José Luis Cancho: «La memoria es activa, reconstruye los recuerdos en función del presente»
Tras publicar cuatro novelas, el escritor vallisoletano, residente en Gipuzkoa hace más de veinte años, escribe en 'Los refugios de la memoria' una autobiografía de tan solo 85 páginas. Un texto íntimo y de alta calidad literaria que hoy se presenta a las 19.30 horas en el centro cultural Koldo Mitxelena, con Ramón Saizarbitoria como introductor.
- ¿Qué le ha decidido a ser tan breve con sus recuerdos?
- He buscado, como hacen los poetas, el máximo de concentración y de síntesis a la hora de escribir estas memorias. Me he centrado en los ciclos esenciales que han conformado mi vida: la juventud, la lucha política, la enseñanza, los viajes, la literatura... Más que la recuperación anecdótica del pasado, he buscado indagar en la memoria personal.
- ¿La memoria nos aporta más refugios o más trampas?
- La memoria es una facultad activa, creadora, que reconstruye los recuerdos en función del presente. No hay identidad sin memoria. Podríamos hablar del &ldquolaberinto de la memoria&rdquo e incluso del &ldquomisterio de la memoria&rdquo. Somos en la medida en que recordamos y olvidamos. En esa aparente contradicción se construye nuestra identidad. Olvidos, refugios, trampas..., todo ello coexiste en nuestra memoria, lo que equivale a decir en nuestra vida.
- ¿Cómo interviene la memoria en el encuentro personal entre ficción y realidad?
- Un texto autobiográfico es, en primer lugar, construir una subjetividad, elaborar figuras del yo. Debo recordar que, como afirmaba Montaigne, «todas las contradicciones se dan en mí alguna vez y de alguna forma». Sin olvidar que la verdad o falsedad de una autobiografía no está en una supuesta correspondencia de lo relatado con lo ocurrido, sino en el propio texto, es un efecto del texto.
- ¿Es posible o conveniente imaginar el pasado?
- Memoria e imaginación forman un todo indisoluble. La memoria tiene más de que de , es decir, más de construcción del yo que de reproducción de una identidad previa a la escritura. En toda autobiografía se da por supuesto el compromiso de sinceridad y de verdad. Pero lo importante es no dejarse confundir por las trampas que tanto la memoria como la imaginación nos tienden.
- Tiene mucha presencia en el libro su militancia política y su posterior abandono; la cárcel, el suceso en el que resultó gravemente herido al ser arrojado por la ventana de la comisaría.
-Son hechos que han marcado mi escritura y mi vida. La relación con la muerte ha sido determinante en todo lo que he escrito. Y la cárcel aparece una y otra vez en mis novelas. Pero huyo como de la peste tanto de la condición de héroe como de la de víctima.
- Cuenta que dejar la militancia comunista de sus tiempos de estudiante le ayudó a descubrir la libertad personal. ¿Ha sentido que luchaba por la libertad desde la negación de la propia libertad?
-Más que la libertad personal, lo que descubrí fue la vida privada. Lo que critico en mis memorias son sobre todo ciertas formas de activismo, el sectarismo y la demonización del adversario político. No tengo nada en contra de la participación activa en la política. Más bien al contrario, valoro a las personas comprometidas.
- Escribe: «El que fui me resulta cada vez más misterioso». Mientras usted parece que se diluye en sus memorias, al mismo tiempo abre parte de su vida al lector. ¿Encuentro, desencuentro?
- Desde el presente resulta a veces difícil aceptar ciertas cosas que hice en el pasado. Es como si las hubiese hecho otra persona. Pero hablaba antes de reconciliación y a eso me atengo. En definitiva, creo que en 'Los refugios de la memoria' hay mucho más encuentro que desencuentro.
- Finaliza el libro: «Cada vez me gusta más esta vida en la que participo cada vez menos». ¿Son estas memorias una forma de explicarlo?
- En otra parte del libro afirmo que soy perezoso, que soy contemplativo y me ensimismo con facilidad. De alguna forma el relato de lo que soy ahora, de aquello en lo que me he convertido, está incluido en el libro, y esa frase final que cita viene a explicar cómo me enfrento en estos momentos al tiempo que me toca vivir.
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