Te conocimos y eso fue un regalo, en este caso, como en otros, hay un mensajero incansable caminante por la poesia y el alma de este mundo: HORACIO, nuestro amigo Horacio, su generosa e incansable escavacion en el silencio del mundo. El hizo posible conocerte y asi disfrutar de tu radiante vida. Tan poco tiempo..., pero fue todo el tiempo que hubo.
Te vimos arropado por tu solicita compañera, afable y rigurosa en sus cuidados.
Y entre todo, tanto que dejas, tus poemas.
Alejandro, solo puedo decir que habra siempre una situacion en la que estaras presente, tu y los benditos amigos que parece que duermen: siempre que echemos una partida al fubolin, cada vez que suene un fubolin sonara tu generosa pasion.
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