lunes, octubre 23, 2017

Indagación radical de qué significa vivir

Indagación radical de qué significa vivir

El filósofo santiagués Ignacio Castro plantea en «Ética del desorden» una guía, en la que pesa mucho el valor del azar, para que la gente recuerde cómo empezó y donde está



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Votos de riqueza (2007) era un libro muy duro, en las antípodas de Ética del desorden (Pre-Textos, 2017). Aquel era un ensayo furioso lanzado contra el orden establecido. Ha pasado un decenio. En su nuevo trabajo, el filósofo Ignacio Castro(Santiago, 1952) se toma las cosas «como a broma». Una broma que le ocupó casi ocho años de trabajo. «Es como un juguete con el que hay que jugar», dice. En realidad, es un proyecto muy serio, pero la visión es más amable, más afirmativa.
En su propuesta subyace la idea de que el mundo del hombre, su ethos, su moral son algo que se construye a golpe de azar, por la fuerza de lo no llamado. «Todo el libro -incide- es un recorrido por la importancia vital de lo no elegido: haber nacido, tener este nombre, ser de Betanzos, haber nacido mujer u hombre en China». Quiere aportar significado a los supuestos accidentes: «Bajo a buscar el pan y me topo con fulanito, que me vuelca el día, y decido cambiar mi vida». Y es tan largo (medio millar de páginas) porque intenta deconstruir todo lo construido para adivinar, hacer aflorar lo que hay por debajo. Y ver cómo lo crucial, lo que queda, casi nunca obedece al plan, sino que ha surgido en los márgenes.
No es un canto hippy al azar, al advenir, advierte, pero guarda una buena conexión con las ideologías, culturas, filosofías orientales y occidentales, con Nietzsche, Tao Te king, Borges y un prolijo etcétera, que encuentran en lo que ocurre las claves de los cambios que hay que realizar. «Siempre tenemos planes, y hay que tenerlos, pero -matiza- también estar atentos a lo que surge para dejar los planes y mudar drásticamente de orientación».
Que nadie espere un manual de autoayuda. Es solo un acicate para la reflexión. «Un gran catálogo de preguntas cruciales -ahonda Castro-. Las respuestas vienen por el empuje de la pregunta. Pero sí es una indagación radical de qué significa vivir, una actualización contemporánea de la vieja cuestión: qué tenemos en común todos los seres por el hecho de existir, qué nos hermana».


El profesor -ejerce en Madrid- organiza la pesquisa en cinco capítulos (percepción, intuición, espacio-temporalidad, vida mortal y lenguaje), y configura un gran texto coral que ha salido, dice, después de un proceso de despersonalización. «Me gustaría llamarlo manual de heteroayuda, porque el auxilio jamás viene del autor sino de lo ocurre por fuera, del extraño, el extranjero, lo anómalo, lo ajeno al yo, mi, me, conmigo en que siempre estamos encerrados». Es un libro, insiste, poco antropocéntrico, más oriental que occidental, o, si se quiere, «de un Occidente primero que sigue aquí latente tapado por la costra de ese Occidente tan elevado, orgulloso de sí mismo, encantado de haberse conocido, tan potente».
Castro busca recuperar la infancia de las palabras, las percepciones, los sentimientos, su primer surgir. Recuerda lo que apuntaba John Cage sobre que la música era sobre todo escuchar el sonido del mundo antes de que cuaje en signo y en símbolo instituido. Y el libro trata de «escuchar la música del mundo, su significado, antes de que cuaje en estructura social, lingüística, política…». 
Una catedral barroca
Contra el epígrafe de autoayuda está la complejidad de la lectura, de la estructura del libro, como en red. El autor explica que obedece más que al caos a un diseño multiforme; «como en una catedral barroca, todo el edificio del libro está en cada punto». Tiene, aclara, una estructura rizomática, que diría Deleuze, de expansión reticular. Se puede leer todo seguido, abordaje más pensado para especialistas, o bien consultarlo de vez en cuando; «y no importa el orden, como en Rayuela». Pero a la vez, asegura, hay una voluntad sistemática, que Castro no siempre ha tenido, de hacer un largo recorrido con un cierto orden.


Y ¿qué diría el libro sobre lo que ocurre en Cataluña? Una sociedad, replica Castro, necesita con una mano atender a lo nuevo, casi siempre incómodo, y con la otra, y aquí el mundo hispánico entra en eterno conflicto, no tener reparos con la autoridad de lo que surge o de lo que ha llegado. «Evidentemente, el tema catalán -subraya- es ajeno a mi libro. Pero yo lo contemplo como dos pugnas estatales, no como una pugna entre la vitalidad democrática por una parte y las instituciones por otra. Le encantaría este análisis a Puigdemont, pero yo francamente no me la trago. Creo que el problema de estos días es un problema político, de poder. Son dos trenes, y no un burrito encantador que teme ser arrollado por un convoy», zanja.

martes, septiembre 19, 2017

Santiago Auserón: “El rencor hacia las artes es una constante en las élites” - El Salto

Santiago Auserón: “El rencor hacia las artes es una constante en las élites” - El Salto

Santiago Auserón: “El rencor hacia las artes es una constante en las élites”

Santiago Auserón atraviesa un momento de agitación interesante, inmerso en la gira de presentación de su séptimo disco en solitario, El viaje.
santiago auseron
Santiago Auserón. VALENTÍN ÁLVAREZ


¿Qué necesidad tiene una persona pública con el bagaje vivencial y la solera de Santiago Auserón de posicionarse en el actual tablero político? En realidad, ninguna, pero el artista y compositor maño siente que, al igual que ocurría en los estertores del franquismo —cuando aquel joven estudiante de filosofía, que llegó a ser discípulo de Gilles Deleuze, se batía el cobre para poner a su banda de entonces, Radio Futura, en el mapa sonoro de nuestro imaginario popular—, es necesario tomar parte y comprometerse, en sintonía con la convulsión causada por un fenómeno de agitación social como el 15M, que, a seis años vista de su irrupción, aún sigue generando movimientos interesantes.

Pero no lo hace porque su carrera profesional se resienta, como les ocurre a algunos de sus compañeros de la considerada “edad de oro del pop español”. Auserón atraviesa un momento de agitación cultural y creativa óptimo: su tesis doctoral ‘Música en los fundamentos del lógos’ fue publicada hace un par de años, su libro El ritmo perdido —que traza la influencia de la negritud en la música popular española— es objeto de numerosas reediciones, y se encuentra inmerso en la gira de presentación de su séptimo álbum en solitario, El viaje. Un disco de canciones “depuradas”, según su autor, reducidas a su expresión más elemental —guitarra acústica y voz—, que en directo cobra una nueva dimensión gracias a la lúcida aportación de músicos de la solvencia del baterista Moisés Porro, el guitarrista Joan Vinyals, el trompetista David Pastor, el bajista Isaac Coll, o el clarinetista y saxofonista Gabriel Amargant.

En los últimos tiempos te has significado mostrando de forma abierta tu preferencia hacia Podemos. ¿Está el artista obligado a posicionarse en la gestión pública por gozar de esa atalaya? Considero que es una decisión personal que se toma cuando a uno le sale de dentro, poco importa que aporte ventajas o desventajas. El artista no está forzado a posicionarse de modo explícito en política, porque su actividad es necesariamente política en un sentido u otro. Yo he sentido la necesidad de hacerlo un par de veces a lo largo de mi vida: hacia el final de la dictadura y a partir del 15M, cuarenta años después.

Nunca he estado integrado en un partido y ahora no voy a cambiar de onda, pero no me importa decir que sigo apoyando a las nuevas generaciones del activismo ciudadano, de las que Unidos Podemos representa una confluencia interesante, comprometedora, si bien problemática. Siento interés y afecto por esa confluencia, incluso por los líderes públicos que más se desgastan en los medios, pero especialmente por los jóvenes despiertos con los que me encuentro en algunos actos en los que esporádicamente colaboro.

Ya que me preguntas por el asunto, aprovecho para añadir que, desde mi punto de vista marginal, las diversas corrientes que hay en Podemos me parecen necesarias: tanto la apertura en busca de mayorías que permitan un cambio profundo, como el mantenimiento de la unidad de la izquierda, que representa un hecho histórico quizá irrepetible. Es un tema complejo que tal vez necesite un pensamiento político nuevo. En mi opinión, hacia eso apuntaba el 15M. Quizá la tensión entre ambos polos sea insostenible en una estructura de partido. En ese punto, el tema se me escapa. Pero algo me dice que una parte de las transformaciones que necesitamos va a depender de la ciudadanía y del imaginario colectivo más que de los políticos. Podemos debiera ser el partido que permanezca más atento en esa dirección. 
Las autoridades más influyentes ni se plantean incluir entre los artículos de la Constitución la protección de las humanidades y de las artes como bien común, al lado de la ciencia y de la tecnología
Recientemente hemos visto cómo, al igual que ha ocurrido con las bellas artes, la filosofía ha ido desapareciendo del currículo escolar. ¿Qué revela esto sobre la sociedad en que vivimos? El rencor hacia las humanidades y las artes —salvo cuando se reducen a mercancía— es una constante en las élites de poder españolas, aduladoras, en cambio, del pragmatismo anglosajón y de la tecnocracia. Es un desvío muy serio, porque solamente el conocimiento de la historia, las letras, las artes y el pensamiento crítico pueden proporcionar una comprensión de la complejidad sustancial de Iberia. Nuestra tradición cultural es esencialmente humanística, de su relación dinámica con la ciencia y con la tecnología debe salir un pensamiento español nuevo, capaz de convencer como proyecto común, dentro y fuera de la Península. Sin embargo, las autoridades más influyentes ni se plantean incluir entre los artículos de la Constitución la protección de las humanidades y de las artes como bien común, al lado de la ciencia y de la tecnología. 

Tras varios años enfrascado en la elaboración de tu tesis, finalmente veía la luz en 2015. ¿Por qué no se promueve más la investigación como fundamento del progreso de las sociedades? Está muy claro que el motor de la dinámica social en Occidente es el beneficio masivo inmediato. La ciencia apenas progresa fuera de los laboratorios de la industria militar o farmacéutica. Solo lo hace a costa de un esfuerzo personal, solitario e ímprobo. Para integrar la investigación en la dinámica social haría falta sostener a lo largo de generaciones una concepción prioritaria del bien común que no tiene por qué ser totalitaria. Podría proteger la libertad de empresa hasta el límite de la especulación financiera y del delito fiscal, los cuales, por contra, deben ser drásticamente controlados. 

Los artistas con un bagaje contáis con una baza a vuestro favor, pero también con un hándicap: el público reclama a menudo canciones del pasado. ¿Te molesta que sigan pidiéndote en directo canciones de Radio Futura y que no presten la debida atención a tus últimas composiciones? No, en absoluto. El reconocimiento de Radio Futura por parte de las nuevas generaciones sigue siendo un favor de la fortuna, no un obstáculo para avanzar. Uno debe determinar si explota ese favor o prefiere investigar en otra dirección. La atención del público hacia las nuevas canciones hay que ganársela paso a paso, lentamente, sin contar con el peso decisivo de la maquinaria industrial y mediática. Es un reto interesante para un estudiante de filosofía. 

Parte de los artistas con los que Radio Futura compartía protagonismo en los años 80 parecen embarcados en una perpetua reivindicación de aquellos años como si sus vidas hubieran quedado congeladas. ¿Esa voluntad es una imposición del público, obedece a intereses pecuniarios o se debe al hecho de que no tienen nada nuevo que aportar? 
En todo lo que dices hay algo de cierto, pero permíteme que no me erija en juez de una generación. Es obvio que el sistema tiende a reciclar los productos culturales consumidos por los jóvenes veinte años después, cuando los jóvenes se han convertido en cabezas de familia y debieran tener un sueldo fijo, con un margen mensual para la industria del ocio que se orienta hacia la nostalgia de los años locos. Es obvio que esa tendencia crea inercia. Yo no la utilizaría como reproche contra los músicos veteranos que, de un modo u otro, se tienen que buscar la vida. 

Es obvio que el sistema tiende a reciclar los productos culturales consumidos por los jóvenes veinte años después, cuando los jóvenes se han convertido en cabezas de familia y debieran tener un sueldo fijo
Peor me parece la actitud de quienes manipulan los medios para enriquecerse clonando canciones y prototipos de artista de éxito fácil, cerrando toda vía para la música nueva que, de hecho, producen los jóvenes en España. Solamente me permitiría sugerir a los veteranos que, si el éxito les favorece un poco con la vuelta a escena en el umbral de la tercera edad, lo aprovechen para intentar resumir su experiencia en una canción nueva, de vez en cuando. A lo mejor eso ayuda a regenerar el ambiente. 

Encontramos abundantes ejemplos de revisiones de Radio Futura, desde la versión dub de “La negra flor” por Fermín Muguruza hasta la reivindicación como pioneros de la música disco por la Fundación Tony Manero en “Dance usted”. ¿Cuál es la versión más inesperada que te has encontrado hasta la fecha? Las dos versiones que citas son loables por su frescura, desde aquí doy las gracias. Son divertidas y proponen ideas, cada una a su modo. Todo eso es motivo de orgullo, pero sin llegar a ponerse pavo. Me sorprendió la versión de “Un africano por la Gran Vía” que tocó Raúl Rodríguez en la presentación de su disco Razón de son. Cada cierto tiempo rehago algún tema de Radio Futura en directo explorando nuevos puntos de vista, pero no siento necesidad de grabarlo. En relación con Radio Futura, me considero implicado en el cuidado de un repertorio que sigue vivo, no en la explotación nostálgica del pasado. 

Mediados los años 90 te embarcaste en un viaje de exploración de las Antillas y más concretamente de Cuba. ¿Qué te motivó a tomar esta decisión y cómo afrontaste el planteamiento de tu primer trabajo en solitario, Raíces al viento? La orientación hacia lo latino fue una consecuencia lógica del compromiso musical con la lengua y con la rítmica del verso. Para producir el primer disco de Juan Perro, tuve la suerte de disponer de presupuesto suficiente como para llevar a La Habana a una banda de lujo, en la que se juntaban músicos rockeros, jazzeros y flamencos. Allí se mezclaron, además, con los soneros y rumberos más notables. Fue toda una experiencia. Nunca he llegado a tocar para el público cubano, salvo en descargas privadas. 

Volví a La Habana hace unos meses, veintiún años después de la grabación de Raíces al viento, pero coincidió con el duelo por Fidel. Con algunos músicos cubanos me une una complicidad inquebrantable a lo largo de los años. Ellos han entendido a la perfección el alcance de mi apuesta. Conozco y aprecio otras músicas antillanas, pero en Cuba está la madre del cordero. 

Llama la atención que defiendas en la actualidad dos repertorios con nombres distintos: Juan Perro y Santiago Auserón. ¿Por qué mantienes ambas propuestas como proyectos independientes y en qué se distingue el planteamiento de una y otra? Me dejo llevar un poco por el modo en que me llegan las diversas propuestas. Cuando requieren una perspectiva unitaria entre los repertorios de Radio Futura y de Juan Perro, en principio firmo con mi nombre de pila. Es el caso del disco que hice con la Orquesta del Taller de Músics de Barcelona, con arreglos y dirección de Enric Palomar, o de la serie de conciertos sinfónicos más reciente, que hemos titulado Vagamundo, bajo la dirección de Ricardo Casero y con arreglos de Amparo Edo Biol. 

Vamos a grabar este último proyecto con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, pero como los temas de Radio Futura que tocamos en directo ya han sido objeto de varias versiones, voy a cambiar el plan y será finalmente un disco de Juan Perro, buscando la perspectiva más novedosa y aventurera del repertorio. 

En tu recién publicado El viaje has decidido prescindir de ornamentos para mostrarte desnudo con tu voz y la guitarra acústica. ¿Qué te ha hecho decantarte por este formato? ¿Cómo está siendo el proceso de adaptarlas para tocarlas en directo con toda la banda? Yo no diría que la tímbrica de grupo —de rock, de jazz o de la orquesta clásica— es ornamento. La construcción del espacio sonoro es esencial, transforma la pieza musical tanto como la relación con el oyente. Ahora bien, la canción existe en cuanto haya un germen que pueda ser cantado y despliegue una mínima estructura, incluso sin acompañamiento alguno. La búsqueda de ese germen es fascinante, desde luego, sobre todo cuando coincide con la necesidad de moverse en formatos pequeños. Si una canción aguanta diversos formatos, desde el más pequeño al más grande, se va haciendo fuerte, duradera. 

El reto de arreglar para grupo u orquestar una canción depurada como las de El viaje es interesante, tan difícil como dar con el esqueleto mismo de la canción. Hay que convertir los instrumentos del grupo o las secciones de la orquesta en articulaciones orgánicas, no puede haber nada de más ni de menos, sea cual sea el formato. Estamos rodando las nuevas canciones en formato solo, en dúo, en trío, en banda, con orquesta sinfónica… Algunas aguantan esos cambios mejor que otras. A ver qué pasa. 

A lo largo de tu carrera has homenajeado a figuras que se ubican en un territorio fronterizo entre la canción y la poesía, como Leonard Cohen, Pau Riba o Carlos Cano. ¿Dónde se encuentra la frontera entre una y otra? La frontera entre poesía y canción se sitúa allí donde hay que hacer música y generar conocimiento solamente por medio de palabras, sin acompañamiento y sin enchufe. Es cierto que originariamente la poesía era cantada y danzada. Fuera del coro tribal, el verso no era más que jaculatoria o fórmula mágica. Pero fue adquiriendo ciertas virtudes de la danza —los “pies” métricos— y del sonido musical —la disposición más o menos regular de los fonemas—, incluso en el silencio aparente del escrito. La armonía que se encuentra por medio del verso libre alude a una música poco aparente, que solo alcanza a percibir el pensamiento solitario. Pero quien la ha percibido reconoce a los suyos. Algunos son poetas de oficio y otros no, entre ellos hay también músicos. 

Aunque sabemos que te responsabilizaste de las composiciones de las piezas de la obra teatral Cacao, ¿has recibido a lo largo de tu carrera alguna propuesta para hacer una banda sonora? ¿Tienes algún compositor que te sirva de referente a la hora de crear canciones? No soy un verdadero cinéfilo, sigo el consejo de amigos que sí lo son. Con Amparo Edo, arreglista y orquestadora del proyecto sinfónico, tomamos como ejemplo a algunos músicos cultos del siglo XX que se han acercado a la escena popular, en el teatro o en el cine: Kurt Weill, Henry Mancini, Nino Rota, Ennio Morricone… 

No he recibido propuestas para hacer bandas sonoras, ni creo que pudiera atenderlas, ya tengo bastante con lo mío. Lo de Cacao fue una excepción. No he compuesto tan rápido en toda mi vida, llevaba un tema diario al ensayo de los Dagoll Dagom. Y el caso es que aquellas canciones no salieron mal. Me gustan especialmente las canciones de Mancini. Blake Edwards ha hecho un trabajo serio y comprometido con ellas, incluso en las películas de humor. 

El arte ha evolucionado a través de la incorporación de elementos del pasado para, transformándolos a través de un tamiz propio, crear algo que, por original, nos epata. ¿Qué vías de exploración le quedan a la música contemporánea para seguir proyectándose a futuro? La música se recicla incesantemente. Y no me refiero a los revival comerciales, sino a la transmisión oral, de persona a persona, que es como se lleva a cabo el verdadero aprendizaje. Un tarareo escuchado en la infancia, una canción pasada de moda, incluso, puede dar lugar a un nuevo género, si la almacena el oído adecuado. En la era de los registros electrónicos, las posibilidades de recrear el hecho musical debieran ser infinitas. 

Lo paradójico es que, por el momento, se impongan en los medios masivos las canciones menos interesantes, después de una corta edad dorada a mediados del pasado siglo. Lo determinante es que uno viva la música como parte de la educación emocional durante la infancia o en la adolescencia. No importa el género, popular o culto, porque una vez iniciada la búsqueda de emociones sonoras, el oído se mueve en todas las direcciones. El jazz, el soul o el blues preservan todavía un poder seminal porque proceden de experiencias individuales y colectivas muy intensas.

viernes, septiembre 15, 2017

El adiós libre de Adel Hakim

El adiós libre de Adel Hakim | misosoafrica



Días atrás, la noticia de la muerte del dramaturgo egipcio Adel Hakim recorría los principales periódicos de Francia.  El director artístico del Théâtre des quartiers d’Ivry, fallecía tras el padecimiento de una enfermedad degenerativa que le aquejara por un período de tres años.
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Los amigos lectores sabrán que no suelo ocupar este espacio para hablar de cosas personales, pero en esta oportunidad, no puedo dejar de mencionar, que Adel Hakim forma parte de mi historia.  Era el año 2005 cuando convidado por la Universidad de Chile, Adel Hakim toma las riendas del Examen de Grado de una generación de Escenógrafos, entre los que yo me encontraba.  La obra propuesta “Calderón”, una relectura de la obra de Calderón de la Barca “La vida es sueño” a manos de Pier Paolo Pasolini, el controvertido creador italiano que tanta admiración despertaba en nuestro recién llegado director, y que precariamente nosotros nos permitíamos conocer.  O al menos algunos de nosotros, teniendo en cuenta que, fue por la influencia de Adel, o de la transparente pasión que le movía, que me aboqué al estudio exhaustivo de la producción del reputado cineasta.
Dejando de lado los comentarios personales, diremos que Adel Hakim nació en el Cairo el 13 de octubre de 1953, lugar donde vivió hasta la edad de 11 años. Su padre de origen egipcio-libanés y su madre italiana, se trasladan a Beirut, lugar de residencia del dramaturgo hasta 1972, año en que se instala en Francia, país que sería su residencia definitiva.
En su labor como director teatral, Adel Hakim lleva a escena obras de autores como Seneca, Esquilo, Shakespeare y Pirandello, entre muchos otros, mientras que sus propios textos, tales como Ejecutor 14, Corps, La Toison d’or y Oum, fueron estrenados en diversos países e idiomas.
No es superficial decir que sus años en Egipto dejaron una profunda huella en Adel Hakim, hecho que se constata en su interés por los asuntos de los pueblos de Oriente Medio, de los que dio cuenta por medio de su Antígona, espectáculo en árabe estrenado en el Teatro Nacional Palestino (Jerusalén) merecedor del Gran Premio de la Crítica del año 2012.   Des roses et du jasmin, es una obra de su autoría, que también ofrece una mirada del conflicto judío-palestino, que, más que proponer una perspectiva sesgada, objetiva la reflexión del propio espectador.
Como se hiciera públicamente conocido, Adel Hakim, días antes de su partida, obsequió a sus amigos y colaboradores, con una carta de despedida, que fuera titulada “El adiós libre”, en referencia a su libre decisión de practicar un suicidio asistido, en la institución Dignitas (Suiza).  Sin embargo, días antes de que su voluntad se hiciera, su fallecimiento ocurre.
De la carta quisiera rescatar los siguientes párrafos:
“El 17 de diciembre del 2010, en Túnez, ocurrió la auto-inmolación a lo bonzo de Mohamed Bouazizi en una plaza pública. Las autoridades habían confiscado la mercadería a este joven vendedor ambulante de frutas y verduras en la ciudad de Sidi Bouzid. La revolución tunecina comenzó ese día, llamada «Revolución de los Jazmines», recordando la «Revolución de los Claveles» de Portugal en 1974.
Esto nos habla de cuánto la relación entre la vida y la muerte otorga sentido a la humanidad. Un sentido que no se puede ignorar. Las sociedades capitalistas, por ende, puramente materialistas, no hacen más que ocultarlo. Esta ignorancia termina produciendo dramas y luego tragedias”.
Con su despedida, Adel da muestras de su compromiso social y de su generosidad, al presentarnos una mirada de la muerte que pocas veces queremos valorar.  Este es uno de los tantos aprendizajes que el autor nos lega, aunque ahora de manera póstuma.
Fuentes consultadas:
Enlaces en Español sobre Adel Hakim:

jueves, septiembre 07, 2017

José Luis Cancho: «La memoria es activa, reconstruye los recuerdos en función del presente» | El Diario Vasco

José Luis Cancho: «La memoria es activa, reconstruye los recuerdos en función del presente» | El Diario Vasco

José Luis Cancho: «La memoria es activa, reconstruye los recuerdos en función del presente»





ROBERTO HERREROSAN SEBASTIÁN.
Tras publicar cuatro novelas, el escritor vallisoletano, residente en Gipuzkoa hace más de veinte años, escribe en 'Los refugios de la memoria' una autobiografía de tan solo 85 páginas. Un texto íntimo y de alta calidad literaria que hoy se presenta a las 19.30 horas en el centro cultural Koldo Mitxelena, con Ramón Saizarbitoria como introductor.
- ¿Qué le ha decidido a ser tan breve con sus recuerdos?
- He buscado, como hacen los poetas, el máximo de concentración y de síntesis a la hora de escribir estas memorias. Me he centrado en los ciclos esenciales que han conformado mi vida: la juventud, la lucha política, la enseñanza, los viajes, la literatura... Más que la recuperación anecdótica del pasado, he buscado indagar en la memoria personal.
- ¿La memoria nos aporta más refugios o más trampas?
- La memoria es una facultad activa, creadora, que reconstruye los recuerdos en función del presente. No hay identidad sin memoria. Podríamos hablar del &ldquolaberinto de la memoria&rdquo e incluso del &ldquomisterio de la memoria&rdquo. Somos en la medida en que recordamos y olvidamos. En esa aparente contradicción se construye nuestra identidad. Olvidos, refugios, trampas..., todo ello coexiste en nuestra memoria, lo que equivale a decir en nuestra vida.
- ¿Cómo interviene la memoria en el encuentro personal entre ficción y realidad?
- Un texto autobiográfico es, en primer lugar, construir una subjetividad, elaborar figuras del yo. Debo recordar que, como afirmaba Montaigne, «todas las contradicciones se dan en mí alguna vez y de alguna forma». Sin olvidar que la verdad o falsedad de una autobiografía no está en una supuesta correspondencia de lo relatado con lo ocurrido, sino en el propio texto, es un efecto del texto.
- ¿Es posible o conveniente imaginar el pasado?
- Memoria e imaginación forman un todo indisoluble. La memoria tiene más de que de , es decir, más de construcción del yo que de reproducción de una identidad previa a la escritura. En toda autobiografía se da por supuesto el compromiso de sinceridad y de verdad. Pero lo importante es no dejarse confundir por las trampas que tanto la memoria como la imaginación nos tienden.
- Tiene mucha presencia en el libro su militancia política y su posterior abandono; la cárcel, el suceso en el que resultó gravemente herido al ser arrojado por la ventana de la comisaría.
-Son hechos que han marcado mi escritura y mi vida. La relación con la muerte ha sido determinante en todo lo que he escrito. Y la cárcel aparece una y otra vez en mis novelas. Pero huyo como de la peste tanto de la condición de héroe como de la de víctima.
- Cuenta que dejar la militancia comunista de sus tiempos de estudiante le ayudó a descubrir la libertad personal. ¿Ha sentido que luchaba por la libertad desde la negación de la propia libertad?
-Más que la libertad personal, lo que descubrí fue la vida privada. Lo que critico en mis memorias son sobre todo ciertas formas de activismo, el sectarismo y la demonización del adversario político. No tengo nada en contra de la participación activa en la política. Más bien al contrario, valoro a las personas comprometidas.
- Escribe: «El que fui me resulta cada vez más misterioso». Mientras usted parece que se diluye en sus memorias, al mismo tiempo abre parte de su vida al lector. ¿Encuentro, desencuentro?
- Desde el presente resulta a veces difícil aceptar ciertas cosas que hice en el pasado. Es como si las hubiese hecho otra persona. Pero hablaba antes de reconciliación y a eso me atengo. En definitiva, creo que en 'Los refugios de la memoria' hay mucho más encuentro que desencuentro.
- Finaliza el libro: «Cada vez me gusta más esta vida en la que participo cada vez menos». ¿Son estas memorias una forma de explicarlo?
- En otra parte del libro afirmo que soy perezoso, que soy contemplativo y me ensimismo con facilidad. De alguna forma el relato de lo que soy ahora, de aquello en lo que me he convertido, está incluido en el libro, y esa frase final que cita viene a explicar cómo me enfrento en estos momentos al tiempo que me toca vivir.

miércoles, septiembre 06, 2017

Cartel del XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Explicación de la derrota, dedicado a Aníbal Núñez

Cartel del XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Explicación de la derrota, dedicado a Aníbal Núñez





CARTEL DEL XX ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS, EXPLICACIÓN DE LA DERROTA, DEDICADO A ANÍBAL NÚÑEZ




Cartel del XX Encuentro de Poetas Iberomaericanos. EXPLICACIÓN DE LA DERROTA Homenbaje a Aníbal Núñez

EXPLICACIÓN DE LA DERROTA (ANÍBAL NÚÑEZ)

Se sentó ante las líneas enemigas
en una mecedora, sorteaba
los disparos, sonriendo: la primera
bala le había alcanzado mortalmente
Se seguirá meciendo
hasta dejar sin munición a todos.
BOLETÍN POÉTICO SALMANTINO
(ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS)
4/ septiembre / 2017
Poetas y amigos(as) de la Poesía y de la Salamanca cultural:
Envío este octavo Boletín del 2017. El anterior comprendía hasta el 1 de agosto. Recuerdo que todos aquellos poetas que hayan participado en alguna de las diecinueve ediciones del Encuentro, pueden enviar sus noticias para difundir entre los ya cerca de 3,000 poetas y lectores de ambas riberas del español y el portugués que reciben, en diversos envíos, este boletín. Esta invitación se añade ahora a los poetas que hayan sido finalistas de las cuatro ediciones del Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’.
Saludos fraternos, siempre
Alfredo Pérez Alencart
SALAMANCA, UNA CIUDAD PARA LA POESÍA
XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos
EXPLICACIÓN DE LA DERROTA
(Homenaje a Aníbal Núñez)
Celebraremos los cuatro lustros de nuestros encuentros. La Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes ya ha fijado el XX Encuentro para los días 25 y 26 de octubre. El homenajeado será el salmantino Aníbal Núñez, fallecido hace treinta años. Se irá informando de los preparativos.

CARTEL DEL XX ENCUENTRO DE POETAS IBEROAMERICANOS, ‘EXPLICACIÓN DE LA DERROTA’, DEDICADO A ANÍBAL NÚÑEZ

LOS VERSOS DE ANÍBAL NÚÑEZ, EN ISLANDÉS, MAYA Y HÚNGARO

ANÍBAL NÚÑEZ TRADUCIDO AL QUECHUA, HINDI Y PORTUGUÉS

VERSOS DE ANÍBAL NÚÑEZ TRADUCIDOS AL ESTONIO, FRANCÉS Y TURCO

LOS VERSOS DE ANÍBAL NÚÑEZ EN CHECO, HEBREO Y MALGACHE

LOS VERSOS DE ANÍBAL NÚÑEZ LLEGARÁN A LECTORES DE PAKISTÁN, ALBANIA E INDONESIA

domingo, julio 16, 2017

Juan Goytisolo y la irrealidad histórica española

Juan Goytisolo y la irrealidad histórica española | Periodistas en Español







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Dada la desinteresada y entusiasta colaboración que Juan Goytisolo mantuvo desde los primeros números, tanto con El Viejo Topo como con Quimera, es de toda lógica y justicia que la primera de las revistas dedique su portada del número extra de este verano al excelente escritor barcelonés recientemente fallecido.



Para abrir la publicación, tras el artículo que le dedica Miguel Riera, Eduardo Subirats firma el suyo sobre Goytisolo (“Memoria y exilio”), afirmando que la obra de Juan solo puede comprenderse desde la tradición de reforma de la memoria, y de resistencia simbólica y política que ha constituido el núcleo espiritual de la gran literatura latinoamericana a lo largo del siglo XX.



A este texto le sigue otro mucho más extenso del propio Goytisolo (“El gato negro que atravesó nuestras oficinas de la Rue de Bièvre”), publicado en Quimera en 1983, en el que se cuentan las causas del hondo abismo que separó a numerosos intelectuales y escritores (de un lado García Márquez y Cortázar, entre muchos otros; del otro Vargas Llosa y Juan Goytisolo, también entre otros), sin que la ruptura fuese reparada por el tiempo.



Britt Arredondo denuncia en su artículo “La irrealidad histórica española” y siguiendo la estela de Blanco White, Américo Castro y el mismo Goytisolo, la falsedad de la supuesta modernidad de España y reclama, como primera medida urgente, una rigurosa reforma de su memoria histórica, pues esa pretendida modernidad resulta vacua, insustancial y frívola. La España imperial, monárquica e inquisitorial se ha dedicado -en opinión de Arredondo- a destruir reiteradamente a lo largo de los siglos la posibilidad de una nación moderna.



Varias entrevistas se incluyen en el número 354-355 de El viejo topo. La primera, con Martín Alonso, autor de varios libros imprescindibles para entender la naturaleza del “procés” en Cataluña, entre ellos “El catalanismo, del éxito al éxtasis”, de reciente publicación. Alonso asegura que no habrá un referéndum secesionista porque un referéndum ilegal es un oxímoron.



Enric Llopis entrevista a Valentín Ladrero, autor del libro “Música contra el poder. Canción popular y política en el siglo XX”, un extenso ensayo  de casi 700 páginas en el que se incluyen todos aquellos músicos y poetas contestatarios más importantes de la centuria, así como las múltiples formas adoptadas por ellos como herramientas de agitación política. El autor estima que la canción de autor en los años ochenta quedó descabezada en España a cambio de la famosa y magnificada Movida.



La tercera interviú tiene como protagonismo a Julián Vadillo, por el estudio que lleva por título “Por el pan, la tierra y la libertad. El anarquismo en la revolución rusa”, un tema maltratado, tergiversado o apenas abordado por lo especialistas en unos episodidos tan decisivos en la historia del siglo XX. Vadillo mantiene en su entrevista que en ningún momento hubo un pacto tácito entre las corrientes revolucionarias más a la izquierda (bolcheviques, socialistas revolucionarios y anarquistas).



Siguiendo con la revolución bolchevique, la revista inicia con este número la publicación de una serie de valiosos documentos relacionados con ese hecho histórico, entre los que no podía faltar el aportado por Nadezhda Krúpskaya, perteneciente a su libro “Memorias de Lenin”. Quizá fuera buen momento para editar en castellano esta obra escrita en 1933 por la esposa de Vladímir Illich, coincidiendo con el centenario de aquellos hechos.



Eduardo Luque y Bashar Barazi analizan la tensión incrementada en Oriente Medio tras las decisiones del bloque árabe anti Qatar y las posteriores de Irán y Turquía. ¿Abrirá Arabia Saudita la caja de Pandora?, se preguntan los articulistas.



Según Rosa Cañadell, Cataluña puede ser punta de lanza del neoliberalismo en España, a través de la llamada “nueva” innovación educativa, un instrumento formidable para conseguir una sociedad más sumisa aún y más acrítica de la que vamos teniendo. Higinio Polo escribe sobre la fotógrafa Tina Modotti, un ser humano excepcional que llegó a España para luchar contra el fascismo y dedicó toda su vida al socialismo y a la búsqueda de una sonrisa que iluminase en la intemperie de la historia el esforzado camino de los pobres.

domingo, junio 25, 2017

Clásicos de la provincia, por VICENTE ARAGUAS

Clásicos de la provincia - Ferrol - Diario de Ferrol

Clásicos de la provincia

Me encanta este disco de un cantante colombiano, Carlos Vives, poco frecuentado hoy por las emisoras de radio. Al menos por las nuestras. Y es que en su título encierra para mí todo el poder evocativo que la palabra provincia encierra.


Miguel Carlos Vidal, en una imagen de archivo

Miguel Carlos Vidal, en una imagen de archivo



Me encanta este disco de un cantante colombiano, Carlos Vives, poco frecuentado hoy por las emisoras de radio. Al menos por las nuestras. Y es que en su título encierra para mí todo el poder evocativo que la palabra provincia encierra. Yo que amo la provincia en todo su valor, y que aspiro a volver a ella, envuelto de momento –por azares y circunstancias– en aromas capitalinos, ni siquiera capitales.Para mí la provincia, además de los de Carlos Vives, que inspiran hoy mi titulo, tiene aires de Pimentel, en Lugo, Delibes, en Valladolid, Cunqueiro, en Mondoñedo, Julio Verne, en Nantes, Carvalho Calero, luego de sus prisiones, en Ferrol, en Santiago de Compostela.

Esas son para mí algunas de las provincias literarias (y dejo aparte a Madame Bovary subida en su fiacre de Rouen, con aquel cochero sudoroso recorriendo calles como el calvario de amor que se avecina) a las que más me gusta volver. A las físicas, a mi provincia, nunca he dejado de hacerlo, sobre todo porque nunca terminé de irme. Y voy y vengo de ella y busco aquellos magnolios y aquellas palmeras (una murío hace años, justo la que estaba junto al buzón, aún existe, donde deposité tantas palabras de amor; enfrente la estatua del marqués filántropo con la gaviota inevitable sobre la coronilla de bronce) y -también- algunos poetas que jamás dejaron la provincia, como Miguel Carlos Vidal, fiel a Ferrol, tan inseparable de Ferrol como la Puerta del Dique o el Cantón de Molíns.

Miguel Carlos Vidal, ese lujo en la provincia con quien coincido a veces, en encuentros que de puro apresurados tienen su punto de demora, si se me permite el oxímoron, con quien coincidía hace años en una tertulia en El Cafeto con tertulianos cuya sola enumeración me pondría los dientes largos, sino que a algunos se los ha llevado la de la guadaña, y empiezo a estar en edad nada proclive a las letanías funerarias.

Carlos Vidal, así le llamamos los amigos, sin el nombre arcangélico que es el suyo primero, tiene desde hace tiempo un lugar en el mundo poético. Ese para el que Gamoneda pide tratamiento diferente al de los demás géneros literarios, porque es otra historia. Y yo estoy de acuerdo. Para empezar uno puede ser novelista o ensayista o dramaturgo o crítico literario toda la vida.
Ah, pero poeta, lo que se dice poeta, uno lo es tan solo en ese libro, en esos libros, en ese momento, en ese poema tocado por los dioses que justificaría el oficio de poeta, comparable a veces al dificilísimo “mestiere di vivere” del maestro Cesare Pavese. A Pavese la soledad postrera lo sorprendió en el Albergo Roma, de Turín. A mí la primera en aquel Ferrol que alumbraba milagros como la revista Aturuxo, con Miguel Carlos Vidal como uno de sus artífices o monitores. En ella poemas de nuestro amigo, quien en paralelo iba cimentando su primer libro, Orvallo, publicado en la colección Xistral, tan luguesa como aquella Porta de Santiago por la que accedia a Lugo, y una placa sobre ella (ideada por Álvaro Cunqueiro) nos lo recuerda, el trovador Don Fernando Esquío.
Luego el silencio, un silencio que únicamente puede ser posesión de quien lo ama tanto que solo puede deshacerse de él a cambio de algo mucho más preciado. Y aquí recurro al tópico que quiere a Vidal poeta exigente, riguroso, entregado, tan rilkeano como el propio Rainer María, tan “en” poeta que murió, dicen (y me da igual que tal muerte no la recogen esos biógrafos, como Mauricio Wiesenthal, tan de la parcialidad vidaliana) de la picadura de una rosa. Un Vidal que de aquel libro iniciático salta a Ayer en que te dices (2012), esa miniatura hermosísima del tiempo presente que se sumerge en el pasado, como en un bautismo por inmersión, para así purificarse. Y yo desconozco la proyección exterior (interior, toda) de semejante manual de instrucciones sobre cómo sobrellevar el paso de los años y su usura.

Desconozco, digo, la difusión, el alcance de Ayer en que te dices. Y son embargo estoy seguro de que Miguel Carlos Vidal, tan sabedor de poesía, como pocos en Ferrol, tan poeta, tan poeta en Ferrol (y me pregunto si esto no podría tener algo de pleonasmo) como David Rey Fernández, por citar un joven, o Mario Couceiro, por aludir a uno que ya se ha ido, no se preocupa de esas cosas, porque tiene la medida de los asuntos poéticos y no ignora que al final, al final la palabra la dice el tiempo, mejor, el “tempo” de la poesía. Hermoso, bien afinado, cuidadosísimo el de Carlos Vidal (ya ven que lo llamo de las tres maneras posibles), tal como vuelve a mostrársenos en este tercer libro, El cuarto, la tarde, las rosas…(y otros símbolos) (Los Libros del Caracol/ Follas Novas, Santiago de Compostela, 2017).

Un libro que pide una lectura especialmente lenta, demorada, como el proceso de creación aquel cuadro de Turner, resuelto en dos horas y vendido en una millonada, lo que hizo que un crítico protestara por ello. Ah, pero Turner llevó a juicio al susodicho y sacó adelante la demanda pues. “Cierto que tardé solo dos horas en pintar el cuadro, pero llevaba veinte años pensándolo”.

Algo así es Vidal en este libro donde el niño que fue se hace mayor y ahí está el cuarto impregnado de olor a rosas, probablemente bravas, a tono con esa adolescencia tiernamente feroz que todos llevamos dentro para siempre jamás. Y hay aires de JRJ y de Antonio Machado y del propio Miguel Carlos Vidal inundando todo, con palabras bien medidas y reflexiones que no ahogan ni abruman sino que dejan respirar al lector. Quien agradece a Ferrol que deje crecer y vivir en él a gente como Vidal, ferrolano como la Puerta del Dique. Ferrolano de Bajar al puerto, así: En verano, de niño/ con cuánto amor por las mañanas claras/ de anteriores y futuros veranos/ (el mar ya al fondo), él al puerto bajaba… Algo así. O por ejemplo.

jueves, junio 01, 2017

José Afonso - Alípio de Freitas





Alípio De Freitas

Zeca Afonso

 

reproducciones

161

Baía de Guanabara

Santa Cruz na fortaleza

Está preso Alípio de Freitas

Homem de grande firmeza

Em Maio de mil setenta

Numa casa clandestina

Com campanheira e a filha

Caiu nas garras da CIA

Diz Alípio à nossa gente:

"Quero que saibam aí

Que no Brasil já morreram

Na tortura mais de mil

Ao lado dos explorados

No combate à opressao

Nao me importa que me matem

Outros amigos virao"

Lá no sertao nordestino

Terra de tanta pobreza

Com Francisco Juliao

Forma as ligas camponesas



Na prisao de Tiradentes

Depois da greve da fome

Em mais de cinco masmorras

Nao há tortura que o dome

Fascistas da mesma igualha

(Ao tempo Carlos Lacerda)

Sabei que o povo nao falha

Seja aqui ou outra terra

Em Santa Cruz há um monstro

(Só nao vê quem nao tem vista

Deu sete voltas à terra

Chamaram-lhe imperialista

Baía da Guanabara

Santa Cruz na fortaleza

Está preso Alípio de Freitas

Homem de grande firmeza

Reflexión sobre los de fuera y los de dentro José Ángel Leyva

Presentación La Otra 122 – Revista La Otra





leyva

Presentación La Otra 122

Reflexión sobre los de fuera y los de dentro
José Ángel Leyva
leyvaMe siento orgulloso de ser provinciano, de venir de la provincia, de haber vivido mi infancia entre montañas y visitar todos los años a mis abuelos en las llanuras de Durango, en la misma tierra que vio nacer a Francisco Villa, San Juan del Río. Nunca escuché hablar mal de los de fuera, de los fuereños, ni de los extranjeros.


Sólo hasta mi juventud comencé a escuchar comentarios negativos sobre "los que no son de aquí", los que vienen a quedarse. No fue al interior de mi familia, sino en la universidad y en los medios intelectuales. Esos comentarios los he continuado escuchando por todos lados del país. Incluso en la Ciudad de México, pero con menos rabia y menos frecuencia, porque es una ciudad forjada con la llegada de todo el mundo. Ser chilango es ser de fuera por definición y de dentro por voluntad.
Hace unos meses en Cincinnati, USA, a donde fui invitado como profesor en su universidad, comentaba con amigos y profesores que lo mejor de esa gran potencia son sus migrantes, el talento que ha adquirido de otras naciones en ciencia, en tecnología, en humanidades, en todos los campos de la cultura y de las artes. Me quedé asombrado al ver las colecciones de arte pictórico que contiene su Museo de Artes. Se puede prescindir de los pintores locales, pero no de las obras traídas de todos los países del mundo, y entre los cuales encontré unos Tamayo y unos Rivera sensacionales. ¿Qué pasará entonces si rechazan todo lo de fuera, todo lo que no sea Made in USA? ¿con qué se quedarán? No hay área del conocimiento o del arte que no haya crecido en ese país gracias a su apertura y gracias al talento importado.
Cuando observo nuestra realidad interna, en México y en América Latina, en nuestros lugares de origen, me pregunto si nosotros hacemos la misma reflexión, si hemos perdido el miedo a los de fuera, si recibimos con júbilo las aportaciones de quienes no nacieron allí o de quienes regresan a su casa después de no vivir allí, después de los exilios, las emigraciones por diversas razones, las búsquedas en otros lares. Tengo la impresión de que no, que padecemos un fuerte provincianismo, no como orgullo de ser fuera de las metrópolis y las capitales, sino del rechazo a lo desconocido, del temor a lo de fuera, de odio incluso a quienes destacan y vuelven a buscar un rincón de su provincia. Cuantas veces no leímos a lo largo de territorio mexicano "haz patria, mata un chilango". Pero ¿cuantas veces a nosotros los de fuera nos han mostrado recelo los habitantes de esta enorme ciudad? La verdad, nunca o casi nunca.
Hasta antes de 1994, con el levantamiento indígena en Chiapas, los pueblos originarios fueron vistos como extranjeros, no mexicanos. Eh allí una realidad innegable. Y los trabajadores del sur en los estados del norte fueron tratados o son tratados aún en condiciones de esclavismo. Difícil olvidar las imágenes de las avionetas rociando pesticidas sobre cuadrillas de pizcadores en los campos sinaloenses, pero más difícil olvidar las palabras de la persona que me intentó explicar por qué lo hacían sin considerar la salud de esas personas arropadas hasta los ojos con calores de más de 40 grados y una humedad extrema: “Esos aguantan todo, son oaxaquitas”. El muro que Trump dice debemos pagar los mexicanos lo hemos venido levantando y pagando con creces desde hace años. ¿Qué dirán personajes como Ricardo Anaya que legisla y dirige en México pero hace familia en Estados Unidos? La incongruencia de quienes dirigen la educación en México, de quienes se rasgan las vestiduras ante la combatividad de los maestros se manifiesta entre otras cosas al mandar a sus hijos a estudiar a otros países porque no confían en las instituciones locales. En síntesis, horrorizarnos del provincianismo estadounidense pero reir ante consignas antichilangas, hacer chistes de nuestros indígenas, de la negritud, de los de fuera con la cerrazón de los de dentro. El miedo a ser distintos nos paraliza y nos atrasa, nos impide crecer y hacer crecer. Es hora de saltar los primeros muros locales.
Tener la mente abierta a cuanto se produce en el mundo, ser parte de todo el mundo y hacer que lo local sea también el mundo, es , me parece, sano y necesario. La política mexicana ha sido malinchista, entreguista, pero el pueblo no, aún cuando pueda reconocer con admiración y aprecio lo que representan otras sociedades por sus logros y sus cualidades. Una provincia abierta a lo de fuera es un diálogo con uno mismo y con el otro, un crecimiento adentro.

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