miércoles, enero 17, 2018

20 novelas publicadas en español para entender los Balcanes

20 novelas publicadas en español para entender los Balcanes





Decía Ivo Andrić en su libro de citas y ensayos que “el valor de la belleza radica en la infinita diversidad de los aspectos bajo los cuales se nos presenta”. ¿Qué ocurre cuando los escritores nos revelan los misterios de una sociedad sin renunciar a ser narrados de la forma más sugestiva? La literatura de los Balcanes no solo ha dado excelentes escritores, sino que nos regala un combinación fascinante entre la belleza de las palabras y la revelación de las constantes vitales del sureste europeo. Aquí una lista de 20 obras escogidas para entender los Balcanes occidentales disfrutando de la lectura.

El puente sobre el río Drina (Ivo Andrić, Editorial RBA, 2010, Editorial Debolsillo, 2016). Los Balcanes como espacio de convivencia interétnica y religiosa. Un régimen, el otomano, que en gran parte de la región duró hasta la Primera Guerra Mundial, mientras en Europa occidental durante siglos se desataban las guerras de religión y las cuitas territoriales. Su lectura debería incentivarnos a tener una visión más compleja y abierta de la zona. Coral
El derviche y la muerte (Meša Šelimović, Editorial Montesinos, 1988). El individuo frente al poder, metáfora sobre el sentimiento de impotencia que muchos locales sufren ante los abusos de poder de las élites. No en vano está basada en el trauma sufrido por el autor tras el injusto fusilamiento de su hermano. Entrañas
Migraciones (Miloš Crnjanski, Editorial Tusquets, 1990). Entender la región es situar los flujos migratorios en el centro del tablero local, memoria colectiva de desplazados, el asentamiento territorial efímero y la genealogía familiar dispersa por todo el territorio, todo combinado con un fuerte sentimiento de pesadumbre. Añoranza
El palacio de los sueños (Ismaíl Kadaré, Editorial Anaya 1991, Editorial Alianza, 2016). Desde el realismo mágico se desgrana una crítica total al autoritarismo. Cuando el inconsciente colectivo es censurado incluso con más determinación que la realidad de los hechos. La maquinaria del Estado al servicio de la represión de todos los rincones del espíritu. Alegórica
El retorno de Filip Latinovicz (Miroslav Krleža, Editorial Minúscula, 2007). El letargo de la era austrohúngara. Los paisajes rurales en decadencia y el desarraigo de un pintor. Esos centelleos imperiales que todavía permanecen evocadores en la Panonia y los muebles estilo Biedermeier que se pudren bajo la humedad del Danubio y el Sava. Remembranza
Una tumba para Boris Davidovich (Danilo Kiš, Editorial Acantilado, 2005). Cuando un autor serbio, criado entre tres religiones, nos explica la traición, la conspiración, la represión, el asesinato en los Balcanes sin hacer referencia a los Balcanes. La universalidad de la literatura local. Muchas veces perdemos la perspectiva, imbuidos como estamos en las especificidades locales.  Alegato.
La mano de la buena fortuna (Goran Petrović, Editorial Sexto Piso, 2006). A partir de una descripción, muchas historias personales se suceden en esta fábula inacabada que avanza de forma autónoma recorriendo el mundo serbio, hasta que la imaginación y los grandes episodios históricos se confunden, como también ocurre en la cultura balcánica. Concéntrica
Lejos de Toledo (Angel Wagenstein, Editorial Libros de Asteroides, 2010). Se resucita el mundo sefardí en Plovdiv (Bulgaria). Una reivindicación del cosmopolitismo que se esconde en la compleja convivencia balcánica, hasta que cualquier pueblo sea un mundo enciclopédico en si mismo, hasta que un pequeño caserón sea un gran palacio y una familia sea una estirpe. Retrato
El papel de mi familia en la revolución mundial (Bora Ćosić, Editorial Minúscula, 2009). Los ambientes angustiosos donde convergen el fascismo, el comunismo y la guerra, narrados con la inocencia y la veracidad de un niño. Varias décadas después Ivica Đikić haría lo mismo con Cirkus Columbia (Editorial Sajalín, 2011) respecto al comienzo de las guerras yugoslavas. La mirada inocente de un niño suele ser la más honesta. Cáustica
20 novelas publicadas en español para entender los Balcanes
El rabino y el coordinador de la comunidad judía en Croacia en Jasenovac, el que fuera el campo de concentración Croacia. (STRINGER/AFP/Getty Images)
Goetz y Meyer(David Albahari, Editorial Funambulista, 2008). El exterminio de los judíos de Belgrado por los nazis como paradigma del genocidio en los Balcanes. La memoria con nombres y apellidos de cuantas matanzas ha habido que parecen silenciadas bajo el peso de las grandes guerras, de los grandes nombres, bajo el polvo de los libros de historia. Homenaje
Sin un grito (Aleksandar Tišma, Editorial Acantilado, 2008). Virtuosismo para narrar los giros en el alma humana: celos, asesinatos, disyuntivas, impulsos. Los paisajes de la Vojvodina para describir la carcoma y el barro de la casa yugoslava. Lo que a la literatura fue la Ola negra en el cine yugoslavo. Amargura
El día de los inocentes (Josip Novakovich, Editorial El Andén, 2007). La historia hilarante de un ser intrascendente para explicarnos cómo se resquebraja Yugoslavia. Un recorrido personal para revelarnos cómo los grandes hitos afectan a los individuos anónimos, desde el colegio mayor hasta el exilio. La segunda mitad del siglo XX en Yugoslavia. Genealogía
La casa de nogal (Miljenko Jergović, Editorial Siruela, 2007). Reconstruir las dos Yugoslavias, desde el Imperio otomano y austrohúngaro. Entender la historia de la región más allá de Tito y de las guerras de los 90, para tener el dibujo completo. A veces creemos que los Balcanes se paralizan después de sus guerras. No es así. Incluso vuelven al pasado, como la propia obra, narrada hacia atrás en el tiempo. Conjunto.
Entre líneas (Vladimir Arsenijević, Editorial Edhasa, 1998). Vidas ahogadas en los albores de la guerra de secesión yugoslava. Reivindicación punk de todas esas existencias contrariadas por el nacionalismo, la crisis de valores y la guerra que capearon el temporal como pudieron, malviviendo espiritual y materialmente sin que nunca llegaran a ser héroes. Alternativo
20 novelas publicadas en español para entender los Balcanes
Una mujer bosnia en el monumento conmemorativo a las víctimas del guerra de Bosnia situado frente al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. (JOHN THYS/AFP/Getty Images)
Los bosnios(Velibor Čolić, Editorial Periférica, 2013). El campo de batalla, el olor a carne quemada y el azufre. Los estados vitales más desgarradores a los que llega el ser humano, como asesino y como víctima, con el telón de fondo de la guerra de Bosnia. Horror.
El ministerio del dolor (Dubravka Ugrešić, Editorial Anagrama, 2006). Extraviada en la diáspora, con la melancolía azorando el corazón, el difícil encaje entre los recuerdos y la realidad de la fragmentación yugoslava. La desubicación existencial y el desconcierto de la gente con principios. Desorientación.
Esquirlas (Ihmet Prcić, Editorial Blackie Books, 2013). En nombre de todas aquellas figuras sensibles forzadas por la guerra a ser refugiados entre rascacielos tras una infancia cálida en el hogar yugoslavo, observadoras de las brechas morales del mundo occidental frente a la tragedia yugoslava. Las dos caras de una misma moneda y al final, el escepticismo como ideología. Desdoblamiento.
Las aguas tranquilas del Una (Faruk Šehić, Editorial La Huerta Grande, 2017). La hermosura inabarcable del río Una como terapia frente a la barbarie. Cuando poeta y soldado son uno, y los Balcanes son muchas cosas más que seres inadaptados al capitalismo y a la transición democrática. La belleza y la melancolía son epidérmicas. Salvífico.
Yugoslavia, mi tierra (Goran Vojnović, Editorial Libros de Asteroide, 2017). La yugoesfera ha llegado como consecuencia del vacío espiritual dejado por Yugoslavia. No se trata de yugonostalgia, sino de encajar las piezas vitales de cada uno después del interregno de la fragmentación, especialmente si tu padre es buscado por crímenes de guerra. Catarsis
Bonavia (Dragan Velikić, Editorial Impedimenta, 2017). Las ruinas de un país como fin de siglo, historias cruzadas y los recuerdos en forma de amores y rupturas, reminiscencias de las que nunca puedes escapar, como si la propia existencia fuera un constante ir y volver al pasado. Naufragio.
Quedan otras obras, algunas monumentales, otras no tanto, reflejos de una zona que rezuma talento, pero también destila inspiración que, desde los rincones más escondidos de la geografía balcánica, nos narran no solo guerras, tragedias y muertes, sino manantiales de agua clara, sucesos desternillantes y pasiones desenfrenadas. Decía Ivo Andrić: “Dentro de mí arde y me quema –¡porque soy yo quien está ardiendo!– una necesidad insoportable de belleza y perfección”. Ahí quedan esos brillantes testimonios artísticos, un caudal inagotable de evocaciones que nos destaparan unos Balcanes fastuosos y, muchas veces, también insospechados.

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