sábado, octubre 26, 2013

Los últimos poemas de Harold Pinter (1930-2008)

Página/12 :: radar

DOMINGO, 28 DE DICIEMBRE DE 2008
DESPEDIDAS

Los últimos poemas de Harold Pinter (1930-2008)

La semana pasada murió Harold Pinter. Dramaturgo (autor de más de 30 obras, entre ellas La fiesta de cumpleaños, El regreso a casa y El guardián nocturno), guionista (La amante del teniente francés), actor y poeta, hijo de un sastre judío de clase trabajadora, durante toda su vida se mostró comprometido contra la represión y la guerra (en los ‘80 fue expulsado de la embajada americana en Turquía por denunciar junto a Arthur Miller torturas a prisioneros políticos). En 2005, tras anunciar su retiro para dedicarse a la política, la Academia Sueca le otorgó el Nobel de Literatura, y sus obras, sus férreas críticas a la política exterior de Occidente y su figura volvieron a tener alta exposición mundial. A manera de despedida, Radar reproduce dos de sus últimos poemas, ominosos e íntimos, escritos en tiempos de militancia pública.

La muerte puede estar envejeciendo

La muerte puede estar envejeciendo
Pero todavía tiene palanca
Pero la muerte te desarma
Con su límpida luz
Y es tan astuta
Que nunca te enterás
Dónde te espera
Para seducir tu voluntad
Y dejarte desnudo
Cuando te arreglás para salir
Pero la muerte te permite
Acomodar tus horarios
Mientras chupa la miel
De tus flores favoritas
Abril de 2005

Células del cáncer

“Las células del cáncer son las que se olvidan de cómo morir.”
(Enfermera, Hospital Royal Marsden)
Se olvidaron de cómo morir
Y entonces estiran su tiempo de matar.
Mi tumor y yo peleamos a fondo.
Esperemos que no sea una muerte doble.
Necesito ver muerto a mi tumor
Un tumor que se olvida de morirse
Y en vez planea asesinarme.
Pero yo sí me acuerdo de cómo morirme
Aunque todos mis testigos estén muertos.
Pero yo me acuerdo de lo que dijeron
De tumores que los dejarían
Tan ciegos y tan sordos como eran
Antes del nacimiento de esa enfermedad
Que puso los tumores en acción.
Las células negras se van a secar y morir
O a cantar con alegría y hacer la suya.
Se reproducen tan en silencio día y noche,
Uno nunca sabe, ellas nunca dicen.

Marzo 2002

“Estudios de Poética”. Por Casado, García Valdés, Ortega y Provencio

“Estudios de Poética”. Por Casado, García Valdés, Ortega y Provencio | Tam-Tam Press

1-estudios-de-poeticaEstudios de Poética es un proyecto concebido y puesto en marcha por Miguel Casado, Olvido García Valdés, Antonio Ortega y Pedro Provencio, que busca promover la reflexión sobre la poesía. Tiene su punto de partida en la convicción de que la poesía es el núcleo vivo de la lengua (y, con ella, del pensamiento y la condición humana); un espacio privilegiado de acción y de crítica, de generación de lo nuevo.
Estudios de Poética quiere considerar cómo se produce esto en el campo plural de la escritura contemporánea, y cuáles son las relaciones y vínculos con las demás formas del pensamiento y el arte. Para ello se organizarán cursos, seminarios y conferencias —que partirán siempre de la lectura y análisis de textos poéticos, ensayísticos y teóricos—, así como recitales de poesía.
En principio, se ofrecen cuatro cursos bajo el título común de “Coordenadas de la poesía moderna”, siguiendo la idea de que la poesía no ha renunciado a sus más antiguas raíces para hacerse nueva; que, desde el siglo XIX hasta hoy, esas raíces han recibido injertos poderosos que la han transformado y diversificado. Su genealogía, precisamente desde que el simbolismo dio paso a las vanguardias, la ha llevado a reinventar el verso, a adoptar una actitud por la que los materiales del poema integran elementos que se renuevan de un modo no conocido, y que se enriquecen en su relación con el ámbito científico, que en realidad nunca ha estado separado del quehacer poético.
De este modo, los cuatro primeros cursos serán los siguientes:
  • 1.- De los efectos a los materiales del poema. Impartido por Olvido García Valdés. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)
  • 2.- La reinvención del verso. Impartido por Pedro Provencio. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)
  • 3.- La formación de la poesía moderna. El espacio del Simbolismo. Impartido por Miguel Casado. (Comienzo: Marzo de 2014)
  • 4.- Ciencia y poesía: modelos y visiones del mundo. Impartido por Antonio Ortega. (Comienzo: Marzo de 2014).
Los cursos se impartirán en las instalaciones de Función Lenguaje (Centro de Literatura Aplicada de Madrid), situadas en la calle Doctor Fourquet, 18 (metro Atocha  o Lavapiés), de Madrid.
En la página web de Función Lenguaje, o en su teléfono (915 060 824), puede encontrarse una información más detallada, incluyendo el procedimiento para inscribirse en los cursos y el precio de la matrícula en cada caso.
Como apertura de los cursos y presentación del proyecto, el miércoles 13 de noviembre, a las 20 horas, en Función Lenguaje, tendrá lugar un encuentro con el público interesado.
Estudios de Poética
ESTUDIOS DE POÉTICA es un proyecto concebido y puesto en marcha por los poetas, ensayistas, críticos y traductores MIGUEL CASADOOLVIDO GARCÍA VALDÉSANTONIO ORTEGA yPEDRO PROVENCIO, que busca promover la reflexión (el conocimiento, la transmisión, el debate) sobre la poesía contemporánea. Toma su punto de partida en la certeza de que la poesía es el corazón de la lengua (y, con ella, del pensamiento y la condición humana); el medio privilegiado de actuar, ejercer una crítica y generar lo nuevo en el espacio humano por excelencia que es la lengua. La propuesta de ESTUDIOS DE POÉTICA, sus cursos y seminarios, su intervención, quiere considerar cómo se da este trabajo de la poesía en el campo plural de la escritura contemporánea, cuáles son sus relaciones y vínculos con las demás formas del pensamiento y el arte, de qué modo se ha ido moviendo hasta aquí –a la vez que permanecía– aquello que constituye la poesía. El propósito no es tanto reivindicar el lugar de la poesía –ya reconocido– como hacerse conscientes y profundizar en él.

Los cursos, seminarios, conferencias y lecturas de ESTUDIOS DE POÉTICA, tienen como objetivo introducir a sus participantes, desde el estudio, el análisis y la lectura de textos, en las diferentes modalidades, campos de investigación y recursos propios de la creación poética, así como en las singularidades específicas que proporcionan una particular visión del mundo y de la realidad. Se pretende que nos acostumbremos a reconocer las cualidades y la naturaleza de este determinado campo de escritura, analizar y reflexionar sobre los recursos y las diferentes estrategias sobre las que el poema construye su lenguaje, y comprobar cómo, en la práctica de los textos, estos alcanzan y adquieren tensión y sentido, se vuelven expresión nueva y movilizan la experiencia y la competencia del lector. Y más allá de esclarecer las relaciones entre efecto y sentido, abordar la poesía como un modo de conocimiento, de hacerlo consciente y material en nosotros mismos.

A través de la lectura, estudio y análisis de textos y libros escogidos (tanto poéticos como artículos teóricos y prácticos de poetas, críticos y estudiosos referidos al uso y ejercicio de la escritura poética) determinantes y relevantes en el ámbito de los estudios poéticos y representativos de la poesía moderna y contemporánea, se descubrirán y estudiarán las formas compositivas, campos temáticos y líneas de fuerza materiales y argumentativas del poema. De igual modo se pondrán de manifiesto las rupturas, quiebras y tensiones propias que determinan la escritura tanto del poema en sí como del libro de poemas entendido como un todo. La poesía concebida como un relato reflexivo capaz de establecer las relaciones existentes entre la subjetividad y el mundo. El trabajo que se llevará a cabo será eminentemente práctico, buscando crear una dinámica de grupo que contemple la resolución de problemas abiertos, con diferentes soluciones posibles y que permita plantear propuestas de estudio y de análisis de técnicas y recursos poéticos concretos. Establecer cómo se lleva a cabo la transmisión de conocimientos, hechos y materialidades conscientes que remitan a la expresión de conceptos, ideas y pensamientos esenciales de la escritura y de la voz poética.


Primeros cursos: Coordenadas de la poesía moderna

La poesía no ha renunciado a sus más antiguas raíces para echar brotes nuevos, pero desde el simbolismo hasta hoy, esas raíces han recibido injertos poderosos que la han transformado y diversificado. Su genealogía, precisamente desde que el simbolismo dio paso a las vanguardias, la ha llevado a reinventar la versificación, adoptando así una actitud donde los materiales del poema comprenden elementos que se renuevan de un modo no conocido, y donde aparece enriquecida por su implicación con las ciencias naturales, que en realidad nunca han estado separadas del quehacer poético. Y no son esos cuatro parámetros, que trataremos en este curso, los únicos que confluyen en el texto poético; en cursos posteriores tenemos intención de ampliar la oferta hasta temas como: el erotismo en poesía, poesía y música, poesía y teatro, poesía y narratividad, etc.

1.- DE LOS EFECTOS A LOS MATERIALES DEL POEMA. Profesora: Olvido García Valdés. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)

2.- LA REINVENCIÓN DEL VERSO. Profesor: Pedro Provencio. (Comienzo: Lunes 2 de diciembre de 2013)

3.- LA FORMACIÓN DE LA POESÍA MODERNA. EL ESPACIO DEL SIMBOLISMO. Profesor:Miguel Casado. (Comienzo: Marzo de 2014)

4.- CIENCIA Y POESÍA: MODELOS Y VISIONES DEL MUNDO. Profesor: Antonio Ortega. (Comienzo: Marzo de 2014)

Chavs: La demonización de la clase obrera

Chavs: La demonización de la clase obrera

Chavs: La demonización de la clase obrera
Traducción de Íñigo Jáuregui
En la Gran Bretaña actual, la clase trabajadora se ha convertido en objeto de miedo y escarnio. Desde la Vicky Pollard de Little Britain a la demonización de Jade Goody, los medios de comunicación y los políticos desechan por irresponsable, delincuente e ignorante a un vasto y desfavorecido sector de la sociedad cuyos miembros se han estereotipado en una sola palabra cargada de odio:chavs
En este aclamado estudio, Owen Jones analiza cómo la clase trabajadora ha pasado de ser «la sal de la tierra» a la «escoria de la tierra». Desvelando la ignorancia y el prejuicio que están en el centro de la caricatura chav, retrata una realidad mucho más compleja: el estereotipochav, dice, es utilizado por los gobiernos como pantalla para evitar comprometerse de verdad con los problemas sociales y económicos y justificar el aumento de la desigualdad. Basado en una investigación exhaustiva y original, este libro es una crítica irrefutable de los medios de comunicación y de la clase dirigente, y un retrato esclarecedor e inquietante de la desigualdad y el odio de clases en la Gran Bretaña actual. La edición incluye un nuevo capítulo que explora las causas y las consecuencias de los episodios de violencia que ocurrieron durante el verano de 2011 en Inglaterra.

Chavs: La demonización de la clase obrera
Lumpen del siglo XXI
El País » 16.01.2013
A mediados del siglo XIX, Marx definió la categoría de lumpemproletariado.Con la vibrante literatura que practica cuando ejerce de periodista, escribe en El 18 Brumario de Luis Bonaparte: “Se organizó el lumpemproletariado de París en secciones secretas (…) junto a roués arruinados con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra toda la masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème”.
Desde aquí se acuñó el concepto de lumpen, que ha evolucionado con la sociedad de cada tiempo pero que ha aglutinado siempre, como elementos constantes de sus componentes, los de ser la clase social más baja, sin conciencia de clase (la clase en sí frente a la clase para sí) y sin organización política ni sindical. Así, la estratificación social estaba formada por los andrajosos, la clase obrera y la clase alta. Un siglo y pico después, cuando la revolución conservadora que inició Margaret Thatcher en Gran Bretaña y Ronald Reagan en EE UU se hizo hegemónica, irrumpieron con fuerza las hasta entonces incipientes clases medias, las sociedades de propietarios, a las que trataron de sumarse en el ejercicio del progreso social los proletarios y parte de los más abajo. El icono principal de esas clases medias era la vivienda en propiedad, para lo cual debían endeudarse para toda la vida y depender del crédito de los bancos.
Los efectos de la Gran Recesión inaugurada en el verano del año 2007, que se trata de la crisis más larga y profunda del capitalismo desde la Gran Depresión de los años treinta, suprimen la movilidad de las clases sociales y quiebran esa idea del progreso lineal. El empobrecimiento de las clases medias las está arrastrando, de nuevo, a la parte más baja de la escala social. Como el mito de Sísifo. Y ello en un contexto de desigualdad (de ingresos, de patrimonios, de oportunidades) brutal. Muchos analistas comienzan a hablar de una nueva estratificación social en esta segunda década del siglo XXI, cuyos extremos son los desafiliados (Robert Castel), aquellos que van quedándose al margen del progreso, y las elites que se rebelan (Christopher Lasch), abandonan al resto de las clases sociales a su albur y traicionan la idea de una democracia concebida por todos los ciudadanos. Estas élites, financieras, políticas o mediáticas, redistribuyen los estereotipos de la clase trabajadora a la que culpabilizan por haber vivido por encima de sus posibilidades, y los de las subespecies como la de los chavs de Owen Jones, parte del nuevo lumpemproletariado del siglo XXI: jóvenes que ni estudian ni trabajan, parados o con sueldos tan bajos que ser mileuristas es su utopía factible, poco reivindicativos pero con sensación de pertenencia a una tribu, y siempre con un teléfono móvil en su mano y ataviados con alguna prenda (original o copia) de marca. Con mucho acierto, Jones ha pretendido con su libro sobre la demonización de la clase obrera deconstruir los mitos de la revolución conservadora (todos somos clase media) y los efectos de la desigualdad extrema (como desigualdad natural) en la calidad de la democracia y en la cohesión social.
Joaquín Estefanía

Sociofobia, de CéSAR RENDUELES

Sociofobia
Sociofobia
Tras el derrumbe de la utopía neoliberal, el gran consenso ideológico de nuestro tiempo es la capacidad de las tecnologías de la comunicación para inducir dinámicas sociales positivas. La economía del conocimiento se considera unánimemente como la solución al deterioro especulativo de los mercados; las redes sociales son el remedio a la fragilización de nuestras vidas nómadas y globalizadas; la ciberpolítica aspira a regenerar nuestras democracias exhaustas... Nos gusta imaginar Internet como una especie de ortopedia tecnológica que ha transformado hasta el punto de su virtual superación los dilemas prácticos heredados de la modernidad.
Sociofobia cuestiona, en primer lugar, este dogma ciberfetichista. La ideología de la red ha generado una realidad social disminuida, no aumentada. Sencillamente ha rebajado nuestras expectativas respecto a lo que cabe esperar de la intervención política o las relaciones personales. Por eso Sociofobia, en segundo lugar, realiza una ambiciosa reevaluación crítica de las tradiciones políticas antagonistas para pensar el postcapitalismo como un proyecto factible, cercano y amigable.
César Rendueles
Girona, 1975
»César Rendueles
Creció en Gijón pero vive desde hace casi veinte años en Madrid. Es doctor en filosofía y trabaja como profesor en el departamento de teoría sociológica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. También ha sido profesor en la Universidad Carlos III de Madrid y conferenciante invitado en varias universidades españolas y latinoamericanas.
Fue miembro fundador del colectivo de intervención cultural Ladinamo, que editaba la revista del mismo nombre, y durante ocho años se encargó de la coordinación cultural y la dirección de proyectos del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ha escrito sobre cuestiones relacionadas con la epistemología, la filosofía política y la crítica cultural en diversas revistas especializadas. Ha publicado dos recopilaciones de obras de Karl Marx: una antología de El capital y una selección de textos sobre la teoría del materialismo histórico. También se ha encargado de la edición de ensayos clásicos de autores como Walter Benjamin, Karl Polanyi o Jeremy Bentham. Ha desarrollado una extensa labor como traductor y en 2011 comisarió la exposición Walter Benjamin. Constelaciones. Escribe habitualmente en su blog Espejismos Digitales.

De Margaret Thatcher a Facebook
La Marea » 10.09.2013

“Aíslame, Fermín” decía Edgardo en la divertida e inquietante obra de teatro de Jardiel Poncela Eloísa está dejabo de un almendro. En Eloísa el personaje de Edgardo pasa más de veinte años en la cama, simulando viajes en tren a lugares como San Sebastián, gracias a un ingenioso sistema de realidad virtual, montado a base de diapositivas y un criado tocando la campana anunciando la llegada a una nueva estación. La obra de Jardiel Poncela nos recuerda que la necesidad de aislarnos y de buscar sucedáneos de la realidad son muy anteriores a internet y las redes sociales. En Sociofobia César Rendueles analiza con precisión quirúrgica y estilo a veces algo complejo los problemas que aquejan a la sociedad moderna. Margaret Thatcher planteaba en los 80 que “no hay tal cosa como la sociedad. Hay individuos, hombres y mujeres, y hay familias”. Ahora en pleno siglo XXI vivimos tiempos de una sociabilidad mediada por todo tipo de nuevos dispositivos electrónicos, de smartsphones a tablets, volcando diversos aspectos de nuestras vidas en ese panóptico voluntario y viertual que son la redes sociales. Rendueles nada contracorriente, por ejemplo planteado que el 15M prosperó y se extendió a pesar de la hiperconectividad activista. Plantea también que internet ha generado una realidad social disminuida, no aumentada, un anatema total en tiempos de celebración del ciberactivismo, el periodismo ciudadano, wikiconstituciones, partidos políticos 2.0. y donde la obtención de un trending topic en Twitter se celebra como una importante victoria política.
Para el autor vivimos la era del ciberfetichismo, que define como la ficción de que las tecnologías de la comunicación y los conocimientos asociados tienen un sentido neutro al margen de su contexto social, institucional o político. Así las cosas, el ciberfetichismo y la sociofobia serían “las fases terminales de una profunda degeneración en la forma de entender la sociabilidad que afecta decisivamente a nuestra comprensión de la política” (página 176). En las páginas de Sociofobia se plantea la necesidad imperiosa de asumir el fracaso de la utopía de libre mercado y las ideas neoliberales. Las terribles consecuencias de los dogmas de la utopía neoliberal son crisis especulativas cada vez más destructivas y virulentas. Rendueles revindica la lucidez de creadores como Pasolini, pionero en denunciar los efectos destructivos del consumismo en nuestras sociedades. Uno de los aspectos más destacables de Sociofobia es la apuesta por un activismo y cambio político postheroíco. Según Rendueles “los anticapitalistas entendieron que, en realidad, los grandes dramas de nuestra era […] son cuestiones sencillas de resolver con unos pequeños ajustes: apenas un cambio en la propiedad de los medios de producción y algo de ilustración” (página 31). En esa línea argumental alejada de la revindiación del martirologio en la izquierda, Rendueles recupera una conversación con Carlos Fernández-Lliria donde el filósofo le planteaba que las ideas socialistas son “para personas que necesitan unas vacaciones del mercado laboral, el consumo, la publicidad e incluso el ocio” (página 152).
No podemos sobrevivir sin la ayuda de los demás, por lo que Rendueles revindica una ética del cuidado como la ideología y la práctica que deben guiar nuestra acción colectiva para conseguir un tipo de relaciones antagónicas a las del capitalismo, es decir alejadas del individualismo y la desigualdad material. De manera consciente o inconsciente Sociofobia se complemente casi a la perfección con uno de los best-sellers más inesperados de los últimos tiempos, En deuda de David Graeber, que es otro lúcido análisis de las funestas concecuencias del fundamentalismo de mercado. Pero donde Graeber idealiza de alguna manera el “comunismo cotidiano” de nuestras relaciones más proximas (familiares, afectivas) Rendueles finaliza Sociofobia alertando sobre la complejidad de las relaciones comunes “que ni hoy ni nunca alcanzaremos a entender plenamente”.

Entrañable recibimiento a ‘Corsarios’ en la Seminci

Entrañable recibimiento a ‘Corsarios’ en la Seminci | Tam-Tam Press
Entrañable recibimiento a ‘Corsarios’ en la Seminci

Arturo Dueñas (director de `Corsarios´) y Javier Angulo (director de la Seminci) durante el estreno. Foto: L. Fraile.
Arturo Dueñas (director de `Corsarios´) y Javier Angulo (director de la Seminci) durante el estreno. Foto: L. Fraile.

La presentación de este documental de Arturo Dueñas, realizada el lunes en una “sesión golfa” –que comenzó a las 23.59 horas de la noche y que acabó a las 2.30 horas de la madrugada– en el Teatro Zorrilla de Valladolid, contó con la presencia de un nutrido grupo de personas vinculadas a la compañía de teatro que fundó el desaparecido Fernando Urdiales.
Por LAURA FRAILE
(ultimocero.com)
Han tenido que pasar tres años y medio para poder asistir a su estreno, pero la espera ha valido la pena.Este lunes 21 de octubre, por la noche, el cineasta Arturo Dueñas presentaba al fin el resultado de un documental en el que se recoge la historia de esta compañía teatral, que hasta el año 2009 fue dirigida por el fallecido Fernando Urdiales. El estreno contó con muchas caras amigas del gremio que, además, están presentes en el documental; desde corsarios como Jesús Peña, Luis Miguel García, Cristina Calleja o Javier Semprún, hasta el director de las Jornadas sobre Teatro Clásico de OlmedoGermán Vega o el crítico teatral Carlos Toquero.
Antes de su proyección, hubo una breve presentación en la que participaron tanto Arturo Dueñas como Javier Angulo, director de la Seminci. “Debo afirmar que Arturo es un hombre persistente, ya que lleva tres años intentando presentar este documental”, indicó a modo de comienzo Angulo, refiriéndose a continuación a una añoranza especial: “Una de las cosas que envidio es no haber vivido esa época aquí con ustedes; una época que era bohemia, golfa…”. Aludió también el director del festival cinematográfico a las sucesivas intentonas para que se materializara la proyección de este documental: “El año pasado Arturo estuvo a punto de tener acabada la película. Este año, por enero, me dijo: creo que la tengo. Una vez acabada, vino a verme y me pidió dos cosas: una era que se hiciera el estreno en el Zorrilla, ya que el documental está lleno de este teatro antes de que fuera convertido en una bombonera. La otra, que se proyectara en una sesión golfa. Arturo ha conseguido las dos cosas, soy un hombre fácil”.
A continuación Arturo tomó el turno de palabra para desvelar cómo habían sido los últimos pasos dados para tener listo este trabajo: “Hasta las 12 horas de la mañana no ha estado listo. Ha sido un trabajo arduo, de tres años y medio, en el que he querido rendir un homenaje a Teatro Corsario y al espíritu Corsario; también a la gente que lo deja todo y emprende un camino apasionado sin saber adónde va a llegar“, comentaba el director de este documental antes de hacer un agradecimiento especial a dos personas:Nieves Centeno y Nicolás de la Rosa. “Casi todo el mundo de esta ciudad ha pasado por Corsario. Lo que he grabado no da para una película, sino que daría para un culebrón de televisión o una serie”, continuaba Dueñas. “La primera versión duraba 170 minutos, pero la he recortado. Para mí está completa, no es un work in progress, pero estoy abierto a que, una vez vista la película, me deis vuestra opinión para mejorarla”, terminaba indicando antes de dar paso a la proyección.

El documental

El documental `Corsarios´ comienza con unas imágenes del tanatorio San José, que es el lugar desde el que se retransmitió la muerte de Fernando Urdiales, episodio que da pie a hacer un breve recorrido biográfico de este director teatral a través de la repercusión mediática de su fallecimiento. A lo largo de su desarrollo se entrelazan entrevistas de personas estrechamente vinculadas a la compañía con imágenes de la representación y del montaje de buena parte de sus obras, lo que permite al espectador adentrarse en la intimidad más profunda de la compañía.
`Corsarios´ es un homenaje a los años en los que Juan Antonio Quintana empezó a dirigir el Aula de Teatro de Valladolid, a esos “luminosos días oscuros”, tal y como apunta el poeta Juan Carlos Valle en una de las entrevistas realizadas para el documental en el Cafetín. También es un homenaje a esos años en los que los jóvenes “aún tenían una inquietud por ir al teatro”, como indica el actor Pedro Vergara.
Uno de los testimonios que aparecen a lo largo de varias veces en este documental es el del actor Luis Miguel García. A lo largo del transcurso de esta obra, éste describe cómo fue su entrada en el Aula de Teatro, donde aprendió a bailar al tiempo que iba perdiendo la timidez inicial, al tiempo que se va introduciendo en sus experiencias dentro de Teatro Corsario, compañía desde la que acabó convirtiendo a esta disciplina artística en una parte imprescindible de su vida.
Entre entrevista y entrevista, el documental muestra breves escenas de buena parte del repertorio de la compañía. Una de las primeras obras recogidas es `La caza del Snark´. “Fue un fracaso tremendo”, sentencia con honestidad Javier Semprún durante una de sus intervenciones, momento que aprovecha para aclarar el modo de funcionamiento de este grupo teatral: “Corsario siempre ha sido democrático en eso, y también comunista. Nunca ha habido clases; cobramos igual los técnicos y los actores”.
La compañía, que decidió llamarse como se llama gracias al libro `Escritos Corsarios´ de Pier Paolo Pasolini, contó desde el primer momento con la dirección de Fernando Urdiales, que después de haber estado varios años ejerciendo la Psiquiatría pidió una baja y empleó este dinero para poner en marcha este proyecto. Así fue como fueron naciendo unas obras que los actores, debido a la falta de un mejor espacio, ensayaban en casas de amigos. Eran espectáculos que iban representando en los pueblos y los barrios, “allá donde no iba el teatro”, en palabras de Miguel Ángel Pérez (Maguil), otra de las personas entrevistadas en este documental.
Especialmente interesante es la recuperación de escenas de obras como `Para terminar con el juicio de Dios´, que fue representada en la cárcel vieja en compañía del grupo Qloaqa Letal, o de la polémica`Insultos al público´. También se muestran escenas del nuevo rumbo de la compañía, cuando decidió centrarse en el Teatro Clásico, destacándose una de sus obras más representadas: `Pasión´, que es analizada en este documental por el historiador Enrique Gavilán.
A lo largo de este trabajo se incluyen también las entrevistas realizadas a varios de los actores que se fueron incorporando a Teatro Corsario a lo largo de los años, como es el caso de Javier Juárez, Carlos Pinedo, Ruth Rivera, Julio Lázaro, Jaime Rodríguez, Cristina Calleja o Verónica Ronda, quienes aprovechan sus intervenciones para narrar cómo fue su toma de contacto con Urdiales.
Todo acaba llevándonos hasta algunas de sus últimas obras, como la de `La barraca de Colón´, en la que se ofrecía un recorrido por la figura del conquistador a través de una compañía de circo ambulante de medio pelo, momento del documental en el que interviene el historiador Jesús Varela para desvelar algunos detalles de los últimos días de Cristóbal Colón. También se alude a la representación de `El caballero de Olmedo´, una obra que fue estrenada en ese único pueblo “donde el público se sabe el texto de memoria”, en palabras de Urdiales.
`Corsarios´ recoge también cómo se vivió entre la compañía la muerte de su director, así como el último adiós realizado por sus actores, materializado en la obra `El gran viaje´. Este documental, en resumen, constituye un sentido recorrido por la trayectoria de esta compañía teatral vallisoletana y un acto de verdadero amor por el teatro y por sus protagonistas. También es el retrato de una época que sin duda ha influido en todo lo que ahora somos o en lo que, en algunos casos, hemos dejado de ser.
Para aquellas personas que no hayan tenido ocasión de asistir a este estreno en “sesión golfa”, cabe recordar que habrá una nueva proyección del documental que está prevista para este viernes 25 de octubre a las 19 horas de la tarde en el Aula Mergelina de la Facultad de Derecho.
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jueves, octubre 24, 2013

"Soy un constructor" dice Jørn Utzon

"Soy un constructor" | Edición impresa | EL PAÍS


"En el mundo, en los últimos 40 años hemos construido más que en toda la historia", declara uno de los artífices de la arquitectura, el danés Jørn Utzon, que cumple 85 años el miércoles, y que ha levantado tan sólo una torre de hasta 12 plantas. "Los rascacielos sólo me gustan los míos e hice uno, muy bonito, una suma de apartamentos distintos, y el resto quedó en proyectos".
Utzon habita la mayor parte del año "en el paraíso", dice, en Can Feliz,Felanitx, en su nueva casa y última obra, de 1994, un espacio utilitario que representa un manifiesto de estética y sencillez. Son volúmenes de piedra arenisca desnuda con grandes ventanales abiertos entre columnas. "La gente decía: 'Está inacabada, falta blanquearla", indica.
El padre de la Ópera de Sidney, estrenó en 1973 su primera casa mallorquina, Can Lis, sobre el mar, en Portopetro, un lugar de peregrinaje. "Veníamos desde Australia, en 1967, y mi mujer, Lis, dijo: 'Yo quiero vivir aquí'. Hallamos una parcela fabulosa. Éste es el lugar. Antes veníamos de vacaciones, luego medio año; ahora, más, somos residentes desde 1983", explica Utzon desde su salón abierto a una parte de Mallorca rural y marina, escasamente triturada por el turismo.
Jørn Utzon no abandonó su primera célebre casa por el agobio de las excursiones, ni tampoco por la densidad turística. "La dejamos por la luz. La intensidad luminosa sobre el mar era demasiado fuerte", señala. "Los pescadores daneses tienen los ojos destruidos por esta causa. Aquí, enCan Feliz, tenemos una luminosidad más cálida, sin reflexión ni blancos".
Sin apenas calefacción, ni un ápice de aire acondicionado, los Utzon habitan esta casa de colina, con mucho sol en invierno y sombra en verano. Las ventanas no son practicables y no están protegidas. "Por razón de trabajo. Las mujeres faenan demasiado limpiando puertas y persianas. Con dos puertas es más barato, sin sobrepuertas interiores", dice el arquitecto.
Abunda en detalles: los dobles muros frenan la humedad y el calor, las piedras del suelo -de Santanyí- tienen la misma posición que las vigas curvadas del techo. "Hay que respetar los elementos y proporciones", dice, y muestra en un muro "una ventana sellada, una corrección en la nueva obra. En casas de 500 años también las hay".
Utzon explicó al albañil que iba a construir su casa de Portopetro con terrones de azúcar en un bar. "Es verdad", confiesa, "era la mejor forma de configurar la construcción. En mi ojo interior tenía los modelos prefijados, la casa en posición sobre la costa y el horizonte, con la expresión de los muros y ventanas, las desviaciones de luz. En Can Feliz ya no hay contrastes de luz tan grandes, hemos pensado nuevas soluciones".
El dilema cliente-autor, el premio Pritzker, el conflicto con la Ópera de Sidney lo despeja muy claro. "La situación, el emplazamiento, domina y resuelve. Yo no he tenido muchos problemas, ni tampoco he perdido mucho tiempo".
El autor ha levantado entidades bancarias, parlamentos, grandes teatros y muchas casas y destaca sus viviendas colectivas. "He construido muchas casas y apartamentos en Suecia bajo una idea de organización e integración de diferentes modelos. Viviendas de distintas dimensiones para acomodar familias. He copiado estas agregaciones familiares de las zonas rurales con su sentimiento de solidaridad", apunta.
"Estamos muy contentos de vivir aquí y en todo este tiempo sólo he hecho estas dos obras en Mallorca", explica. "He trabajado en muchas partes del mundo y ahora mis dos hijos arquitectos controlan la oficina. En México, África, China, en colaboración con una organización de Dinamarca, construyen colegios y universidades para jóvenes para aprender a cultivar su país".
Al referirse a los nuevos arquitectos recuerda que en los años sesenta durante el proyecto de Sidney, el estudiante Rafael Moneo acudió a su oficina de Dinamarca para aprender. Utzon sólo admitía profesionales con título. "Por favor, yo pagaré, decía Moneo. Él vino adrede a verme y le acepté. Trabajaba hasta por las noches. Es muy bueno. Muchos de los nuevos arquitectos han tenido proyección y levantan grandes obras porque son artistas. No sucede siempre ni en todos los casos".
La pregunta es automática: ¿Usted se considera un arquitecto-artista? "No, yo soy un constructor. Lo importante y definitorio en las obras son la función, el material y la situación. Los elementos y la reflexión son claves para buscar la solución final, in situ, desde la serenidad".
El peso de las miradas sobre "el solar" lo ejemplifica en la Ópera de Sidney, "con la península, en el puerto, vista de lejos, de noche, de día, da perspectivas poderosas y distintas. Yo veía una escultura, los interiores y las formas exteriores están muy meditados. Expertos han dicho que por primera vez el sol ha visto su luz focal. El mar es su horizonte. No es una escultura en bronce, es una escultura en mármol, con un millón de azulejos", indica su autor.
La Ópera de Sidney no tiene forma de cangrejo, ni de naranja desgajada, o de velas de barco. "Es una esfera a trozos. Sólo en una esfera es posible construir así desde una geometría muy simple. Es un edificio simbólico, con funciones".

En una casa casi desnuda

"Este Premio Pritzker es como las frutas maduras, que llega al final de un proceso, a su tiempo, tras estar en el árbol, por evolución natural", comenta Utzon, de pie, en la despedida, tras la entrevista. En su mesa de trabajo y en el estante se ven cuadros de composiciones coloristas abstractas, collagesde cartulinas cuarteadas, una geometría irregular, que en nada evoca su estilo de construcción.
"Un día me visitó mi amigo Rafael Moneo, tras recibir el Premio Pritzker, y me dijo que estaba incómodo por haber recibido el galardón antes que yo, que era a mí a quien correspondía. Él y su obra son fabulosos. Su Fundación Miró de Palma, también", indica de su ex colaborador, que le ganó el concurso del Museo de Estocolmo. La casa de los Utzon está casi desnuda, sin adjetivos adheridos ni muebles de firma, ni siquiera alguna obra de arte. Tres piezas sueltas son obra del arquitecto y sus familiares. En el ambiente minimalista destacan dos humildes siurells, incógnitas cerámicas baratas mallorquinas, blancas y con brochazos de colores, que sedujeron a Joan Miró, quien a su vez trasladó gestos y formas a sus obras. "Esta piedra es la misma que la que Cristóbal Colon tenía en su casa", bromea. "Una viga era un poco curva y el albañil me dijo, no, es el horizonte del mar". La casa sólo tiene dos escalones, un gran patio delantero de evocación mexicana. Reina el silencio y el olor a pino verde. La mujer del arquitecto, Lis Utzon -que esta semana cumple 84 años-, es escultora, su hija ceramista y pintora, dos hijos y dos nietos son arquitectos. "Me falta un músico", dice. Él sigue estudiando arquitectura, intentando explicar que "lo que no puede ser visto no puede ser dicho".

domingo, octubre 20, 2013

Meada de perro Por Gonzalo Abril

Meada de perro | Periódico Diagonal



El filósofo Carlo Sini narra el siguiente episodio: un perrito encuentra en la calle un sumidero, se acerca, se agacha y orina. Luego se da la vuelta para comprobar y olfatear el resultado. Pero, con evidente asombro, no encuentra su meada, que ha desaparecido por las ranuras del sumidero. ¿Adónde ha ido a parar su meada? ¿Por qué no está allí? Durante un rato le da vueltas al problema, mira, husmea, araña e inspecciona el lugar con aire enfadado. Al final se marcha “con una expresión abatida en la mirada”. La anécdota le sirve a Sini para ilustrar la idea de que los animales tienen capacidad de “asombro”, pero que éste sólo se produce cuando se quiebra el orden de lo habitual, de lo normal y esperable. El sol, la luna, el frío o el calor, la luz o la oscuridad no le sorprenden, y por tanto ni su curiosidad ni su estado de ánimo se ven afectados por su presencia. Entre los humanos, por el contrario, el asombro puede producirse justamente ante lo familiar y más ordinario, y de esa capacidad, según argumenta Aristóteles en el Libro I de laMetafísica, nacieron la filosofía y el pensar especulativo: “Pues los hombres comienzan y comenzaros siempre a filosofar movidos por la admiración; al principio, admirados ante los fenómenos sorprendentes más comunes”.
Que la sorpresa humana se alimente de la experiencia común y esperable, antes que de lo extraordinario, puede causar a su vez sorpresa. Pero en efecto es habitual que nos sorprendan los fenómenos más comunes. En nuestros días, por ejemplo, parece sorprendernos que con las riendas del poder financiero y político en sus manos, los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más numerosos y más menesterosos. Que instituciones políticas anquilosadas desde hace más de treinta años practiquen la corrupción sistemática. Que los bancos buenos y malos utilicen el dinero público para acrecentar sus beneficios y continúen desahuciando a miles de personas de forma criminal. Que los varios millones de desempleados no estorben la celebración de una recuperación económica casi milagrosa. Que la derecha gobernante exhiba sus querencias franquistas. Que los crímenes machistas no cesen. Que desde el gobierno se haga mofa del derecho al aborto...
Pero claro, toda esta colección de asombros ante lo que no dejan de ser aspectos de una realidad sociopolítica normalizada (y normalizada en gran parte por los mismos discursos públicos que regularmente muestran su asombro), contribuye a suspender el pensamiento en la impotencia y en la resignación, y no, como de forma optimista pensaba Aristóteles, a incitarlo al conocimiento, a la búsqueda de explicaciones. Porque pensar tales fenómenos en cuanto “normalizados”, esperables, inherentes a los hábitos sistémicos del capitalismo y del orden patriarcal, habría de llevar más allá del asombro a un cuestionamiento moral y práctico de toda esa normalidad “sorprendente”. Y a la búsqueda de un orden social en que, en efecto, tales fenómenos representaran, en su caso, la excepción y no la regla.
No es infrecuente que las víctimas más lastimadas de esta normalidad abyecta invoquen la “falacia de la excepcionalidad” ante las cámaras televisivas: “¿Cómo podía esperar yo, una persona de la clase media, que tenía mi trabajo y estaba pagando mi hipoteca, que me vería acudiendo a un comedor social con mi familia?”. Los medios masivos están especialmente entrenados en amplificar esa seudoexcepcionalidad, en convertirla en la materia misma del “suceso” noticioso. La estrategia contraria, la que muy pocos medios informativos practican, consiste en interrogar por lo que de estructural, de previsible y por tanto de susceptible de abolición, tienen estas situaciones intolerables. Para la industria del infoentretenimiento es mucho más rentable el discurso melodramático de la víctima que se autodefine como un miembro de la clase media atropellada, que el discurso politizado de quien se declarara desde el principio parte de esa clase trabajadora que ha sido derrotada una vez más en fase actual de la lucha de clases. (En este punto coincide conmigo mi hermano Karl Otto de Tréveris, discípulo de Vulsilaïk, prominente, por lo elevado de su columna y de su salvaje vuelo poético, estilita norteño. Y tocayo, por cierto, de otro treveritano ilustre, Karl Marx, a quien aquí quiero rendir homenaje).
Si alguien dice pertenecer a la clase obrera derrotada será visto como un excéntrico y un anacrónico, un caso tan sorprendente como para el perrito de Sini lo era la desaparición de su meada en el sumidero.


GONZALO ABRIL:




Gonzalo Abril es el seudónimo literario de Paulino el Estilita, un anacoreta que se mandó mudar a lo alto de una columna después de ver cierta película de Buñuel, de estudiar el Libro de Job y de caer en la cuenta de que llevaba ya mucho tiempo habitando en medio de un desierto, el desierto de lo real. No vive aislado ni atrapado en red social alguna. Se mantiene en contacto con otros hermanos estilitas, como Wenceslas el Severo, su único lector conocido, que frecuentemente discrepa de sus opiniones. Se mantiene también, en el sentido alimenticio, de pura lechuga. Sobra decir que aborrece el mundo del que, por ello mismo, se considera contemporáneo.

sábado, octubre 19, 2013

"Lento proceso" de JOSE LUIS CANCHO, en Papeles mínimos

"Lento proceso" y Papeles mínimos
Un libro cuya lectura es inolvidable



«Escribir siempre fue una profesión en crisis, pero al hacerlo no te lo planteas»
José Luis Cancho, durante una presentación de su última novela, 'Lento proceso'. :: Morella Muñoz-Tebar T



Lento proceso es el título de la novela de José Luis Cancho con la que se inaugura la trayectora narrativa de la editorial madrileña Papeles mínimos. Esta es la sinopsis: "Un escritor en crisis busca lejos de su medio habitual la inspiración perdida. Retirado en un hotel vacío frente a una playa desierta, terminará comprobando que el mundo se ha reducido a su pequeña habitación, donde pasa las horas contemplando el mar, reflexionando y esforzándose en escribir. En Lento proceso se desvela el vínculo que conecta el pasado y el presente, el conocimiento de uno mismo y el empeño literario de construir una nueva obra". Para más información sobre la obra o la editorial este es su correo electrónico: papelesminimos@telefonica.net


ENTREVISTA:

TERATURA

«Escribir siempre fue una profesión en crisis, pero al hacerlo no te lo planteas»

El vallisoletano vuelve a la novela tras nueve años sin publicar con 'Lento proceso', una historia sobre la propia escritura

19.09.13 - 21:20 - 


Son muchos los géneros y los contenidos que llenan las páginas de los libros y agradan a los lectores. Pero no tantas hablan del mero hecho de escribir, del periodo que va desde que el autor tiene una idea hasta que consigue plasmarla en el papel. O de esos momentos frustantes en los que nunca llega la inspiración y la papelera no puede seguir tragando más celulosa arrugada. Todo esto es lo que se planteó el escritor José Luis Cancho para escribir su novela 'Lento proceso' (Papeles Mínimos, 2013) una historia de búsqueda de la musa ausente y los largos periodos de los escritores para amueblar su mente.
–¿Por qué hablar de cómo escribir una novela?
– Es una de las claves de este libro. Yo tengo una teoría. Ya sabes que siempre se ha dicho que el crítico es un novelista frustrado. Pues a mí me ocurre justo lo contrario, soy un crítico frustrado que escribe libros y de ahí que me interese ver cómo funciona por dentro la novela. Y este aspecto reflexivo viene precisamente de eso, A mí me interesa la crítica como género. Es uno de los más complicados y esa afición se transparenta en la obra.
¿Le ocurre lo mismo que al protagonista, sufre ese 'Lento proceso' cuando tiene una historia?
–De alguna forma sí. Es una de las cosas en las que más me transparento. Ese proceso de maduración de la idea, de reflexión sobre la propia obra, la lentitud... Probablemente sea una de las novelas más autobiográficas en ese sentido. Es una historia muy reflexiva.
–Peter Handke, Nabokov, Tanizaki... son varios los autores que menciona a lo largo de la obra, ¿qué función cumplen?
–Para mí son como pequeñas dosis de inspiración. Memorizo las citas y sus obras y sé que en algún momento aparecerán y me darán una idea. Los autores que reflexionan sobre su obra suelen reconocer la influencia de otros autores. Esto también me viene de mi papel de crítico frustrado... La novela es una especie de urdimbre y las citas son los nudos que van armando la obra.
–¿Por qué esos cambios en la voz narradora, que pasa de la tercera persona al 'tú' y luego al 'yo' en el cierre autobiográfico?
–Frente a la idea de la novela coral en la que cada capítulo toma la palabra un personaje, la idea era darle al mismo protagonista voces distintas. Hay un proceso de acercamiento hacia sí mismo, por eso ese cambio del 'él' al 'tú' y después al 'yo'.
–¿Necesita esa quietud y ese silencio para dar forma a sus ideas?
–Sí, en ese sentido también soy como el protagonista. Necesito tranquilidad, un espacio silencioso donde abstraerme. Hay quien escribe aunque no esté en una situación así. Bueno, un claro ejemplo sois vosotros los periodistas, que podéis estar rodeados de ruido y aún así abstraeros para concentraros en vuestro trabajo.
–Pero el protagonista encuentra la inspiración en las mujeres que se va encontrando...
–Si, son un elemento muy importante en la novela. Yo diría que el libro tiene algo de recuento sentimental con las relaciones que a través de ellas se establecen con el pasado o la seducción que ejercen sobre el protagonista. Es como si, en esa búsqueda del protagonista de su 'yo' creador, cada mujer guardase una porción de su personalidad y el las va descubriendo.
–Viendo todo lo que vive el protagonista en busca de esa inspiración, ¿los escritores que escriben un libro al año cómo mantienen la calidad?
–Bueno, es un proceso distinto al 'lento' que describo en la novela. Les envidio porque tienen esa facilidad. No tienen porqué perder calidad, hay magníficos escritores que escriben un libro al mes, aunque no todas pueden ser obras maestras, evidentemente.
–Ahora se dice que es complicado dedicarse a la cultura en general pero salvo contadas excepciones, ser escritor siempre ha sido una profesión en crisis.
–Siempre ha sido complicado sí, pero cuando escribes no te planteas el efecto, simplemente lo haces. La gente no deja nunca de escribir, la inspiración siempre está ahí
–¿En qué momento decide ser escritor?
–No sabría decirte. Soy un escritor tardío, quizás la experiencia que tuve cercana a la muerte me hizo dar el salto (fue arrojado por la ventana de la Jefatura Superior de Policía, ubicada en la calle Felipe II, tras ser arrestado en 1974). Me cambió la perspectiva y ayudó a sacar lo que llevo dentro.
–¿Tiene consejos para los que se están planteando lo mismo?
–Bueno, ser escritor suele conllevar soledad, pero recomiendo ponerse en contacto con colegas, preguntar y comparar textos. Ya no hay tertulias, algo que habría que recuperar.

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