Las bellas palabras que Jacobo Sanjurjo trai consigo cuando llego a Valladolid. Era triste y gris el paisaje de la Escuela Normal. La revolucion y la lucha contra el franquismo, incendiaba los bordes de los dias. Pero la sordidez de lo cotidiano chupaba hasta la miseria la alegria de vivir. En ese contexto Jacobo, su actitud anarquita surrealista, animaba aquella cara oculta de mi vida que se alimentaba a duras penas de la poesía. Era insaciable de belleza y de existencial locura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario