número prácticamente en imprenta, sus promotores lanzan una campaña para conseguir 500 suscriptores/fundadores.
Por ELOÍSA OTERO
Habrá que esperar casi un mes para tocarla con las manos y que entre por los ojos, pero la nueva revistaLuzes que dirigen los periodistas Xosé Manuel Pereiro y Manuel Rivas ya está aquí. El proyecto, que se lleva fraguando un año, se presentó el pasado martes, 29 de octubre, en Santiago de Compostela, cuando el primer número se encuentra casi listo para entrar en imprenta. Luzes. Periodismo que cuenta”, es su lema. Periodismo comprometido y creativo. Serán 132 páginas llenas de reportajes reposados, entrevistas y piezas de creación y pensamiento. Escritura irónica y cultura abierta. Ideas, historias y voces en gallego.Con periodicidad mensual y en papel, con una edición de calidad, y con la promesa de dar el salto a las pantallas de tablets y dispositivos móviles a corto plazo.
Luzes no quiere ser solo una revista, sino un lugar, un ecosistema propicio para el periodismo. Para contar las cosas como es debido, con tiempo, rigor y campo abierto por delante”, dicen sus promotores. Porque el buen periodismo, en estos momentos, se encuentra “un tanto a oscuras”.
El pasado verano ya salió un prototipo, un número 0. Pero el primer número llegará a los lectores el próximo 29 de noviembre. Durante todo este mes, además, a través de la página web oficial del proyecto,www.revistaluzes.com, se ha lanzado una cuenta atrás para reunir 500 suscriptores-fundadores por un precio reducido: 60 euros por los primeros seis meses y 25 por los seis siguientes. En total, 85 euros por 11 números, lo que supone un ahorro cercano al 30% sobre la tarifa ordinaria de 10 euros por ejemplar.
Manuel Rivas y Xosé Manuel Pereiro, durante la presentación el pasado martes en Compostela. Foto: Revista Luzes.
Manuel Rivas y Xosé Manuel Pereiro, durante la presentación el pasado martes en Compostela. Foto: Luzes.
“Hacer una revista como Luzes, en este momento y en este lugar, es como un acto de insurgencia contra la conspiración del cinismo. Supone desafiar esa falsa especie de que el periodismo ya no tiene sentido. La demanda de que la realidad sea contada y bien contada, con energía alternativa, es equivalente a la demanda de pan, es como un alimento básico. Lo que está en crisis no es la necesidad de periodismo como bien público, sino la confianza en que ese periodismo exista”.
Son palabras de Manuel Rivas, pronunciadas el día de la presentación en Compostela. Para el escritor y periodista coruñés somos víctimas de un “virus” nuevo: “Para desactivarnos, nos dieron una suerte de bromuro que aniquila el erotismo del periodismo, porque tanto para hacer periodismo de investigación como de denuncia se precisa de una cierta dosis de erotismo. Hay que querer la realidad y gozar con el lenguaje para hacer periodismo. Y en Luzes estamos dispuestos a intentarlo, y en ese intento, en la propia empresa, está nuestra revuelta. Nos negamos a aceptar el fracaso. Nos negamos a permanecer en esta zona de sombra en que se está convirtiendo Galicia. Queremos ser kafkianos, un reloj adelantado. Con sutileza e ironía. Contra la vulgaridad”.

“Hay historias que merecen el papel”

El periodista Xosé Manuel Pereiro, co-director de Luzes, piensa que “el futuro es el papel, siempre que no se repita lo que ya está en la red”. Aunque, a su juicio, “lo importante no es el soporte en sí, sino lo que se difunde en cada soporte”. Así, hay historias “que requieren extensión, una edición rigurosa y a fondo, una buena maqueta, ilustraciones… O dicho de otro modo: hay historias que merecen el papel“.
“Una publicación como ésta, de calidad, necesita un vínculo muy estrecho con sus lectores y lectoras. La mejor manera de construir ese canal privilegiado es la suscripción. Permite reforzar el feedback, consultar preferencias, mantener el contacto, adelantar contenidos y recoger opiniones sobre lo que se está haciendo o lo que se puede hacer. Para eso están las nuevas tecnologías. Los lectores son nuestra obligación”, añade Pereiro, que desde unos años ejerce como decano del Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia.
Además de Rivas y Pereiro, el periodista Iago Martínez ejercerá como coordinador de esta nueva publicación en cuyo próximo primer número habrá trabajos, gráficos o literarios, de autores como Manuel Jabois, Montse Dopico, Henrique Mariño, Santiago Romero, Diego E. Barros, Ana Camiño, Santiago Jaureguizar, Guillem Martínez, Ramón Chao, Raimundo Viejo, Xosé Abad, Ignacio Alonso, Amador Lorenzo, Xan López Facal, Antón Losada, Manuel M. Barreiro, Belén Regueira, María Yáñez, Miguel Pardo, Victorino Pérez Prieto, José Manuel Sande y Agustín Fernández Paz, entre otros.
Los géneros de Luzes también serán variados. De la entrevista en profundidad a la narrativa de no ficción, pasando por el reportaje —en sus distintas especies—, el artículo ensayístico o la creación literaria. El primer número incluirá, por ejemplo, un adelanto de la próxima novela de Agustín Fernández PazA viaxe de Gagarin, cuxa publicación está prevista para 2014; entrevistas (con Antonio Escohotado, Patricio Guzmán); reportajes (la vida hecha trizas pero vivida con dignidad, los gallegos del tiempo de JFK, la historia del movimiento obrero en Galicia o una aproximación a la nueva precariedad artística), junto a secciones fijas… Un mundo de historias y de voces. “Las secciones en Luzes serán como paradas, bancos donde sentar y descasar entre relato y relato”, señala Pereiro.

Dos revistas: Luzes e República

Dentro de Luzes habrá otra revista. Alrededor de la cuarta parte de las 132 páginas estarán dentro deRepública, el suplemento cultural, con otro color y un diseño parcialmente diferenciado. Es una de las decisiones que configuran el proyecto gráfico preparado por los directores de arte, Antonio Doñate y Xosé Carlos Hidalgo, para este proyecto. “Partimos de la idea de hacer un objeto: una revista en papel con un peso y unas dimensiones determinadas, algo que va a ocupar un espacio”, explican. “No competimos con la red ni simulamos lo que acontece con las publicaciones interactivas. Huimos del impacto múltiple. Buscamos un tiempo que permita al lector detenerse en cada pieza sin intromisiones”.
La revista contará además con una ventana en la web para ofrecer algunos de sus contenidos y versiones en castellano y portugués.
“Hay muy buenos periodistas fuera de las redacciones, pero también dentro, aunque no pueden escribir con la extensión y el tiempo que les gustaría. ¿Qué vas a contar en 60 líneas. Nosotros no queremos hacer un periodismo de 60 líneas”, apunta Pereiro.
En su manifiesto/editorial, antes de hacer un llamamiento a “encender las luces del periodismo”, los promotores de esta nueva publicación señalan que “los temas que hay que tratar no son los que interesan a los editories ni a los periodistas, sino a los lectores, que son los verdaderos dueños de un medio de comunicación. Lo que pretendemos no es satisfacer la demanda de lo que ya se quiere, sino incrementar la oferta de lo que no hay”. “Y, sobre todo, contar historias“, como resume Xosé Manuel Pereiro.

Antecedentes

Rivas y Pereiro, periodistas de referencia además de magníficos escritores, ya editaron hace muchos años una revista cultural emblemática en Galicia, Loia, con Antón Patiño y el fallecido poeta Lois Pereiro. En la memoria también está Luzes de Galicia, revista dirigida por Rivas hace ya tiempo, así como la desaparecida sección cultural de la edición gallega del diario El País —uno de los lugares donde tanto Rivas como Pereiro han desarrollado parte de su labor profesional— que compartió este título iluminador.
En el momento de redactar estas líneas, solo tres días después de que se abriera la campaña de apoyo,Luzes ya ha conseguido 183 suscriptores/fundadores, es decir, más de un tercio de su objetivo, que es llegar a los 500 suscriptores. Y que sigan creciendo.

sábado, octubre 26, 2013

Los últimos poemas de Harold Pinter (1930-2008)

Página/12 :: radar

DOMINGO, 28 DE DICIEMBRE DE 2008
DESPEDIDAS

Los últimos poemas de Harold Pinter (1930-2008)

La semana pasada murió Harold Pinter. Dramaturgo (autor de más de 30 obras, entre ellas La fiesta de cumpleaños, El regreso a casa y El guardián nocturno), guionista (La amante del teniente francés), actor y poeta, hijo de un sastre judío de clase trabajadora, durante toda su vida se mostró comprometido contra la represión y la guerra (en los ‘80 fue expulsado de la embajada americana en Turquía por denunciar junto a Arthur Miller torturas a prisioneros políticos). En 2005, tras anunciar su retiro para dedicarse a la política, la Academia Sueca le otorgó el Nobel de Literatura, y sus obras, sus férreas críticas a la política exterior de Occidente y su figura volvieron a tener alta exposición mundial. A manera de despedida, Radar reproduce dos de sus últimos poemas, ominosos e íntimos, escritos en tiempos de militancia pública.

La muerte puede estar envejeciendo

La muerte puede estar envejeciendo
Pero todavía tiene palanca
Pero la muerte te desarma
Con su límpida luz
Y es tan astuta
Que nunca te enterás
Dónde te espera
Para seducir tu voluntad
Y dejarte desnudo
Cuando te arreglás para salir
Pero la muerte te permite
Acomodar tus horarios
Mientras chupa la miel
De tus flores favoritas
Abril de 2005

Células del cáncer

“Las células del cáncer son las que se olvidan de cómo morir.”
(Enfermera, Hospital Royal Marsden)
Se olvidaron de cómo morir
Y entonces estiran su tiempo de matar.
Mi tumor y yo peleamos a fondo.
Esperemos que no sea una muerte doble.
Necesito ver muerto a mi tumor
Un tumor que se olvida de morirse
Y en vez planea asesinarme.
Pero yo sí me acuerdo de cómo morirme
Aunque todos mis testigos estén muertos.
Pero yo me acuerdo de lo que dijeron
De tumores que los dejarían
Tan ciegos y tan sordos como eran
Antes del nacimiento de esa enfermedad
Que puso los tumores en acción.
Las células negras se van a secar y morir
O a cantar con alegría y hacer la suya.
Se reproducen tan en silencio día y noche,
Uno nunca sabe, ellas nunca dicen.

Marzo 2002

“Estudios de Poética”. Por Casado, García Valdés, Ortega y Provencio

“Estudios de Poética”. Por Casado, García Valdés, Ortega y Provencio | Tam-Tam Press

1-estudios-de-poeticaEstudios de Poética es un proyecto concebido y puesto en marcha por Miguel Casado, Olvido García Valdés, Antonio Ortega y Pedro Provencio, que busca promover la reflexión sobre la poesía. Tiene su punto de partida en la convicción de que la poesía es el núcleo vivo de la lengua (y, con ella, del pensamiento y la condición humana); un espacio privilegiado de acción y de crítica, de generación de lo nuevo.
Estudios de Poética quiere considerar cómo se produce esto en el campo plural de la escritura contemporánea, y cuáles son las relaciones y vínculos con las demás formas del pensamiento y el arte. Para ello se organizarán cursos, seminarios y conferencias —que partirán siempre de la lectura y análisis de textos poéticos, ensayísticos y teóricos—, así como recitales de poesía.
En principio, se ofrecen cuatro cursos bajo el título común de “Coordenadas de la poesía moderna”, siguiendo la idea de que la poesía no ha renunciado a sus más antiguas raíces para hacerse nueva; que, desde el siglo XIX hasta hoy, esas raíces han recibido injertos poderosos que la han transformado y diversificado. Su genealogía, precisamente desde que el simbolismo dio paso a las vanguardias, la ha llevado a reinventar el verso, a adoptar una actitud por la que los materiales del poema integran elementos que se renuevan de un modo no conocido, y que se enriquecen en su relación con el ámbito científico, que en realidad nunca ha estado separado del quehacer poético.
De este modo, los cuatro primeros cursos serán los siguientes:
  • 1.- De los efectos a los materiales del poema. Impartido por Olvido García Valdés. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)
  • 2.- La reinvención del verso. Impartido por Pedro Provencio. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)
  • 3.- La formación de la poesía moderna. El espacio del Simbolismo. Impartido por Miguel Casado. (Comienzo: Marzo de 2014)
  • 4.- Ciencia y poesía: modelos y visiones del mundo. Impartido por Antonio Ortega. (Comienzo: Marzo de 2014).
Los cursos se impartirán en las instalaciones de Función Lenguaje (Centro de Literatura Aplicada de Madrid), situadas en la calle Doctor Fourquet, 18 (metro Atocha  o Lavapiés), de Madrid.
En la página web de Función Lenguaje, o en su teléfono (915 060 824), puede encontrarse una información más detallada, incluyendo el procedimiento para inscribirse en los cursos y el precio de la matrícula en cada caso.
Como apertura de los cursos y presentación del proyecto, el miércoles 13 de noviembre, a las 20 horas, en Función Lenguaje, tendrá lugar un encuentro con el público interesado.
Estudios de Poética
ESTUDIOS DE POÉTICA es un proyecto concebido y puesto en marcha por los poetas, ensayistas, críticos y traductores MIGUEL CASADOOLVIDO GARCÍA VALDÉSANTONIO ORTEGA yPEDRO PROVENCIO, que busca promover la reflexión (el conocimiento, la transmisión, el debate) sobre la poesía contemporánea. Toma su punto de partida en la certeza de que la poesía es el corazón de la lengua (y, con ella, del pensamiento y la condición humana); el medio privilegiado de actuar, ejercer una crítica y generar lo nuevo en el espacio humano por excelencia que es la lengua. La propuesta de ESTUDIOS DE POÉTICA, sus cursos y seminarios, su intervención, quiere considerar cómo se da este trabajo de la poesía en el campo plural de la escritura contemporánea, cuáles son sus relaciones y vínculos con las demás formas del pensamiento y el arte, de qué modo se ha ido moviendo hasta aquí –a la vez que permanecía– aquello que constituye la poesía. El propósito no es tanto reivindicar el lugar de la poesía –ya reconocido– como hacerse conscientes y profundizar en él.

Los cursos, seminarios, conferencias y lecturas de ESTUDIOS DE POÉTICA, tienen como objetivo introducir a sus participantes, desde el estudio, el análisis y la lectura de textos, en las diferentes modalidades, campos de investigación y recursos propios de la creación poética, así como en las singularidades específicas que proporcionan una particular visión del mundo y de la realidad. Se pretende que nos acostumbremos a reconocer las cualidades y la naturaleza de este determinado campo de escritura, analizar y reflexionar sobre los recursos y las diferentes estrategias sobre las que el poema construye su lenguaje, y comprobar cómo, en la práctica de los textos, estos alcanzan y adquieren tensión y sentido, se vuelven expresión nueva y movilizan la experiencia y la competencia del lector. Y más allá de esclarecer las relaciones entre efecto y sentido, abordar la poesía como un modo de conocimiento, de hacerlo consciente y material en nosotros mismos.

A través de la lectura, estudio y análisis de textos y libros escogidos (tanto poéticos como artículos teóricos y prácticos de poetas, críticos y estudiosos referidos al uso y ejercicio de la escritura poética) determinantes y relevantes en el ámbito de los estudios poéticos y representativos de la poesía moderna y contemporánea, se descubrirán y estudiarán las formas compositivas, campos temáticos y líneas de fuerza materiales y argumentativas del poema. De igual modo se pondrán de manifiesto las rupturas, quiebras y tensiones propias que determinan la escritura tanto del poema en sí como del libro de poemas entendido como un todo. La poesía concebida como un relato reflexivo capaz de establecer las relaciones existentes entre la subjetividad y el mundo. El trabajo que se llevará a cabo será eminentemente práctico, buscando crear una dinámica de grupo que contemple la resolución de problemas abiertos, con diferentes soluciones posibles y que permita plantear propuestas de estudio y de análisis de técnicas y recursos poéticos concretos. Establecer cómo se lleva a cabo la transmisión de conocimientos, hechos y materialidades conscientes que remitan a la expresión de conceptos, ideas y pensamientos esenciales de la escritura y de la voz poética.


Primeros cursos: Coordenadas de la poesía moderna

La poesía no ha renunciado a sus más antiguas raíces para echar brotes nuevos, pero desde el simbolismo hasta hoy, esas raíces han recibido injertos poderosos que la han transformado y diversificado. Su genealogía, precisamente desde que el simbolismo dio paso a las vanguardias, la ha llevado a reinventar la versificación, adoptando así una actitud donde los materiales del poema comprenden elementos que se renuevan de un modo no conocido, y donde aparece enriquecida por su implicación con las ciencias naturales, que en realidad nunca han estado separadas del quehacer poético. Y no son esos cuatro parámetros, que trataremos en este curso, los únicos que confluyen en el texto poético; en cursos posteriores tenemos intención de ampliar la oferta hasta temas como: el erotismo en poesía, poesía y música, poesía y teatro, poesía y narratividad, etc.

1.- DE LOS EFECTOS A LOS MATERIALES DEL POEMA. Profesora: Olvido García Valdés. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)

2.- LA REINVENCIÓN DEL VERSO. Profesor: Pedro Provencio. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)

3.- LA FORMACIÓN DE LA POESÍA MODERNA. EL ESPACIO DEL SIMBOLISMO. Profesor:Miguel Casado. (Comienzo: Marzo de 2014)

4.- CIENCIA Y POESÍA: MODELOS Y VISIONES DEL MUNDO. Profesor: Antonio Ortega. (Comienzo: Marzo de 2014)

Chavs: La demonización de la clase obrera

Chavs: La demonización de la clase obrera

Chavs: La demonización de la clase obrera
Traducción de Íñigo Jáuregui
En la Gran Bretaña actual, la clase trabajadora se ha convertido en objeto de miedo y escarnio. Desde la Vicky Pollard de Little Britain a la demonización de Jade Goody, los medios de comunicación y los políticos desechan por irresponsable, delincuente e ignorante a un vasto y desfavorecido sector de la sociedad cuyos miembros se han estereotipado en una sola palabra cargada de odio:chavs
En este aclamado estudio, Owen Jones analiza cómo la clase trabajadora ha pasado de ser «la sal de la tierra» a la «escoria de la tierra». Desvelando la ignorancia y el prejuicio que están en el centro de la caricatura chav, retrata una realidad mucho más compleja: el estereotipochav, dice, es utilizado por los gobiernos como pantalla para evitar comprometerse de verdad con los problemas sociales y económicos y justificar el aumento de la desigualdad. Basado en una investigación exhaustiva y original, este libro es una crítica irrefutable de los medios de comunicación y de la clase dirigente, y un retrato esclarecedor e inquietante de la desigualdad y el odio de clases en la Gran Bretaña actual. La edición incluye un nuevo capítulo que explora las causas y las consecuencias de los episodios de violencia que ocurrieron durante el verano de 2011 en Inglaterra.

Chavs: La demonización de la clase obrera
Lumpen del siglo XXI
El País » 16.01.2013
A mediados del siglo XIX, Marx definió la categoría de lumpemproletariado.Con la vibrante literatura que practica cuando ejerce de periodista, escribe en El 18 Brumario de Luis Bonaparte: “Se organizó el lumpemproletariado de París en secciones secretas (…) junto a roués arruinados con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra toda la masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème”.
Desde aquí se acuñó el concepto de lumpen, que ha evolucionado con la sociedad de cada tiempo pero que ha aglutinado siempre, como elementos constantes de sus componentes, los de ser la clase social más baja, sin conciencia de clase (la clase en sí frente a la clase para sí) y sin organización política ni sindical. Así, la estratificación social estaba formada por los andrajosos, la clase obrera y la clase alta. Un siglo y pico después, cuando la revolución conservadora que inició Margaret Thatcher en Gran Bretaña y Ronald Reagan en EE UU se hizo hegemónica, irrumpieron con fuerza las hasta entonces incipientes clases medias, las sociedades de propietarios, a las que trataron de sumarse en el ejercicio del progreso social los proletarios y parte de los más abajo. El icono principal de esas clases medias era la vivienda en propiedad, para lo cual debían endeudarse para toda la vida y depender del crédito de los bancos.
Los efectos de la Gran Recesión inaugurada en el verano del año 2007, que se trata de la crisis más larga y profunda del capitalismo desde la Gran Depresión de los años treinta, suprimen la movilidad de las clases sociales y quiebran esa idea del progreso lineal. El empobrecimiento de las clases medias las está arrastrando, de nuevo, a la parte más baja de la escala social. Como el mito de Sísifo. Y ello en un contexto de desigualdad (de ingresos, de patrimonios, de oportunidades) brutal. Muchos analistas comienzan a hablar de una nueva estratificación social en esta segunda década del siglo XXI, cuyos extremos son los desafiliados (Robert Castel), aquellos que van quedándose al margen del progreso, y las elites que se rebelan (Christopher Lasch), abandonan al resto de las clases sociales a su albur y traicionan la idea de una democracia concebida por todos los ciudadanos. Estas élites, financieras, políticas o mediáticas, redistribuyen los estereotipos de la clase trabajadora a la que culpabilizan por haber vivido por encima de sus posibilidades, y los de las subespecies como la de los chavs de Owen Jones, parte del nuevo lumpemproletariado del siglo XXI: jóvenes que ni estudian ni trabajan, parados o con sueldos tan bajos que ser mileuristas es su utopía factible, poco reivindicativos pero con sensación de pertenencia a una tribu, y siempre con un teléfono móvil en su mano y ataviados con alguna prenda (original o copia) de marca. Con mucho acierto, Jones ha pretendido con su libro sobre la demonización de la clase obrera deconstruir los mitos de la revolución conservadora (todos somos clase media) y los efectos de la desigualdad extrema (como desigualdad natural) en la calidad de la democracia y en la cohesión social.
Joaquín Estefanía

Sociofobia, de CéSAR RENDUELES

Sociofobia
Sociofobia
Tras el derrumbe de la utopía neoliberal, el gran consenso ideológico de nuestro tiempo es la capacidad de las tecnologías de la comunicación para inducir dinámicas sociales positivas. La economía del conocimiento se considera unánimemente como la solución al deterioro especulativo de los mercados; las redes sociales son el remedio a la fragilización de nuestras vidas nómadas y globalizadas; la ciberpolítica aspira a regenerar nuestras democracias exhaustas... Nos gusta imaginar Internet como una especie de ortopedia tecnológica que ha transformado hasta el punto de su virtual superación los dilemas prácticos heredados de la modernidad.
Sociofobia cuestiona, en primer lugar, este dogma ciberfetichista. La ideología de la red ha generado una realidad social disminuida, no aumentada. Sencillamente ha rebajado nuestras expectativas respecto a lo que cabe esperar de la intervención política o las relaciones personales. Por eso Sociofobia, en segundo lugar, realiza una ambiciosa reevaluación crítica de las tradiciones políticas antagonistas para pensar el postcapitalismo como un proyecto factible, cercano y amigable.
César Rendueles
Girona, 1975
»César Rendueles
Creció en Gijón pero vive desde hace casi veinte años en Madrid. Es doctor en filosofía y trabaja como profesor en el departamento de teoría sociológica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. También ha sido profesor en la Universidad Carlos III de Madrid y conferenciante invitado en varias universidades españolas y latinoamericanas.
Fue miembro fundador del colectivo de intervención cultural Ladinamo, que editaba la revista del mismo nombre, y durante ocho años se encargó de la coordinación cultural y la dirección de proyectos del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ha escrito sobre cuestiones relacionadas con la epistemología, la filosofía política y la crítica cultural en diversas revistas especializadas. Ha publicado dos recopilaciones de obras de Karl Marx: una antología de El capital y una selección de textos sobre la teoría del materialismo histórico. También se ha encargado de la edición de ensayos clásicos de autores como Walter Benjamin, Karl Polanyi o Jeremy Bentham. Ha desarrollado una extensa labor como traductor y en 2011 comisarió la exposición Walter Benjamin. Constelaciones. Escribe habitualmente en su blog Espejismos Digitales.

De Margaret Thatcher a Facebook
La Marea » 10.09.2013

“Aíslame, Fermín” decía Edgardo en la divertida e inquietante obra de teatro de Jardiel Poncela Eloísa está dejabo de un almendro. En Eloísa el personaje de Edgardo pasa más de veinte años en la cama, simulando viajes en tren a lugares como San Sebastián, gracias a un ingenioso sistema de realidad virtual, montado a base de diapositivas y un criado tocando la campana anunciando la llegada a una nueva estación. La obra de Jardiel Poncela nos recuerda que la necesidad de aislarnos y de buscar sucedáneos de la realidad son muy anteriores a internet y las redes sociales. En Sociofobia César Rendueles analiza con precisión quirúrgica y estilo a veces algo complejo los problemas que aquejan a la sociedad moderna. Margaret Thatcher planteaba en los 80 que “no hay tal cosa como la sociedad. Hay individuos, hombres y mujeres, y hay familias”. Ahora en pleno siglo XXI vivimos tiempos de una sociabilidad mediada por todo tipo de nuevos dispositivos electrónicos, de smartsphones a tablets, volcando diversos aspectos de nuestras vidas en ese panóptico voluntario y viertual que son la redes sociales. Rendueles nada contracorriente, por ejemplo planteado que el 15M prosperó y se extendió a pesar de la hiperconectividad activista. Plantea también que internet ha generado una realidad social disminuida, no aumentada, un anatema total en tiempos de celebración del ciberactivismo, el periodismo ciudadano, wikiconstituciones, partidos políticos 2.0. y donde la obtención de un trending topic en Twitter se celebra como una importante victoria política.
Para el autor vivimos la era del ciberfetichismo, que define como la ficción de que las tecnologías de la comunicación y los conocimientos asociados tienen un sentido neutro al margen de su contexto social, institucional o político. Así las cosas, el ciberfetichismo y la sociofobia serían “las fases terminales de una profunda degeneración en la forma de entender la sociabilidad que afecta decisivamente a nuestra comprensión de la política” (página 176). En las páginas de Sociofobia se plantea la necesidad imperiosa de asumir el fracaso de la utopía de libre mercado y las ideas neoliberales. Las terribles consecuencias de los dogmas de la utopía neoliberal son crisis especulativas cada vez más destructivas y virulentas. Rendueles revindica la lucidez de creadores como Pasolini, pionero en denunciar los efectos destructivos del consumismo en nuestras sociedades. Uno de los aspectos más destacables de Sociofobia es la apuesta por un activismo y cambio político postheroíco. Según Rendueles “los anticapitalistas entendieron que, en realidad, los grandes dramas de nuestra era […] son cuestiones sencillas de resolver con unos pequeños ajustes: apenas un cambio en la propiedad de los medios de producción y algo de ilustración” (página 31). En esa línea argumental alejada de la revindiación del martirologio en la izquierda, Rendueles recupera una conversación con Carlos Fernández-Lliria donde el filósofo le planteaba que las ideas socialistas son “para personas que necesitan unas vacaciones del mercado laboral, el consumo, la publicidad e incluso el ocio” (página 152).
No podemos sobrevivir sin la ayuda de los demás, por lo que Rendueles revindica una ética del cuidado como la ideología y la práctica que deben guiar nuestra acción colectiva para conseguir un tipo de relaciones antagónicas a las del capitalismo, es decir alejadas del individualismo y la desigualdad material. De manera consciente o inconsciente Sociofobia se complemente casi a la perfección con uno de los best-sellers más inesperados de los últimos tiempos, En deuda de David Graeber, que es otro lúcido análisis de las funestas concecuencias del fundamentalismo de mercado. Pero donde Graeber idealiza de alguna manera el “comunismo cotidiano” de nuestras relaciones más proximas (familiares, afectivas) Rendueles finaliza Sociofobia alertando sobre la complejidad de las relaciones comunes “que ni hoy ni nunca alcanzaremos a entender plenamente”.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...